Todo era mejor antes
Opinión
25 Jun 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Nos decidimos a escribir este artículo conversando sobre el apoyo de Milei en la Argentina y las críticas a Boric en Chile. ¿Es subjetiva nuestra visión desde miles de kilómetros de distancia y desde la militancia política? ¿Cómo en este mundo lleno de ruido podemos saber cuál es la situación de un país? ¿Puede una persona normal sin conocimientos específicos ser capaz de responder una pregunta simple cómo dónde se vive mejor?
Para poder establecer una comparación tenemos que determinar los parámetros de esa comparación y eso tiene que partir de nuestra visión política. Como ecofeministas, entendemos que el objetivo de la política tiene que ser mejorar la vida de las personas y eso implica cantidad y calidad de vida. Queremos vivir más y vivir mejor. Y queremos que esa mejora alcance a toda la población.
Por eso, creemos que una magnífica herramienta de análisis político para profanos puede ser la esperanza de vida. Es un dato bastante fiable, calculado en todos los países de la misma forma y que tiene en cuenta las desigualdades, ya que, si un grupo vulnerable es abandonado y muere joven, la esperanza de vida del país bajará.
Chile tiene la mejor esperanza de vida de toda América latina, 81 años, que es cinco años mayor que la esperanza de vida en EE UU. Argentina tiene una esperanza de vida de 78 años, 2 años mayor que la de EE UU y 3 menor que la de Chile. Un dato relacionado es el índice de criminalidad. El de Argentina es de 64,16 y el de Chile 59,28. Aunque la tasa de criminalidad es muy alta en Chile, es inferior a la Argentina. Esa es una de las razones por las que la gente en Chile vive más que en la Argentina, porque te matan menos.
¿Y la economía qué?
Este es un tema mucho más complejo de medir, pero podemos buscar indicadores que sean fiables y que a la vez nos den una idea de la visión macroeconómica y de la repercusión que esa visión tiene en la vida cotidiana de la clase obrera. La inflación es una de ellas, porque con una alta inflación las clases populares llegan a pasar hambre y las clases más acomodadas ven esfumarse sus ahorros. La inflación en Chile en 2023 fue del 7,8 % y en la Argentina del 211%. Más del 200% frente a menos del 8%.
Se puede decir que en Chile se vive mejor que en la Argentina. No porque nos guste más o menos. Sentimos mucho cariño por la Argentina y nos da pena pensar que su esperanza de vida bajará aún más dada la situación del país. Pero no se trata de lo que nos gusta, se trata de que seamos capaces de entender la realidad y de medirla para poder mejorarla.
Las ciencias sociales son también una ciencia y el rigor debería presidir cualquier análisis que se haga. Incluso cuando estamos en contexto informal. Tenemos un arma política de primer orden, nuestros móviles conectados a la red global que nos ayuda a entender la realidad. Por ejemplo, eso de «antes se vivía mejor» o «antes se vivía peor».
¿Cuándo es antes?
Hace 20 años ganó las elecciones Zapatero. Hace 33 años que desapareció la URSS. Hace 38 años que estamos en la Unión Europea. Hace 46 años que se aprobó la Constitución. Hace 37 años que despareció completamente la EGB. ¿Qué antes era mejor que el ahora? ¿Sirve 1979? Un año después de aprobada la constitución y 4 años después de morir Franco.
En Asturias la esperanza de vida en 1979 era de 74,11 años. La esperanza de vida en 2022 era de 82,46 años. Es decir, en 43 años se incrementó la esperanza de vida un 11,26%.
Vivimos más, pero ¿vivimos mejor?
En 1979 se registraron 3.540 accidentes mortales en las carreteras españolas, con un total de 5.194 muertos. Y mucha gente se quedaría con secuelas físicas y psicológicas. En 2023 con una población mayor, y un mayor parque de vehículos murieron 1.145 personas. Mueren 4.000 personas menos cada año y el número de personas con secuelas derivadas de los accidentes disminuye también. Nuestra calidad de vida mejoró porque estamos menos expuestos a un hecho traumático como es un accidente grave de tráfico. Para comparar los índices de criminalidad, nos encontramos con que medir lo que pasaba en 1979 no es tan sencillo. Sí sabemos lo que sucede ahora. Asturias tiene una tasa de criminalidad de 32, es decir, la mitad que en Argentina. Muchísimo menos que EEUU.
Uno de los logros del progreso es precisamente disponer de datos objetivos. En estos años hemos avanzado mucho en la profesionalización de los servicios públicos: Se recogen datos y para el análisis y el diagnóstico de una situación y para la evaluación tras las medidas implementadas. Aún nos quedan pasos por recorrer, pero estamos en una sociedad que ha interiorizado la necesidad de la transparencia y de la racionalidad en los análisis. El pensamiento racional no está exento de cometer errores, pero incorpora medios para detectarlos y revertirlos. En eso, también hemos mejorado mucho en 45 años. Por eso ahora tenemos indicadores que comenzaron a evaluarse hace pocos años.
Por ejemplo, la serie histórica del número de homicidios en España solo se encuentra con facilidad a partir de 2004. Ese año fueron asesinadas 520 personas. En 2005 mataron a 518 personas. En 2022 fueron asesinadas 325 personas. Un 37,5% menos de asesinatos en menos de 20 años.
¿Y en 1979?
Solo en el atentado de la cafetería California, el grupo terrorista GRAPO mató a 9 personas y 61 resultaron heridas. Ese mismo año mató un magistrado del tribunal supremo, un policía nacional y dos guardias civiles. 13 personas en total. ETA mató en 1979 a 80 personas. La ultraderecha mató en 1979 a 6 personas. En 2023 no murió nadie por terrorismo en España.
Algo menos terrible son los atracos. Desde 1990 a la actualidad ha habido una disminución del 96% de los atracos a mano armada. Capítulo aparte merece la violencia machista. La inexistencia de estadísticas muestra la poca importancia que se le daba al tema. Las mujeres eran víctimas de «crímenes pasionales» que se publicaban en el periódico El Caso, nada importante. Pensemos en el contexto. En 1978 el adulterio era delito y hasta 1981 nadie se podía divorciar.
El famoso número de Martes y 13 burlándose de una mujer maltratada es del año 1991. El caso de Ana Orantes es de 1997. El caso Nevenka es del año 2000. Para las mujeres no es que tengamos que remontarnos a 1979, es que las mejoras que se han conseguido son de hace dos días. La situación hace 45 años era de indefensión de la mujer frente a la violencia machista.
Otro aspecto que podemos mirar para ver la calidad de vida es la población carcelaria. En 1979 había 17.275 jóvenes de entre 16 y 20 años en la cárcel. En 2021 había 4.963 jóvenes de 18 a 25 años en la cárcel. Con una población mucho mayor tenemos una población reclusa mucho menor. Con esta pequeña prospección en los datos parece que vivimos con mucha más seguridad de acabar el día con vida que en 1979. Sin contar accidentes laborales, enfermedades profesionales o consumo de alcohol y droga.
En el siglo XXI hemos vivido el cambio al euro, la crisis de 2008 y la pandemia que han golpeado duramente los salarios de la clase obrera, pero, aun así, las condiciones materiales de vida han mejorado en muchos aspectos. No solo importa el salario sino también los servicios gratuitos que recibimos o el coste de los mismos.
En relación con lo que decíamos al principio, es difícil para un profano solo armado de acceso a internet responder cuánto más ricos o pobres somos. Suponemos que «pasar más hambre que un maestro de escuela» puede ser un indicador subjetivo de lo que pasaba «antes».
El índice de pobreza, el índice de miseria o el índice de desarrollo humano son índices que se han ido creando porque se quiere conocer cómo viven las personas más vulnerables. Desgraciadamente, en el pasado y aún en algunos sitios, las personas en situación de pobreza parecen prescindibles, ni siquiera se mide su situación.
En cualquier caso, podemos mirar algunos datos.
En 1979 la inflación era del 15,6% y pedir un crédito al banco suponía pagar un interés del 11,2%. La inflación en 2023 fue del 3,1% y el Euribor en mayo de 2024 es del 3,68%. En 1979 la tasa de alfabetización de las mujeres era inferior al 90% mientras que los hombres estaban en el 96%. En 2023 la de los hombres supera el 98% y la de las mujeres está en un 95%. Ahí se ve como la sociedad de 1979 era mucho más desigual. En 1979 el 70% de la población tenía como máximo estudios primarios. Hoy solo el 20% de la población está en esa situación. Mientras en 1979 el porcentaje de personas con estudios universitarios de ciclo superior estaba por debajo del 5% hoy es casi del 20%.
En 2021 se dio la tasa de abandono educativo temprano más bajo desde que existen registros. Hasta 1984 no se crea en Asturias la red de centros de salud que conocemos. Por ejemplo, el «ambulatorio» de Contrueces de Gijón que era ya un enorme avance al no centralizar todos los pacientes de la atención primaria, no se inaugura hasta 1981. El 112 como servicio centralizado de emergencias no aparece hasta 1998. En el ámbito cultural y urbanístico, fijándonos en Gijón, el Cerro de Santa Catalina de Gijón no es accesible al público hasta 1982, el Museo de las Termas Romanas no existió hasta 1995 y la Campa Torres no fue visitable hasta 1985. La actual avenida del Llano se construyó sobre un poblado chabolista, la Cábila, que no se terminó de derribar hasta 1990. Y la red de bibliotecas municipales de Gijón comienza a configurarse a partir de 1980. Comienza con la creación de la biblioteca de Roces y continúa con las demás.
Revisar los contenidos educativos de entonces y compararlos con los de ahora llevaría otros dos artículos, pero recordando lo que vivimos en la tan añorada EGB los autores, sabemos que hoy en día no se pegan bofetadas por parte de hombres de 50 años a niños de 8 años. Ni se tira de la oreja o del pelo a un niño de 7 años hasta casi levantarlo del suelo. Otro adelanto es que hoy se puede denunciar a la dirección de un centro religioso si ampara el bullying a una alumna.
Podríamos seguir y seguir. La política y sobre todo la prensa se han convertido en un griterío de chismorreos. El análisis de la realidad debe basarse en hechos constatables, mensurables, objetivos. Nuestra sociedad ha evolucionado para bien en unos niveles difíciles de imaginar. Eso ha supuesto que oligarquías que tenían una posición de privilegio ahora vean esos privilegios reducidos. Por eso invierten mucho dinero y mucho esfuerzo en poner en valor una época dorada pasada que nunca sabemos muy bien cuándo fue.
Si eres un asalariado o si eres una mujer, el mundo de hoy es infinitamente mejor que el de 1979. Y quien te mienta diciendo que «antes» estaba mejor es porque quiere quitarte tus derechos para mejorar sus privilegios. Lo bueno no fue lo que pasó, lo bueno está por llegar. Que no te roben la esperanza.