La Voz de Asturias

Najarro tiene querencia por el espectáculo

Opinión

Yolanda Vázquez
«Querencia», de Antonio Najarro

La compañía del coreógrafo madrileño exhibe su Querencia en Asturias, un cuidado catálogo de los modos de la danza española, un acervo que vive ahora momentos para todo tipo de apogeos

15 May 2024. Actualizado a las 05:00 h.

Antonio Najarro (Madrid, 1975), qué duda cabe, es un hombre polifacético, que está de moda y al que, además, le gusta la moda. Y tampoco hay duda de que este es su año. Renueva éxito con el espectáculo Querencia en su gira por España y es reciente Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, junto a Lucía Lacarra, que también la recibió en la modalidad de danza. Pero, al margen de todo esto, sin duda importante, lo que desde aquí nos parece muy principal es el hecho incuestionable de que su compañía da trabajo a muchos bailarines; algo que en los tiempos que corren para lo escénico y, en concreto, en el planeta danza, no es poca cosa. Por sus filas pasan muchos jóvenes, que además de inscribir en un currículum su estancia en la compañía en tal o cual temporada, van haciendo carrera y viendo de qué están cosidas las entretelas de una gira, sus realidades, sus dulzuras, pero también sus contingencias, las individuales y las colectivas. Es decir, van aprendiendo lo que vale un botón, cómo se suceden las cosas y por qué, en una compañía privada de danza de titularidad española. Sin duda alguna, experiencia. Y todo ello sirve de regla, de ocasión para formar criterio, de supervivencia; tener la oportunidad de descubrir qué se quiere hacer y cómo, de hacerse las preguntas como intérprete, como trabajador o como nómada es el inicio de cualquier carrera. El caso es que, en la misma semana, los de Najarro actuaron dos veces en Asturias; primero en el Campoamor de Oviedo, el día 5, y justo seis días después en el Jovellanos. Todo vendido y todo aplaudido. Siendo una compañía privada, qué más se puede pedir. 

El madrileño nos ofreció su programadísima Querencia, un espectáculo gallardo, medido hasta la saciedad, en donde nada se deja a la improvisación, y donde el duende va parejo a un estilismo de impresión (Yaiza Pinillos), que redunda en las virtudes de una ascética pero efectiva puesta en escena. Con una compañía en continuo movimiento, tanto dentro como fuera, el espectáculo es un resumen catalogado de los diversos estilos de danza española: flamenco, danza tradicional, danza estilizada, escuela bolera. En once cuadros vamos viendo el desfilar bonito, reverdecido por momentos, de toda la compañía a ritmo tan grácil como ligero, proyectado en una técnica bien homogénea por parte de todo el elenco. Un modo de hacer muy del gusto del público generalista. Y la verdad es que una tiene la impresión de ver algo monísimo en todo momento. 

Con todo, hay intervenciones realmente formales y formadas, que sobresalen por mérito propio sobre el resto del fondo del espectáculo. Hablamos de Daniel Ramos, bailarín incondicional de Najarro desde hace tiempo, y que, por propio esfuerzo, se ha hecho un hueco preferente, muy trabajado, que es de lo mejor del elenco. Como si fuera un cabeza de cartel, pero sin llegar a serlo. Cuajó un solo muy sólido, el que corresponde al décimo cuadro, y también un paso a dos para mostrar ensamble de escuela bolera, emparejado a Celia Ñacle, un dúo que en su momento estrenó al lado de Cristina Cazorla, entonces también en la compañía del madrileño. La danza de Ramos destila autenticidad, y sobresale por su modo de interpretar lo español con un aire que oscila entre lo antiguo y el modo de traer eso antiguo al presente, sin que se resienta ni el purismo ni el estilo. Está francamente bien su interpretación. Tiene ambición.

«Querencia», de Antonio Najarro

También es de destacar el tercer cuadro, desde aquí el que nos parece más moderno, en el que aflora cierto aire jazzy; una mixtura que no solo no queda nada mal, sino que vierte originalidad en el escenario, otorgando un toque de musical a algo que por naturaleza no lo tiene. Vistoso por estupendo, y viceversa. Una línea a explorar, incluso dramáticamente. Además, ellas de amarillo, con falda avolantá y cinturón estrecho, engarzan a la perfección con ese estilo, por otra parte secuenciado con gran nervio y bravura, acorde con la partitura de una música enardecida en este pasaje. 

En el repaso también hubo momento para los palillos y para las figuras académicas en torno a ellos, en el que sobresalió el colorido más tradicional de nuestra danza, así, genéricamente, en clave peninsular, y que tan bien se entiende por parte del público. La puesta a punto de la identidad de eso que se llama danza española, y que tanto de todo está arrojando (bueno y malo) a la escena y geografía española, plagada de conservatorios y escuelas, pone de manifiesto la correspondencia que existe entre un modo de hacer espectáculos para el público en general, y la vuelta a un querer saber y reconocernos, como espectadores, en todos esos estilos que están fecundados de folklore, historia y literatura, pero sobre todo de pueblo llano, de gente a ras de suelo, viva donde viva y hable lo que hable. Y, por extensión, también pone de manifiesto otra cosa: el deseo de enraizarse en lo que, distinguiéndonos particularmente, también puede hacerlo generalmente. No es cuestión de separatismos, es cuestión de unicidades generalistas, cosa muy distinta. 

Pero Najarro, aparte de sus últimos reconocimientos y de haber estado al frente del Ballet Nacional de España (BNE, 2011-2019), debe gran parte de su éxito (al menos una parte no poco trascendente) a otros dos ámbitos: la moda en su vertiente comercial y el patinaje artístico. Su paso por este ámbito deportivo ?poco se ha dicho y escrito de esta parte de su trayectoria, ahora desgraciadamente un tanto olvidada ya? le permitió en su día dar a conocer su trabajo y su persona, pero también el resto de sus iniciativas, tanto en España como fuera de ella. Oportunidad, ocasión y una buena elección para la distribución y el marketing también contribuyeron a imprimir una buena proyección a su proyecto artístico. 

«Querencia», de Antonio Najarro

No es nada nuevo que los bailarines participen en desfiles de moda, los protagonicen o, sencillamente, que hagan de modelos; es algo tan viejo-viejo que a veces parece nuevo. Muy atrás quedaron los tiempos en los que los estudiantes de danza, para ganarse un dinero extra (y fundirlo en zapatillas), hacían, por cuatro chavos, de guías para los profesionales de la pasarela durante los ensayos, enseñándolos a caminar (punta-talón), a moverse o a posar. Lo de posar era para enseñarles a quedarse completamente quietos o en equilibrio y que así se pudiera tomar la foto para los catálogos y las revistas de moda (otras entendederas). Oteyza, la firma que vende el sombrero cordobés más caro de la historia (385,00 lereles, según reza su web), le dio una de las primeras oportunidades a Najarro, a él y a su compañía, de exhibirse con lujosos productos textiles encima de una pasarela. Fue hace ya unos cuantos años, y el idilio se ha renovado para otras ocasiones y momentos. Algo similar ocurre con la firma Duyos. Najarro, además, ha tenido la oportunidad de formar parte de diversos certámenes y festivales, como los premios de la Academia del Perfume, por ejemplo; y no podemos olvidar que también ha coreografiado para películas de animación, entre otras actividades. 

Pero, retornando a lo principal, a lo que tiene que ver con lo verdaderamente artístico, fuera de su esfera habitual, cabe destacar, sobremanera, lo coreografiado para el grandísimo patinador español Javier Fernández (Madrid, 1991). Fernández rompió literalmente el hielo por primera vez para la historia de este deporte en España, un país de más de siete mil kilómetros de costa y donde nieva poco, al proclamarse dos veces campeón del mundo (2015 y 2016) y campeón de Europa, consecutivamente, entre 2013 y 2019.  En esos años, en concreto desde el 2015 al 2018, su «Malagueña», construida por Najarro, impactó al público por la batería de saltos que mostraba, sobre todo, su cuádruple salchow y la secuencia de pasos hacia el final del programa. Una coreografía de diez.

Así que, con un Najarro en estado de gracia, salir en las revistas de moda, por un lado, y en los informativos de todos los medios de comunicación, por otro, fue todo uno. Qué más suerte se puede pedir. Como se dice en el mundo de la Hípica: caballo ganador. Doble gemela. Lo que hace de Najarro Najarro es que sabe conectar su particular manera de hacer lo suyo con un público muy heterogéneo; y eso no está nada mal, es buen logro en la medida en que es comercial y exportable, y meritorio en el sentido de que hay que reconocer que recoge muy bien, como se suele decir, eso que es muy del gusto de todos. Najarro gusta a todos aquellos a quienes gusta lo que a todo el mundo le gusta. Y, atribuyéndole a esta idea todo el abarcable posible, dentro de lo razonable, lo que hace el coreógrafo y bailarín tiene su valor, tanto si gusta como si no gusta. Ahí es donde radica su verdadero éxito. Hay que saber dar con esa clave y él lo ha hecho. 

Ficha artística y técnica

Compañía Antonio Najarro.

Querencia,  2022. 

Idea original y coreografía: Antonio Najarro. 

Composición musical: Moises Sánchez. Música grabada por la Orquesta de Extremadura. 

Bailarines solistas: Carlos Romero, Celia Ñacle, Daniel Ramos, Lidia Gómez y Lucía Cardeñoso. 

Bailarines: Alejandra de Castro, Alejandro Lara, Álvaro Brito, Álvaro Madrid, Celeste Cerezo, Cristina Carnero, Ethan Soriano, Javier Moreno y María Fernández.

Maestra de ballet - repetidora: África Paniagua. 

Percusionista flamenco: Odei Lizaso. 

Diseño de iluminación: Pau Fullana. 

Diseño de vestuario: Yaiza Pinillos // Realización de vestuario: Lourdes Boam, Gabriel Besa, Ruben Carreño, Lorena Marcelo (El baúl de la Mota) y Sancha Tradición Popular.

Calzado: Gallardo // Sombreros: Sombrerería Medrano. 

Mantones: Pertíñez // Tinte mantones: María Calderón. 

Técnico de grabación: Javier Monteverde (Cezanne Producciones) Director de producción: Rubén Carreño (Antonio Najarro S.L.) Director técnico: Raúl Mallol.

Elenco para el Teatro Campoamor

INTRODUCCIÓN. Bailarines: Lucía Cardeñoso, Lidia Gómez, Celia Ñacle, Carlos Romero, Álvaro Madrid, Daniel Ramos y Ethan Soriano. 

CUADRO I. Bailarines: Celeste Cerezo, Celia Ñacle, María Fernández, Alejandra de Castro, Javier Moreno, Alejandro Lara, Álvaro Brito y Ethan Soriano. 

CUADRO II. Bailarines: Lidia Gómez y Carlos Romero. 

CUADRO III. Bailarines: Alejandra de Castro, Cristina Carnero, Celeste Cerezo, Lucía Cardeñoso, María Fernández, Ethan Soriano, Álvaro Brito, Javier Moreno, Alejandro Lara y Álvaro Madrid.

CUADRO IV. Bailarines: Celia Ñacle y Daniel Ramos. 

CUADRO V. Bailarines: Cristina Carnero, Lucía Cardeñoso, Lidia Gómez, Alejandra de Castro y Celeste Cerezo. 

CUADRO VI. Bailarín solista: Carlos Romero. Bailarines: Ethan Soriano, Alejandro Lara, Álvaro Brito y Álvaro Madrid. 

CUADRO VII. Bailarina: Lidia Gómez. 

CUADRO VIII.  Bailarines: Celeste Cerezo, Celia Ñacle, Cristina Carnero, Javier Moreno, Ethan Soriano y Álvaro Brito. 

CUADRO IX. Bailarina solista: Lucía Cardeñoso. 

Bailarines: Álvaro Madrid y Alejandro Lara. 

CUADRO X. Bailarín: Daniel Ramos. 

CUADRO XI. Elenco al completo.

Elenco para el Teatro Jovellanos

INTRODUCCIÓN. Bailarines: Lucía Cardeñoso, Lidia Gómez, Cristina Carnero, Celia Ñacle, Carlos Romero, Álvaro Brito, Daniel Ramos y Ethan Soriano. 

CUADRO I. Bailarines: Celeste Cerezo, Celia Ñacle, María Fernández, Alejandra de Castro, Javier Moreno, Alejandro Lara, Sergio Valverde y Ethan Soriano. 

CUADRO II. Bailarines: Lidia Gómez y Carlos Romero. 

CUADRO III. Bailarines: Alejandra de Castro, Cristina Carnero, Celeste Cerezo, Lucía Cardeñoso, Lidia Gómez, Ethan Soriano, Álvaro Brito, Javier Moreno, Alejandro Lara y Sergio Valverde.

CUADRO IV. Bailarines: Celia Ñacle y Daniel Ramos. 

CUADRO V. Bailarines: Cristina Carnero, Lucía Cardeñoso, Lidia Gómez, Alejandra de Castro y Celeste Cerezo. 

CUADRO VI. Bailarín solista: Carlos Romero. Bailarines: Ethan Soriano, Alejandro Lara, Álvaro Brito y Javier Moreno.

CUADRO VII. Bailarina: Lidia Gómez.

CUADRO VIII.  Bailarines: Celeste Cerezo, Celia Ñacle, Cristina Carnero, Javier Moreno, Ethan Soriano y Sergio Valverde.

CUADRO IX. Bailarina solista: Lucía Cardeñoso. Bailarines: Álvaro Brito y Alejandro Lara.

CUADRO X. Bailarín: Daniel Ramos.

CUADRO XI. Elenco al completo.

Web: https://antonionajarro.com/

Teatro Campoamor, 5 de abril, a las 19:00 horas. Duración aproximada: 75 minutos. Quinto título del Festival de Danza de Oviedo de 2024. 

Teatro Jovellanos, 11 de mayo, a las 20:30 horas. Duración aproximada: 75 minutos. Funciones de danza. Programación. Gijón, 2024. 

 Yolanda Vázquez es periodista, especialista en danza.


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