La edad de los políticos

A veces, viendo explicarse a ciertos políticos y, sobre todo, adentrándonos en sus argumentos, parece que están en tertulias adolescentes y hasta en juegos de niños traviesos. Pero, no por eso, menos niños.

Niñez, adolescencia son etapa de la vida camino de la madurez. El problema es cuando ciertas personas ocupan cargos sin haber superado las anteriores etapas y «desempeñan» cargos políticos con el grado de responsabilidad que ello conlleva.

En este mundo de la información donde en cada segundo se pisan las noticias hay, como en casi todo, una excepción: la renovación del CGPJ. Cinco años, ha conseguido salir ilesa de una batalla prolongada en el tiempo durante más de 2.000 días, más de cinco años y medio.

Ya la contemplamos con largas ojeras, brazos caídos, larga y canosa barba. Rasgos que ya pertenecen la  última etapa de la vida: la vejez.

En esta etapa, se supone que el tiempo ha cincelado la roca de la juventud y aposentado el esfuerzo de la madurez.

Se supone. Más, ¿es cierto? Esa respuesta quisiera tener yo y difundirla a los cuatro vientos.

La certeza que en estos momentos se encuentra entre mis manos es que para conseguir el acuerdo han tenido que recurrir a la ayuda del hermano mayor que está al otro lado de los Pirineos para que se dieran el abrazo de Vergara.

La historia, sigue siendo historia, por eso se repite cíclicamente cambiando sólo el nombre y las circunstancias secundarias de los personajes.

Al final, la noticia sigue en las ondas y dependiendo de cada soporte, color, o protagonista entrevistado tendremos una mirada, una justificación, un posicionamiento.

La edad de estos políticos ha respondido con claridad a la dependencia. Máxime cuando, uno dice ellos deja tan en evidencia su minoría de edad, usa como argumento hemos tenido que acudir a Europa para que la otra parte firmara el acuerdo.