La Voz de Asturias

El circo, señores, pasen y vean

Opinión

Jose Cancio
Urna electoral

25 May 2024. Actualizado a las 05:00 h.

Cuando yo vivía en el occidente de Asturias, todos los veranos sin excepción aparecía por allí el circo Prin Freres, de gira por España. Su «próxima reaparición en esta preciosa villa» se anunciaba desde un coche a todo volumen por la megafonía chirriante de aquellos inicios de los años 60. Y después de recorrer todas las calles para que «niños, ancianos y respetable público en general» se sintieran informados del inmenso disfrute que les aguardaba si asistían a la cita con el circo, el conductor del coche, un forzudo con bigote de domador (que a lo mejor ni era forzudo ni era domador), procedía al solemne pegado de carteles por los sitios más visibles. En ellos se concretaban los días y horarios de las funciones y, sobre todo, en qué consistía el magno espectáculo: por supuesto un auténtico despliegue de luz y de color, digno de una lujosa sala de París.  

A mí, según observaba los titulares, no me llamaba demasiado la atención que actuara un temerario trapecista italiano, un legendario tragasables procedente de la India, o que me garantizaran que una pareja de payasos  españoles me iba a hacer reir sin parar, o que dos exóticas gemelas llegadas desde el lejano México exhibieran un dominio del equilibrio nunca visto sobre la bicicleta. Lo que por encima de todo me impresionaba, y esa noche me quitaba el sueño, era leer en letras mayúsculas rojas que tendríamos ante nuestros admirados ojos, nada más ni nada menos que a SEIS TIGRES DE BENGALA, SEIS, y otras fieras salvajes, como leopardos, leones y panteras negras, además de la inmensa presencia de dos elefantes traídos de la mismísima sabana africana.  Este recuerdo del circo forma parte de esas imágenes neblinosas seleccionadas por la memoria infantil que perviven inmaculadas con el paso de los años.  

Regreso de la nostalgia y cuando leo en el periódico la convocatoria de las próximas elecciones al Parlamento Europeo, me advierto que primero se ha votado en el País Vasco el 21 de abril, y después en Cataluña el 12 de mayo. Es decir, las urnas van a llamar por tercera vez en poco más de mes y medio. A la vista de tanto martilleo incesante me tienta la idea de sustituir en el cerebro el rótulo de los tigres del viejo circo Prin Freres por este otro del circo actual, mucho  menos entrañable y mucho más aburrido: TRES ELECCIONES, TRES. Tampoco suena mal. Para ser equitativo, imagino el primer tres en rojo y el segundo en azul. Y sigo con la asociación para recordarme que las otras fieras salvajes, como leopardos, leones y panteras negras también las tenemos ahora, pero incluso mucho más feroces y mucho más numerosas: si no me equivoco, suman 350 por el lado del Congreso y 143 por el del Senado. Con tantos animales sobre la pista, y a cuál más salvaje, el respetable no se podrá quejar de la poca diversión. Pasen, señores, pasen y vean, les sorprenderemos con la última adquisición aterrizada desde tierras argentinas. 

Este verano me situaré a solas frente a la explanada de la dársena donde Prin Freres montaba su voluptuosa carpa, y con los ojos puestos en el vacío no podré evitar darle la vuelta a la moviola. Y mientras me repita que no es del todo cierto que cualquier tiempo pasado fue mejor, puede que los viejos ecos de las fieras me escuchen desde el más allá y me contradigan.


Comentar