La Voz de Asturias

Un cambio positivo y ausente

Opinión

Jorge Matías
Imagen de archivo de jóvenes sirviéndose alcohol

08 Aug 2024. Actualizado a las 05:00 h.

La semana pasada, Mónica García anunció el Anteproyecto de Ley de prevención del consumo de alcohol y de sus efectos en personas menores de edad. Hace un par de días, el anteproyecto salió a audiencia pública para que se puedan hacer aportaciones al texto hasta el 6 de septiembre. Durante esta semana, he mirado noticiarios y debates de todo tipo en televisión y no sé si puedo sorprenderme de lo que he visto.

La presencia en televisión del anteproyecto está siendo anecdótica en el mejor de los casos. En radio también. En prensa escrita no ha sido así, aunque todo está siendo más bien discreto. Y es extraño. He leído el anteproyecto. Puede que me gusten más unas cosas que otras, pero en general creo que va por buen camino y que por fin se le ha puesto el cascabel al gato. Es un paso muy importante para empezar a cambiar nuestra relación con el alcohol. El anteproyecto es audaz y, si se aprueba, va a cambiar muchas cosas de forma muy evidente. Va a causar impacto. Se acaba ese reclamo de los fabricantes de alcohol sobre el beber con moderación, la publicidad de alcohol donde no debe haberla, la publicidad de bebidas sin alcohol con la misma marca que una bebida sin alcohol, viejo truco de los fabricantes de bebidas alcohólicas para colarnos publicidad de su marca, es decir, para publicitar alcohol. En fin, no voy a enumerar todo el anteproyecto, es público y cualquiera puede leerlo. El caso es que encuentro incomprensible que este asunto no esté estos días en tertulias y debates. Más si tenemos en cuenta que los días posteriores al anuncio del anteproyecto, pude ver en los noticiarios de diversos canales de televisión varios reportajes recomendando beber alcohol o cómo beber alcohol correctamente, además de reportajes de las típicas fiestas etílicas que inundan toda España durante el mes de agosto. No solo vendemos sol y playa, también vendemos alcohol. Es más, el sol y playa no podríamos venderlo sin acompañarlo de alcohol barato. Pues bien, ni tan siquiera he visto que se pregunte a los amos y señores de este país, los hosteleros, al respecto de una futura ley que sin duda les va a afectar. He visto en internet y prensa escrita a los fabricantes de vino llorar un poquito, pero con la boca pequeña todavía. Me pregunto cuándo estallará la cosa y si esta ausencia en televisión terminará cuando termine la temporada alta de turismo y bebercio. De verdad que estoy desconcertado. Todavía recuerdo las manifestaciones de hosteleros en 2011 por la Ley Antitabaco. 

Algunos hemos contribuido en los últimos meses a plantear un debate que hasta hace muy poco no se tenía en ningún sitio de nuestro país. Un debate que gira en torno a nuestra muy problemática y muy española relación con las bebidas alcohólicas y cómo estas condicionan nuestra cultura y nuestro día a día. Es un problema también económico, por mucho que nos quieran hacer creer otra cosa. Es decir, hay mucho dinero en juego, no es solo que a los españoles les guste beber. El Anteproyecto de Ley de prevención del consumo de alcohol es ambicioso, pues pretende modificar un aspecto cultural de los españoles que, en realidad, es más bien un aspecto cultural inducido por intereses empresariales, a ver si se creen que les gusta beber cerveza fresquita en verano porque somos España. Hace unos meses, cuando dije en televisión que el alcohol es una droga, se montó un follón bastante espectacular, de lo que deduje que realmente existe un interés y, al menos, cierta consciencia sobre tan problemático asunto. Así que la ausencia de debate no puede deberse al escaso interés o a la poca trascendencia de un anteproyecto de ley que, a poco que se lea, parece evidente que tiene y va a tener mucha trascendencia en el caso de que llegue a buen puerto. Pero la sensación que tengo, que no me deja de dar vueltas en la cabeza, es que muchos medios están mirando para otro  como si no fuera con nosotros a la espera de no se sabe muy bien qué porque al final, todas las televisiones emiten spots publicitarios de Tanqueray 0.0 y estos están condenados a desaparecer, como el propio producto. Dios no lo quiera. O sí.


Comentar