«En Oviedo y en Asturias decimos más 'se va a hacer pero no se hace' que 'se iba a hacer y se hizo'»
Oviedo
Javier Calzadilla repasa el conjunto arquitectónico ovetense y valora los nuevos proyectos que le esperan a la ciudad
17 Sep 2018. Actualizado a las 05:00 h.
Javier Calzadilla es de esos arquitectos que no se jubilan. Con 76 años, aún pasan proyectos por su mesa y no abandona los paseos por Oviedo. Nació en Tineo y estudió en Madrid, pero la capital asturiana es la ciudad donde ha vivido, trabajado y estimulado su creatividad de urbanista. Conoce sus calles y su sociedad. La afición a la música, cultivada desde niño, le ha llevado a ser tesorero de la Asociación Asturiana de Amigos de la Ópera.
- ¿Qué queda del Oviedo de hace medio siglo en el actual? ¿Tiene sentido aquella etiqueta del oviedín?
- En muchos aspectos, no queda nada. Sobre todo, del oviedín aquel que crecía mirándose el ombligo, si es ese al que se refiere. En efecto, Oviedo vivió y creció durante mucho tiempo de espaldas al resto de la región, sin darse cuenta (o negándose a ello) de que ser capital de la provincia suponía unos derechos, sí, pero también unas obligaciones. Nunca ejerció de tal.
- ¿Por qué lo dice?
- Todos los equipamientos, desde la absurda ubicación del campus universitario que el plan general de 1966 situó en El Cristo, lejos de cualquier acceso razonable desde el resto de la provincia, se realizaron sin tener en cuenta que no eran solamente para ese oviedín, sino que también habrían de ser equipamientos provinciales. Aquellos absurdos provocaron apetencias y reivindicaciones por parte de municipios vecinos que acabaron con la privilegiada situación inicial (tres ciudades con vocaciones diferentes, perfectamente complementarias, comunicadas por una autopista de 28 kilómetros) para pasar a la actual, con todos queriendo todo para sí, aunque lo que se demande lo tenga ya el vecino, tan próximo y tan lejano. Hoy me parece que ese oviedín ha desaparecido y sólo queda en el corazón y la cabeza de algún nostálgico. Pero la situación no tiene, por desgracia, vuelta atrás
- ¿Fueron las peatonalizaciones el gran corte, el momento en que la ciudad empezó a pensar en sí misma de otra forma?
- Las peatonalizaciones comenzaron siendo alcalde Antonio Masip y Gabino de Lorenzo las amplió hasta completar todo el ámbito del Oviedo Antiguo. Creo que en ambos casos fueron un acierto, y ambos alcaldes tuvieron, además, el mérito de no dejarse amilanar por las críticas que en un principio despertaron sus decisiones. Hoy es unánime la postura favorable de todo el mundo, de los que aquí vivimos y de quienes nos visitan. Y no es que la ciudad comenzara a pensar en sí misma de otra forma: es que los ciudadanos comenzamos a pensar en nuestra ciudad de manera diferente.
-Ahora se anuncia otra oleada de medidas favorables a los peatones, las bicis y al transporte público y contrarias a los coches. ¿Qué le parece?
- Cualquier medida que contribuya a hacer más amable la ciudad para los peatones me parece bien. Otra cosa es cómo se hace. Oviedo está pendiente estos momentos de varios asuntos fundamentales para su futuro: el plan de movilidad, el desarrollo de los ámbitos del antiguo HUCA, la Fábrica de Armas, la fábrica del gas, el acceso por la antigua autopista… y la modificación del plan general de ordenación, que ha de englobarlos a todos y relacionarlos entre sí. Me parece que realizar acciones parciales, sin pensar en la totalidad, no es una buena medida. La peatonalización es deseable, pero hay que llevarla a cabo dentro de una acción de conjunto.
- Hablemos de esos grandes cambios urbanísticos pendientes. Empecemos por el viejo HUCA. ¿Cómo están llevando el proceso las administraciones implicadas? ¿Le gustan los proyectos surgidos del concurso de ideas?
- El nuevo HUCA entró en servicio hace cuatro años, y lo hizo sin que se hubiera decidido el destino del conjunto de El Cristo. Fue una falta de previsión lamentable para un ámbito estratégico tan importante para la ciudad y todo su ámbito de influencia, que ha llevado al deterioro inevitable del mismo y a las razonables protestas de diversos colectivos. Ahora, después de diversos y fracasados intentos, parece que la solución está más cerca para esta área, que es un importantísimo espacio de oportunidad. Se plantea el desarrollo de un campus universitario en la zona y la creación de una senda cultural que va a parar al nuevo bulevar y a la fábrica de La Vega. Creo que es una propuesta razonable (excepto en la previsión de construcción de viviendas en una parte del ámbito) y perfectamente asumible, tanto por el planteamiento general como por su coste, aunque podría haber sido mejorada incorporando alguna de las sugerencias de otros concursantes.
- Otro lugar especial es la Fábrica de Armas. ¿Qué haría usted ahí si le dejaran?
- No hace falta insistir en la importancia que la Fábrica de Armas tiene como espacio de oportunidad para Oviedo y para todo el conjunto del área central. Es una ciudad dentro de la ciudad de Oviedo. Lo primero que hay que hacer es conseguir que su propiedad pase al Ayuntamiento y después pensar en sus usos (que pueden ser muchos y muy diversos) dentro de los que el plan general establezca como más convenientes relacionándolos con los del resto del concejo y, más allá, de todo el área central. Respecto a su propiedad, yo he defendido y defiendo con datos que hay razones morales, éticas y hasta legales para que ese espacio sea cedido gratuitamente por el Ministerio de Defensa, que dice ser su actual propietario. En todo caso, creo que el equipo de gobierno está llevando hasta ahora adecuadamente las gestiones con el Ministerio.
- ¿Es factible el nuevo bulevar de entrada a la ciudad siguiendo el trazado actual de la autopista?
- Es un tema sobre el que no soy nada optimista. Creo que ya la elección del propio nombre condicionó las posibles soluciones que surgiesen del concurso de ideas. Bulevar, según la RAE, es una calle generalmente ancha y con árboles o un paseo central arbolado de una avenida o calle ancha. Pues bien, si se trataba de dar solución al acceso a Oviedo por la antigua autopista, ¿por qué habría de ser, necesariamente, alguna de esas dos cosas? La idea ganadora del concurso me pareció, desde un principio y a falta de conocer el proyecto de ejecución que la desarrolle, decepcionante, con propuestas muy discutibles (y algunas, como la del lago, muy difíciles de realizar), sin la deseable conexión con el conjunto de la Fábrica de Armas y manteniendo los tráficos de entrada y salida, aunque se dice que menguados. El proyecto de ejecución, que acabamos de conocer y calcula un gran sobrecoste, no aclara las dudas, sino que las mantiene, sobre la viabilidad de elementos como el lago o el traslado del colector sur.
- ¿Y la Fábrica del Gas?
- Es un ámbito también muy importante, otro espacio de oportunidad, por el valor arquitectónico de algunas de sus instalaciones, por lo que supuso en la historia de Oviedo y por lo que puede suponer para el futuro de la ciudad. Debería pasar a ser de propiedad municipal, pero, al ser privada, el asunto requiere un trato diferente al de la Fábrica de Armas. No obstante, el hecho de que su uso no sea necesario para el desarrollo del negocio de EDP podría hacer más fácil el acuerdo final. Supongo que la falta de noticias se deberá a la lógica discreción con que las partes llevan las negociaciones.
- Una asignatura siempre pendiente es el Naranco, tanto en el entorno de los monumentos como considerado de manera global. ¿Qué hacer para que sea el gran parque suburbano de Oviedo?
- Son dos temas distintos, aunque ambos relacionados con el ámbito del monte. Por un lado, los monumentos: es necesario desviar el tráfico por una nueva carretera que partiría desde el restaurante El Mirador (tal y como propuso Fernando Nanclares hace años) y derribar esa horrible casa que fue en su día vivienda del párroco y que no sé por qué sigue aún allí, entorpeciendo la primera visión de la maravillosa fachada este de Santa María. Y respecto al monte, en su globalidad, sólo hay que hacer una cosa: recuperar el plan especial que en su día redactó Fernández Rañada, ponerse a trabajar sobre él y encajarlo en la modificación del plan general de ordenación. En ambos casos se da, desgraciadamente, algo muy propio de esta ciudad y de Asturias en general: se proponen ideas y se redactan proyectos (magníficos en muchos casos) que quedan olvidados en un cajón. O sea que en el Naranco, como en otras cosas de Asturias, seguimos año tras año con el se va a hacer, pero no se hace. Espero y deseo que alguna vez pasemos al se iba a hacer y se hizo.
- Usted ha trabajado para las administraciones. ¿Qué ha aprendido de la experiencia? ¿Qué se necesita para una toma de decisiones ágil y eficaz?
- Sé lo que es estar a los dos lados de la mesa. Eso me ha servido, en mis etapas de arquitecto funcionario, para ponerme fácilmente en el lugar de quien está sentado frente a ti, actitud que yo recomiendo a todos en general y a los funcionarios públicos en particular. Respecto a la toma de decisiones, hay dos niveles: el del político, que es quien debe tomarlas, y el del funcionario, que debe limitarse a informar. Ese final de los informes del funcionario (que decía: es cuanto puedo informar según mi leal saber y entender; no obstante, usted decidirá) tenía mucho sentido, y me da la impresión de que ahora las funciones y responsabilidades de cada uno, político y funcionario, están poco claras y bastante mezcladas.