El cuento de las cuentas
Opinión
09 Jan 2025. Actualizado a las 05:00 h.
Seguro que no serán pocos los que ahora estén pensando que este año tocará cambiar el coche. Habrá quien quisiera que este año fuese definitivamente el de comprar la anhelada vivienda. Tal vez será este el año el de ir a ese viaje tan soñado. Ahora que hay oposiciones puede ser la ocasión de obtener ese trabajo para toda la vida. No conviene soñar como la lechera, lo prudente es ser previsores.
Para el viaje, para la hipoteca, para los plazos del coche hay que hacer cálculos, para eso y para el resto y para todo el año. Muchas cuentas tendremos que echar. Cuentas sobre lo que vamos a ganar y cuentas sobre lo que prevemos gastar. Si no lo hacemos bien podemos llevarnos un chasco. «Hombre prevenido vale por dos».
De idéntico modo a como se hacen las cuentas en la mayoría de los hogares, también el ayuntamiento, la comunidad y el estado están en tiempo de hacer sus cuentas. En el gobierno de la nación dan por sentado que no lograrán aprobar los presupuestos aunque dicen estar en proceso de elaboración. Quienes se dedican a dar opinión sobre las cuestiones de política general hay doble postura, hay quien dice que eso será un desastre para el país y que es motivo suficiente para que el gobierno dimita y quien dice que toda transcurrirá de forma armoniosa con una prórroga presupuestaria.
En Asturias el presidente Barbón logra, una vez más, la aprobación de los presupuestos de su gobierno. La valoración en este caso es igualmente distinta según quien se atreva a opinar, entre el fracaso y el éxito.
En los ayuntamientos hay de todo, como siempre. Los hay que los tienen aprobados antes de finalizar el año, que sería lo deseable y fácil cuando se cuenta con mayoría suficiente. Hay quien los tiene a punto, hay quienes siguen cuadrando números, hay quien no tiene ninguna prisa y les da igual esperar meses.
Para el ciudadano normal esto de los presupuestos le suena más bien raro y difícil de entender. Es más, ni los propios alcaldes llegan a entenderlos ya que la elaboración recae en los técnicos que los cuadran según la ley. El ciudadano normal solo sabe que en el presupuesto del ayuntamiento no figura su calle que está esperando por un arreglo urgente; sabe que la sanidad en Asturias se lleva el gran bocado del presupuesto regional, pero ni así mejorará en este año; sabe que, en el Estado, con o sin presupuestos, aumentarán los gastos en defensa y la deuda pública seguirá asustando.
Hay algo cierto. Si por no aprobarse los presupuestos no puede llevarse a cabo alguno de los proyectos que desearía ejecutar el gobierno el dinero no se esfumará, y puede que quede en los bolsillos de los contribuyentes y eso no es tan grave, digo yo.