La Voz de Asturias

Un monumento histórico de cinco siglos condenado al olvido

Oviedo

Claudia Granda Oviedo
Acueducto de Los Pilares

El acueducto de Los Pilares, en Ciudad Naranco, permanece a la sombra de la arquitectura prerrománica ovetense

10 Nov 2018. Actualizado a las 05:00 h.

Si hay un arte arquitectónico que destaca en Oviedo ese es, sin duda, el prerrománico. San Miguel de Lillo, Santa María del Naranco o San Julián de los Prados son los monumentos que se sitúan en la lista «Qué visitar en Oviedo» de todo turista que se precie. Sin embargo, existen otras construcciones centenarias tan impresionantes como las prerrománicas que se encuentran a la sombra de su esplendor.

Escondido en la ciudad, casi mimetizado con la arquitectura actual y olvidado por muchos se encuentra el acueducto de Los Pilares. Cinco arcos se mantienen en pie de lo que fue el acueducto de mayor envergadura construido en el siglo XVI. Este sistema fue el principal suministro hidráulico de Oviedo hasta 1874, año en el que se le condenó a su desaparición.

El acueducto, conocido popularmente como el de Los Pilares debido a su longitud y cantidad de arcos, se construyó en sustitución al anterior, fechado en época de Alfonso II (760-842) y construido por el arquitecto Tioda. El crecimiento de la ciudad en el siglo XVI propició el nuevo proyecto en 1564 que inicialmente sería encabezado por el maestro cantero Juan de Cerecedo. Tras su muerte, en 1568, toma el relevo su sobrino Juan de Cerecedo el Joven.Pero en 1587 se detectaron importantes fallos en su estructura que obligaron a demoler la construcción.

En 1588 el maestro fontanero Gonzalo de la Bárzana lidera el proyecto, que finaliza en 1601. El acueducto contaba con 390 metros de longitud, diez de alto y un total de 41 arcos. Su canalización acercaba el agua de Ules, Boo, Naranco y Fitoria hasta la Puerta Nueva. Su funcionamiento duró hasta 1874, cuando la evolución y el crecimiento de Oviedo con la llegada del ferrocarril lo dejaron totalmente obsoleto.

 De sistema hidráulico a monumento histórico y artístico

En 1914 un informe reclamaba al alcalde de Oviedo el derribo del acueducto. Las obras darían empleo a unos 50 trabajadores y los materiales extraídos aportarían 5.000 pesetas a la ciudad. En 1915 tiene lugar el derribo. Las primeras piedras comienzan a caer el 11 de enero ante la atenta mirada de los vecinos y eruditos que durante más de diez años lucharon para mantener en pie la construcción. Las obras se paralizaron al llegar a las vías del tren, a la altura de la calle Independencia.

El problema para el Ayuntamiento llegó cuando la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando emitió un informe de obligada solicitud en contra del derribo. Así fue como en marzo de ese mismo año finalizó su demolición, dejando en el barrio de Ciudad Naranco los cinco arcos de este gran monumento histórico que, a día de hoy, se encuentra ensombrecido por el prerrománico ovetense. El 26 de noviembre de 1915 fue declarado Bien de Interés Cultural. 

 


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