«Ser trabajadoras sexuales nos hace sentir libres y empoderadas»
Oviedo
Lucía Fernández, estudiante de Derecho y prostituta, ha pronunciado una charla en su facultad para explicar su forma de vida y reclamar la regularización de su oficio
19 Apr 2018. Actualizado a las 11:32 h.
«Prohibir la prostitución es prohibir a la mujer que se enriquezca a costa de los hombres. Es pedirle injustamente que no saque provecho de su estigmatización». Con esta frase de la escritora Virginie Despentes comenzaba Lucía Fernández su conferencia en el Aula Magna de la Facultad de Derecho, enmarcada en las jornadas Prostitución, derechos y vulnerabilidad: Regular, evitar, prohibir de la Universidad de Oviedo. Lucía tiene 25 años y es trabajadora sexual desde hace dos y medio. Está a cinco asignaturas de terminar el Grado en Derecho. No acude a clases porque teme que los comentarios de terceros la perjudiquen en el ámbito académico, pero hoy ha acudido de nuevo para hablar abiertamente sobre su trabajo.
Esta alumna asturiana de Derecho comenzó a ejercer el trabajo sexual «por una necesidad inmediata de dinero». Tras solicitar una beca Séneca a Barcelona decidió viajar allí con un «colchón económico» que le proporcionó este oficio. No teme a las críticas de la gente por su visión positiva de la prostitución. «No hay ningún problema con que mi discurso y el de mis compañeras anime a otras a entrar en el mundo del trabajo sexual siempre y cuando ellas accedan de una manera voluntaria, libre y conscientes de que esta profesión no siempre es bonita», aclara.
«Mi intención es acercar este oficio a las personas que no tienen un concepto bien definido sobre él. Y porque nos molesta que se hable de nosotras sin contar con nosotras». Lucía Fernández describe su trabajo como un ejercicio de subversión, quebrando el status quo haciendo algo que otras mujeres hacen gratis. Defiende abiertamente la libertad de defender la prostitución siempre que se entienda como prostituta «alguien que elige por su propia voluntad entrar en ese ámbito y decide hasta dónde va a llegar». Para defender su discurso se ha apoyado en varias «compañeras de lucha», como a ella le gusta llamarlas. Otras trabajadoras sexuales de distinta procedencia, edad y color de piel que da su propia visión de la prostitución. «Cuando yo hablo de lo que es ser prostituta siempre se me reprocha que no soy representativa por ser española, de piel blanca y joven. Estos testimonios refuerzan mi punto de vista», añade. «Libre, empoderada, segura de sí misma», son algunas de las palabras que se dejan entrever en la mayoría de testimonios de estas mujeres que, aclara Lucía, son trabajadoras sexuales independientes.
Tal y como explica esta estudiante de Derecho, una prostituta independiente es aquella que organiza su trabajo, su jornada laboral, sus tarifas y atiende a sus propias llamadas. Lucía, como trabajadora sexual independiente, reclama una regularización de tu trabajo. «Reivindicamos nuestros derechos laborales y denunciamos la actitud del gobierno, que pretende echarnos de las calles». Es por eso que ella, como ejercicio de desobediencia civil, asegura no estar dada de alta en el régimen social de autónomos. «No pienso hacerlo hasta que nuestro trabajo esté reconocido».