Dilemas
Opinión
07 Dec 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Todo dilema es de por si complicado de resolver porque la elección entre dos alternativas de parecida relevancia requiere una mezcla de inteligencia y arrojo poco frecuentes; de tener pesos y brillos muy diferentes las opciones a colocar en la balanza, no habría encrucijada, y sin encrucijada, sin ese punto crítico que exige lo mejor de nuestra respuesta personal, el dilema dejaría de ser grave por definición y hasta perdería el nombre para convertirse en el simple juego de echar la moneda al aire sin riesgo.
Joe Biden, no ha podido mantener su solemne promesa de respetar a la diosa justicia y ha claudicado indultando a su hijo para librarlo de la cárcel. Desde un punto de vista estrictamente ético está cometiendo el fraude de discriminar a los ciudadanos americanos de a pie, cuyas críticas, ante el descaro, se hacen oir a gritos y se seguirán oyendo durante muchos años, la crónica de nuestras vidas resulta hoy imposible de adulterar con verdades a medias, los hechos son espejos de mil caras imposibles de ocultar a millones de ojos. Pero, ¿qué no haría cualquier padre por su hijo en semejante situación? ¿Se le podría exigir heroísmo puro y atenerse a las leyes creadas por los humanos para regular la convivencia entre los humanos? Vistas así las cosas, parece que el impulso de la benevolencia, no menos fuerte que el justiciero, podría perdonar a Biden su debilidad; es indudable que la dolorosa situación planteada lo habrá condenado a largos insomnios antes de decidirse y, aun así, ha preferido pasar a la historia con una visible mancha en la conciencia antes que resignarse a visitar a Hunter entre rejas, como en buena ley le ocurriría cuando en enero deje de ser presidente. Se dice que un padre es capaz de matar por sus hijos, y no digamos ya una madre: de las garras de una loba herida en defensa de sus cachorros líbrenos Dios.
Hablando de Dios y de sus cosas, creo que es en el Génesis donde se narra el episodio blanco de Abraham. De una manera o de otra, los que ya estamos entrados en años recordamos la impresión que nos supuso que fuera requerido por Yavé para que inmolara a su hijo Isaac como muestra de obediencia. Esa imposición nos parecía de una crueldad infinita y desde el cerebro cándido de la adolescencia nos preguntábamos atónitos cómo era posible que el Todopoderoso fuera capaz de someter a un pobre humano a semejante disyuntiva. Y más nos estremecía saber después que un ángel había llegado a detener la mano de Abraham cuando, inflamado de fervor, estaba a punto de degollar al inocente Isaac. Cosas del Génesis y de los libros sagrados de cualquier religión que infiltran en los cerebros frágiles la seguridad absoluta de estar sus vidas a expensas de la voluntad divina.
La leyenda de Guzmán el Bueno y de su temerario desplante ante los felones relata un acontecimiento parecido que por tierras gaditanas gustan de dar también por bueno, lo bueno prestigia. El dilema de sacrificar a un vástago como respuesta a un mandato supremo sospecho que ha sido un invariante donde a lo largo de los siglos hemos reconocido nuestra contingencia. Biden no es un hombre precisamente excepcional ni pasará a la posteridad por anteponer la ética a sus decisiones, sin ir más lejos hace muy poco se comentaba en esta página su incomprensible autorización a Ucrania para utilizar contra Rusia misiles con una capacidad destructiva especialmente brutal. Si se trataba de dejarle la patata caliente a su sucesor, desconsiderando las peligrosas repercusiones que puede acarrearle a Europa una desproporcionada respuesta rusa, asombra el grado de irresponsabilidad que con tal de hacerle daño pueden alcanzar los que odian a su adversario político. No será de extrañar que su currículum se encargue Trump de airearlo a los cuatro vientos para humillarlo ante la historia cuando entre pisando fuerte en la Casa Blanca. Y no digamos ya lo que se podrá encontrar echando un vistazo al dilatado expediente de su hijo, cuya condena actual no se reduce precisamente a unos meses de cárcel, sino que se concreta en bastantes años de reclusión y una multa millonaria. Eso explica que su inseguro padre lo indulte por si acaso con carácter retroactivo desde dos mil catorce, las andanzas del dinámico Hunter no han debido ser ejemplares, su propio nombre delata la afición a la caza, y quien caza a veces dispara en todas direcciones con tal de llevarse la pieza a casa.
¿Con qué nos quedamos entonces a la hora de ponerle el epitafio a Biden? ¿Condena inclemente o perdón clemente? Soy incapaz de contestar, los jueces para emitir sentencias siguen siendo tan imprudentes como innumerables y es mejor dejarles vociferar. En cualquier caso, no me gustaría que la vida me colocara en semejante trance con un hijo, debe sentirse uno partido en dos.