La habitación de la casa asturiana (en venta) donde Franco pasó su noche de bodas
Oviedo
La familia sacó al mercado el palacete hace un año y medio por cinco millones de euros y luego lo rebajó a tres millones, pero sigue sin venderlo
24 Feb 2020. Actualizado a las 05:00 h.
Francisco Franco y Carmen Polo se casaron en Oviedo hace casi 100 años, el 16 de octubre de 1923. Ella tenía 23 años y él, al que la familia Polo apodaba despectivamente El comandantín (obviamente más tarde se guardarían sus opiniones), había cumplido los 30. El enlace se celebró en la iglesia de San Juan el Real y la noche de bodas transcurrió en el palacete asturiano de la familia materna de Carmen Polo, La Piniella. Según contaba Carmen Polo en una de las escasísimas declaraciones públicas que hizo, esa primera noche ambos estuvieron rezando cuatro rosarios de rodillas. No se sabe si antes o después del asunto.
La madre de Carmen, Ramona Martínez-Valdés y Martínez-Valdés (1870-1914), perteneciente a una antigua familia de San Cucao (Llanera) había fallecido en 1914, cuando ella solo tenía 13 años de edad. De la niña y sus tres hermanos, Felipe, Isabel y Ramona se hace cargo su tía Isabel Polo.
Con el tiempo, Carmen Polo recibiría en herencia La Piniella, donde además los Franco pasarían temporadas y el dictador se aficionaría a la pesca del salmón. Tras la muerte de Carmen Polo, la finca pasó a formar parte de extenso patrimonio de la familia Franco, en manos de los siete nietos: José Cristóbal, Carmen, Arancha, Merry, Mariola, Francisco y Jaime. Ahora intentan deshacerse de ella, hacer caja y de paso reducir los considerables gastos que produce su mantenimiento.
La familia Franco no encuentra, un año después de ponerlo en venta, comprador para la casina, como la llaman. De modo que decidió rebajar el precio hasta los 3 millones de euros, de un precio de salida de 5 millones.
Se trata de un palacete de 360 metros cuadrados construidos en 2 plantas más bajocubierta, 7 habitaciones, 6 baños, terraza y una gran parcela llana de 300.000 metros cuadrados con arbolado decorativo y frutales.
Según aseguran los Franco en el anuncio que publican, es de una «impresionante casa solariega asturiana en un entorno idílico». A la edificación, de planta rectangular, se accede mediante un paseo flanqueado por una hilera de árboles y vegetación. La casa no es visible desde la carretera, «lo que le concede una agradable sensación de paz e intimidad», dicen los propietarios.
La fachada principal cuenta en la entrada con un porche sujeto por cuatro columnas, así como un gran escudo labrado en piedra en un lateral. La fachada posterior tiene una antojana en el piso bajo, que da salida a la zona de la cocina, y un corredor abierto con barandilla de madera en el primer piso.
En la planta baja hay un vestíbulo del que parte la escalera de castaño, y a derecha e izquierda, sendos comedores, muy grandes, ambos con chimenea. La gran cocina, con fogón antiguo de carbón, se sitúa también en esta planta baja, donde también hay una zona de almacén y despensa, así como un cuarto de baño completo.
En la primera planta están los dormitorios principales y 5 cuartos de baño. El dormitorio principal es de grandes dimensiones, con dos baños en suite, doble orientación y una galería abierta. En la última planta hay también 2 dormitorios y otro cuarto de baño.
Dentro de la finca, de 30 hectáreas, también hay otras edificaciones: una gran casa con una cuadra anexa, un palomar, un lavadero, un gallinero y una edificación a modo de almacén.