La audiencia manda
Opinión
13 Sep 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Nunca me ha parecido bien que a la televisión se le llamase «la caja tonta» (es cierto que ha ido a menos su uso por la pérdida de horas de consumo, motivada por las innovaciones tecnológicas y los nuevos soportes) porque en todos los ámbitos de la vida hay espacios (en este caso a través de un espectro electromagnético, por cuyas frecuencias se emiten las diferentes cadenas) donde te puedes encontrar tanto contenidos de mucha calidad como la peor de las basuras posibles. No deja de ser cierto que hay proyectos y sueños que no se cumplieron para nada, y el mejor ejemplo que hay a mi entender fue el fracaso de la Televisión Digital Terrestre. Se suponía que iba a ser una revolución en todos los aspectos (hasta tal punto que las audiencias se iban a fragmentar por los múltiples contenidos que se ofrecerían en la parrilla de la programación). No sucedió así. Hoy en nuestro país son tres grupos (RTVE, Atresmedia y Mediaset) los copan prácticamente toda la oferta gratuita, dejando únicamente a los entes públicos autonómicos un pequeño trozo del pastel. De las televisiones locales que afloraron en los años 90 ya no queda prácticamente nada. Así es que casos como el de Asturias/Asturies, donde este 2024 ha quedado desierta una licencia para la emisión de una televisión regional privada, es el fiel reflejo de que fallaron los optimistas anuncios de hace 20 años (cuando algunos empezamos en 2004 la carrera de Periodismo nos dijeron que se nos abrían muchas puertas laborales y, a la ciudadanía, una amplia variedad de contenidos diversos). En estos momentos funciona un modelo en que se centran los esfuerzos por conseguir el mejor share a través de las cadenas existentes desde los años 90. No lo critico, e incluso se está poniendo interesante que se haya apostado para el primer time por verdaderos titanes del humor y del entretenimiento. Va a estar reñida la cosa porque Pablo Motos tiene, por primera vez, a un duro rival como es David Broncano (que ha dejado atrás los canales de pago que le limitaban su crecimiento). Carlos Latre no acertó en reciclar Crónicas Marcianas a su manera y el Gran Wyoming creo se conforma con repetir los índices de otras temporadas. La audiencia manda y mandará siempre, aunque no se canse de fórmulas más que caducadas bajo mi punto de vista, como es Gran Hermano, estrenado por Telecinco en abril de 2000 y que tras un grave caso de abuso sexual en 2017 (de José María López contra Carlota Prado, ambos concursantes del programa) parecía haberlo eliminado para siempre, pero siete años después vemos que se ha recuperado y, lejos de estar más que visto todo en esa casa vigilada por miles de cámaras, los castings realizados en lugares tan variopintos como Ribadesella/Ribeseya tuvieron una importante cantidad de candidaturas.
Ayer estuve en el acto organizado por la Asociación Cultural Vetusta de homenaje a la compañera Conchita Diéguez Olay. Fue muy emocionante cada testimonio que se pudo escuchar y cada foto que se pudo en la Casa del Pueblo de Oviedo/Uviéu. Mi recuerdo más importante con ella son las fiestas de San Mateo por las innumerables horas que nos pasamos trabajando en el chiringuito de La Guinda. Hoy es muy triste para mí ver que ya nada es como antes. Bajo mi punto de vista se acabaron las fiestas abiertas y populares para todas y todos (se ha convertido todo en un negocio para unos pocos) como ocurre, por ejemplo, en Bilbao/Bilbo, donde hasta el PP instaló en Aste Nagusia su propia txosna (tras 26 años sin hacerlo por motivos de seguridad y, afortunadamente, esa etapa negra en Euskadi se acabó y han podido participar en las fiestas de la ciudad como uno más). La audiencia manda y mandará siempre si acepta la uniformidad y la monotonía de las casetas y los altos precios de las entradas de los conciertos de La Ería/La Iría o si prefería la diversidad, la pluralidad, la originalidad de los chiringuitos y los conciertos gratuitos o a precios reducidos en San Lázaro/San Llázaro. Me guste o no, nos guste o no, quienes sostienen o entierran proyectos políticos como el modelo festivo puesto en marcha por Alfredo Canteli (y que por lo pronto nos lo tendremos que comer hasta 2027 incluido) son las ciudadanas y los ciudadanos. En lo que a mí respecta seguiré diciendo el mismo lema: ¡Qué vuelva San Mateo, no a San Motea!