La Voz de Asturias

La próxima vez

Opinión

Diego Valiño
El candidato presidencial republicano y expresidente Donald Trump es asistido por personal del Servicio Secreto de Estados Unidos tras recibir un disparo en el oído derecho en Pensilvania.

19 Jul 2024. Actualizado a las 05:00 h.

El atentado que sufrió Donald Trump en un mitin en Pensilvania es otro ejemplo triste del problema gravísimo que se vive en Estados Unidos con las armas. Mientras se intenta encontrar una explicación a los fallos de seguridad (¿cómo pudo ser que un chaval de 20 años se subiera a un tejado a disparar al candidato republicano?), nadie parece preocupado en poner freno a la tenencia de pistolas. Es verdad que hay un motivo de peso: la Asociación Nacional del Rifle es una de las entidades que donan dinero a las campañas electorales del Partido Republicano. Todos los grupos de presión (‘lobby’) miran por sus intereses, pero es lamentable que haya una parte de la política norteamericana que haya aceptado financiarse a costa de exponer a la población a arriesgarse a sufrir un suceso violento. La próxima vez no será necesariamente en un mitin político (que, por cierto, mucha solidaridad se ve en Milwaukee [Wisconsin] tapándose parte de la oreja derecha con un apósito, pero nadie se acordó de que hace una semana una persona murió, otras tres resultaron heridas y el resto tuvo que pasar escenas de pánico hasta que les dejaron salir del recinto), sino que volverá a ser en una escuela o en un centro comercial. Imagino que habrá un deseo compartido por toda la sociedad norteamericana para que esas imágenes no se vuelvan a repetir (quiero alabar y aplaudir el extraordinario trabajo realizado por los fotoperiodistas que se jugaron el tipo para lograr unas fotografías que pasarán a la historia y que deberían ser premiadas en muchos certámenes), porque en una democracia consolidada ese tipo de escenas no deberían ser habituales, pero a juzgar por los datos, no son casos aislados. En 2023 se contabilizaron 650 tiroteos a lo largo y ancho del país. Se calcula que hay más de 120 armas de fuego por cada cien habitantes, y esto solo veo posible revertirlo si se conciencian de que su seguridad no está garantizada de esta manera. 

Ha resultado bonito y gratificante que los jugadores de la Selección Española de Fútbol masculina hayan podido celebrar su meritorio triunfo en la Eurocopa sin estar envueltos en el lamentable protagonismo de otras personas, como sí sufrieron hace un año sus compañeras tras ganar el Mundial en Australia. No fueron besados por alguien sin su consentimiento ni fueron obligados a grabar vídeos para restar importancia a un piquito e incluso ni se armó ninguna escandalera porque, libremente, uno de ellos decidió salir sin camiseta en la celebración de Cibeles (Amaral no tuvo la misma suerte). A esta generación de futbolistas hay muchas cosas que agradecerles (a ellas, su victoria frente al machismo, y a ellos, contra el racismo). Es verdad que en el caso de los chicos tengo que poner algunos peros, porque los hubo que no estuvieron a la altura de las circunstancias (y no me vale como excusa de que estaban de celebración y, por tanto, tenían vía libre para decir y hacer lo que a cada uno le apeteciera). Hace dos semanas os decía en otro artículo (a ver si aprendo algo de Juan Carlos Girauta, y no por lo que escribe, sino por lo que dice ganar con sus columnas) que no opinar de política es un derecho de cada cual (totalmente respetable, aunque no lo comparta), pero que ese silencio también era una manera de significarse. Ahora tengo que añadir dos cuestiones más: la primera es que por muy campeón que seas (que es muy gran mérito, no lo discuto) la educación es importante no perderla jamás, te caiga bien o mal el Presidente del Gobierno que han elegido la mayoría de las y los españoles. Y en segundo lugar, ¿jalear que una colonia británica es española no es mezclar política con deporte? Sinceramente me parece más preocupante que los pisos en muchas ciudades se vean afectados por la masificación turística desproporcionada de extranjeros (desplazando a las y los vecinos habituales de esas zonas a otros lugares donde vivir sin ruidos ni molestias) a que sea territorio nacional un peñón al borde del Mediterráneo donde viven unos monos. La próxima vez, que ojalá sea el Mundial de 2026 en Estados Unidos, Canadá y México, espero que tengan una mejor actuación.


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