Siempre mirando al futuro
Opinión
22 Oct 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Hace ya unas cuantas décadas —y no quiero pensar en ello demasiado— que los meses de septiembre y octubre son para mí especialmente intensos, que están llenos de emoción, de expectativas, de trabajo y de mucha, muchísima ilusión.
El momento culminante es el de la entrada de los galardonados con los Premios Princesa de Asturias por el pasillo del Teatro Campoamor. Todo el esfuerzo, todos los proyectos y objetivos se ven allí representados. Llegan al teatro los premiados y con ellos se hace realidad nuestro mayor propósito: que la Fundación conceda unos galardones que exalten y promuevan los valores científicos, culturales y humanísticos a nivel internacional y que, de ese modo, se fortalezcan además los vínculos entre el Principado y la heredera de la Corona.
Oviedo —Asturias entera— se transforma ese día para mostrar su mejor cara: la de una tierra agradecida y amante de la cultura, una tierra que celebra los triunfos ajenos y los hace suyos, compartiendo de ese modo las ansias de progreso y el deseo de construir entre todos un mundo mejor, más solidario, más libre. Y disfruta con las distintas actividades que organizamos en la Semana de los Premios, con el concierto en el que participa nuestro Coro, con la entrega del Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias, consolidado ya como un galardón decisivo y que protege e impulsa las mejores iniciativas del campo asturiano.
La Fundación Princesa de Asturias es el resultado de mucha dedicación y mucha reflexión. Pero también, pese a las dificultades, que las ha habido, es el resultado de la entrega, la generosidad, el compromiso y el apoyo de muchas personas e instituciones que han creído en ella. La primera de todas, la Corona, cuyo liderazgo ha sido y sigue siendo imprescindible, como imprescindible es el ejemplo de los premiados. En palabras de Su Majestad el Rey: «Su trabajo constante y fructífero para mejorar la vida de los demás, para ayudar y proteger a los más débiles, para elevar la cultura y ser faro que guíe es ejemplar».
Por eso el día de la entrega de los premios es para nosotros tan especial, esta tan lleno de emoción y supone un momento decisivo en el camino que cada año recorremos, siempre
con esperanza, siempre con expectativas, siempre con aspiraciones. Con humildad, pero con ambición, seguimos haciendo nuestro senda y disfrutando de la positiva y gratificante labor de nuestra querida Fundación, de nuestros queridos Premios Princesa de Asturias.