Estos son los tesoros de Oviedo a los que no estás prestando la atención que deberías

La sorpresa fue doble. Por un lado, todo el concejo quedó conmocionado por el accidente de uno de los «mayorinos» del Angliru, que empotró su coche contra la fuente de Cuatro Caños provocando graves daños materiales. Por otro, muy pocos sabían que se trataba de un monumento levantado en 1.790 por el arquitecto Manuel Reguera y que cuenta con la máxima protección de Patrimonio, que lo ha catalogado como bien de interés cultural (BIC).

A esta sorpresa la pueden acompañar otras si se repasa la lista de 37 elementos del concejo de Oviedo que cuentan con esta denominación. Todos se han ganado, por su importancia y su valor como herencia cultural, la máxima protección recogida en la Ley de Patrimonio Histórico España. Esto les proporciona, sobre el papel, el grado de atención más alto de las administraciones públicas.

Pero mientras una buena parte de ellos son muy apreciados por los vecinos y un auténtico reclamo para los turistas. Otros pueden pasar desapercibidos incluso para los propios residentes del concejo. Monumentos naturales, edificios religiosos y joyas de la arquitectura a los que, probablemente, no estamos prestando tanta atención como merecen.

Prerrománico

Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo, San Julián de los Prados y la fuente de Foncalada. El póker de ases del prerrománico ovetense cuenta con la máxima protección de Patrimonio. Y también otras construcciones de esta época que no son tan conocidas, como la iglesia de Santa María de Bendones. También la Cámara Santa de la Catedral data de este periodo aunque muchos creen que es posterior.

En esta lista están también algunos de los reclamos más importantes del concejo, el Museo Aqueológico de Asturias. Es posterior pero también recibe miles de visitantes al año, Ocupa el monasterio de San Vicente y está junto a la iglesia de Santa María La Real de La Corte, que también tiene la categoría de BIC.

 Arquitectura singular

Algunos de los elementos arquitectónicos más singulares señalados por Patrimonio, no obstante, no han llegado a nuestros días en las mejores condiciones. Es el caso de antigua muralla romana o el acueducto de Los Pilares. El efecto de los años y de la piqueta han minado estos monumentos, que conservan apenas una parte de su estructura.

En una situación de ruina se encuentra también la Plaza de Toros. Cerró en 2007 y desde entonces se ha ido deteriorando hasta convertirse en una colección de maleza y desperfectos junto al viejo HUCA, que no cuenta con la catalogación de interés cultural pero comparte el mal estado de conservación del coso.

Monumentos naturales

La mayor parte de los monumentos ovetenses de gran valor que más desapercibidos pasan se encuentran en este apartado. La cueva de La Lluera, que acaba de abrirse al público de nuevo, es la principal excepción. El Picu Berrubia, en Las Covadielles, y la cueva de Las Caldas, en Piñera, también están en la lista.

No obstante, al repasar este tipo de elementos se dejan de lado con frecuencia estas joyas y la mirada se va a las casonas, palacios o fuentes (como la de Cuatro Caños o la de Pando). Tampoco es habitual que la ciudadanía tenga conciencia de la importancia patrimonial de otros edificios más modernos, como la antigua cárcel o el viejo hospicio de La Reconquista, hoy convertido en hotel.

Edificios religiosos

De entre los edificio que reciben la máxima protección patrimonial, buena parte son construcciones religiosas. San Isidoro, San Tirso, Santo Domingo o San Juan de Priorio son algunos de los templos repartidos por todo el concejo de Oviedo que alargan la lista de bienes de interés cultural. 

Una relación de monumentos en la que nombres muy populares eclipsan a otros menos conocidos y que, sin embargo, merecen todo el aprecio de vecinos y visitantes y todas las atenciones de las administraciones públicas.