Subirse al tren
Opinión
01 Dec 2023. Actualizado a las 05:00 h.
Cuando me fui a vivir a Madrid en octubre de 2004 para empezar la carrera de periodismo en la Universidad Complutense había un objetivo político marcado, un horizonte que se anhelaba cumplir. Se tenía muchas esperanzas de que la variante de Pajares/Payares fuera una realidad en 2010. Llegó la crisis económica y se reconoció un primer retraso (obligado por Europa con las políticas de austeridad) por parte del presidente del gobierno de aquel entonces, José Luis Rodríguez Zapatero, que terminó ralentizando y retrasando la finalización ni más ni menos que trece años.
Hasta el pasado miércoles el recorrido de los trenes entre Asturias/Asturies y Madrid seguía siendo el mismo que desde hace 139 años. Ayer, por fin, la rampa de Pajares/Payares dejó paso a un nuevo trazado cuya obra está catalogada como una de las más importantes de la ingeniera civil a nivel mundial (más de cuatro mil millones de euros ha supuesto su construcción). Mi felicitación a cada una de las personas que pusieron su granito de arena para unir, más si cabe, a nuestra comunidad autónoma con la meseta (comparto la propuesta de Miguel Barrero [director de la Semana Negra de Gijón/Xixón] de que sería hermoso que los túneles homenajearan a Gaspar Melchor de Jovellanos [él diseñó el camino a través del puerto y hasta planteó una vía rápida por Las Ubiñas]).
Fui parte de esa «generación perdida» (que tantos quebraderos de cabeza y críticas le dio a Vicente Álvarez Areces) de asturianos que nos movíamos preferentemente en Alsa por ser el medio de transporte público más rápido y económico en aquel entonces. Los vuelos de Iberia estaban por las nubes (nunca mejor dicho) y las condiciones climatológicas (sobre todo por aludes de nieve, pero también por los argayos) provocaban frecuentes retrasos y cancelaciones en Renfe.
El coche también era una opción cara por los dos peajes (el Huerna y Guadarrama) y el gasto de combustible (no me tocó vivir la moda de los bla bla car y similares), así que la opción más confortable era ir en autobús de Oviedo/Uviéu a Méndez Álvaro (la estación sur de Madrid). Hace tanto tiempo que no voy hasta la capital de España de la misma manera que tengo entendido que lo de «parando en Villalpando» también pasó a la historia.
He tenido la oportunidad de viajar en algunas ocasiones en AVE y la verdad es que es una gozada. A los incordios de los aeropuertos, alejados de las ciudades y con unas exigencias de seguridad que te obligan a estar allí con mucha antelación, está la maravilla de ir desde el centro de una ciudad a otra llegando a tu destino mucho más cómodo y rápido.
Mi primer viaje fue un Madrid (Atocha) ? Sevilla (Santa Justa) en menos de tres horas y el último fue en el extranjero, concretamente en el Eurostar entre Bruselas (Midi) y Londres (St Pancras), que también es otra magnífica obra por debajo del Canal de la Mancha. Es cierto que siempre hay polémica en la decisión de los trayectos y las paradas. En la facultad tenía un compañero de Puertollano que me comentaba que algunos colegas suyos iban desde allí a Ciudad Real en AVE, y me parecía absurdo que hubiera dos paradas en tan pocos kilómetros.
Aquí en Asturias/Asturies ese debate quedó aparcado por el alto coste que supondría adaptar el trazado entre Pola de Lena/La Pola ??ena y Gijón/Xixón (y gracias a la tecnología con la que cuentan hoy los trenes es posible que circulen por vías diferentes, sean para alta velocidad o sean para cercanías) y por lo que se ha anunciado habrá más reducciones de tiempo del viaje en el futuro cuando entre en funcionamiento, por ejemplo, el tramo León/Llión ? La Robla.
La verdad es que la inversión y la apuesta por el tren me parece un acierto, pero creo que urge actuar e impulsar no solamente en la alta velocidad, sino también en las cercanías. Aunque hay experiencias exitosas como la plataforma Conecta del Gobierno del Principado que han servido para incrementar el número de usuarias y usuarios, es importante repensar y potenciar el uso del transporte público tanto en las urbes como en la zona rural.
Obviamente ese plan debe estar bien pensado, estudiado y consensuado por la administración con expertos y con agentes sociales diversos (políticos, sindicales, vecinales, empresariales…) para que en ese engranaje y puesta a punto no se quede ningún escollo por cubrir. Ante la emergencia climática que está alterando a nuestro planeta y los pasos dados para mejorar las comunicaciones, es una buena decisión que nos subamos a este tren en beneficio de todas y todos.