A hombros de gigantes
Opinión
14 Oct 2023. Actualizado a las 05:00 h.
«Puedo medir el tamaño de este premio y asegurar que es muy superior a mí». Así agradeció Nuccio Ordine, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, la noticia del galardón que, lamentablemente, no podrá recoger. Su muerte nos hurta su presencia, pero no impide que mostremos desde Oviedo, y a hombros de gigantes, lo mejor de nuestra sociedad. Inmersos en un mundo en guerra, arrasado por los desastres naturales provocados por nuestra propia mano y lastrado por crisis sanitarias y económicas, el talento y la obra de las personas premiadas nos ofrecen un asidero de esperanza para toda la humanidad.
Del mismo modo que nunca estos premios serán más grandes que quienes lo reciben; nunca Asturias será más especial que cuando acoge, generosa anfitriona, a quienes han escrito ya su página en la historia. Entiendo la entrega de los premios Princesa como unas jornadas de puertas abiertas entre Asturias y el mundo. Con ambición, estos días aspiro al reconocimiento universal de nuestra tierra, tan liberada de fronteras como orgullosa de su identidad.
Comencé este artículo con Nuccio Ordine y sigo con él porque el vacío que nos deja será difícil de ocupar. Aún nos estamos haciendo a la idea de que, en un tiempo en que los beneficios sólo se miden en forma de balance de resultados, nos faltará su apuesta por la utilidad de lo inútil, por esos saberes que no dejan rédito económico pero nos enriquecen de un modo que no se paga en divisas. Las humanidades, esa parte del conocimiento que nos ayuda a definirnos como seres inteligentes, creativos y sensibles, están siendo arrinconadas y Ordine fue el paladín de su defensa. Europa, el mundo entero, son hoy huérfanos de su cordura.
Es esta una edición con demasiadas ausencias. Esta tarde también nos faltará Hélène Carrère d'Encausse, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, cuyo trabajo puede darnos las claves del último conflicto bélico que padece Europa; si toda guerra destruye el espíritu humano, como creía Henry Miller, nada nos es más necesario que saber cómo evitarlas y la aportación de esta historiadora y política nos resulta más que imprescindible, vital.
Carrère d'Encausse dedicó buena parte de su carrera a profundizar en el conocimiento de Rusia y de la extinta Unión Soviética, una información que necesita con urgencia esta Europa aturdida y doliente en que vivimos. Su origen georgiano, una de las repúblicas de la antigua URSS, determinó el interés de sus estudios por su país de origen y la convirtió en referente ineludible en el conocimiento de esta parte del mundo.
Fue diputada del Parlamento Europeo, miembro de la Academia Francesa y autora de obras tan relevantes como El imperio destrozado, donde predijo el estallido de la URSS con diez años de antelación. Y fue, sin duda, orgullosa madre de Emmanuel Carrère, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2021. En ocasiones, la excelencia va de serie: se lleva en los genes.
La pasión que impregna el trabajo de Ordine y Carrère late también en la autenticidad con que Meryl Streep, Premio Princesa de Asturias de las Artes, afronta cada una de sus interpretaciones, no importa si nos rompe el corazón ante una alternativa imposible en La decisión de Sophie; nos emociona con un evocador relato en Memorias de África, o nos angustia su sentimiento trágico de la vida en Las horas.
Su capacidad para ofrecer un formidable muestrario de personajes intensos y complejos va de la mano de su firme militancia a favor de la igualdad, en contra de la xenofobia y la violencia, y en defensa de la libertad. Sus primeros papeles en el cine y la televisión dejaron ya huella de su compromiso: Holocausto, El cazador, Silkwood; un activismo que reencontramos en uno de sus últimos trabajos, la Katherine Graham recién convertida en la primera editora mujer del diario The Washington Post, que se enfrentó a la Casa Blanca para desvelar el ocultamiento de información sobre la guerra de Vietnam por parte del gobierno de Estados Unidos, en Los archivos del Pentágono.
Complejos son también, quién lo duda, los personajes que buscan su sitio en las obras de Haruki Murakami, Premio Princesa de Asturias de las Letras. Complejos y, sobre todo, solitarios, detenidos en una vida de apariencia trivial y cotidiana hasta que un elemento fantástico irrumpe en ella y la realidad se convierte en otra cosa. El escritor, inspirado en parte en el realismo mágico de García Marquez, de quien se declaró seguidor incondicional, juega con el surrealismo y la ciencia ficción para dotar a sus relatos de una atmósfera misteriosa y, en ocasiones, onírica, siempre acompañados por un fondo de blues. El mundo, el suyo, el nuestro, es imprevisible; nos lo han demostrado una pandemia, una guerra, un volcán…. Leamos, pues, que los libros son una forma de consuelo en días de tribulación.
De tribulaciones saben más de lo que desearían los miembros de Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas, Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional, nacida de la preocupación de cinco entidades públicas y privadas de Brasil, Francia, India, Kenia y Malasia, y dos organizaciones internacionales, por la existencia de enfermedades olvidadas por la investigación, la industria y el desarrollo comercial, que afectan a millones de personas de las poblaciones más pobres del planeta, la mitad de ellas, niños y niñas. Esta ONG se fijó como objetivo no sólo descubrir y desarrollar tratamientos eficaces, sino también ponerlos al alcance de quienes más lo necesitan. A la indiferencia que provocan estas patologías entre quienes deberían combatirlas se suma, además, el hecho de que su afectación provoca graves estigmas sociales y millones de muertes al año.
Enfermedades como la ceguera de los ríos, el mal del sueño, la leishmaniasis cutánea y visceral, la hepatitis C, la malaria, la meningitis criptocócica o el dengue, entre otras, por su reducida incidencia o por ir de la mano de la pobreza y el subdesarrollo, no hacen saltar las alarmas del primer mundo. Gracias a esta iniciativa, sin embargo, se han desarrollado ya doce tratamientos para seis patologías y el trabajo sigue adelante. El derecho a la salud es el más básico, prioritario e irrenunciable y todos debemos comprometernos en garantizarlo.
Para alcanzar ese objetivo, las investigaciones de Jeffrey Gordon, E. Peter Greenberg y Bonnie L. Bassler, Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, centradas en el estudio de la microbiota y la resistencia de las bacterias a los antibióticos, son sin duda una aportación esencial. Sus descubrimientos combinados ? el conocimiento del microbioma humano y los mecanismos de comunicación entre bacterias— se han plasmado en innovadoras aplicaciones terapéuticas.
Cambiar el paso ha sido fundamental para dejar de luchar contra los más de cien billones de microorganismos de mil especies distintas que conviven en nuestro interior y, por el contrario, permitirles trabajar a nuestro favor. Hoy sabemos que sin ellos no existiría la vida en nuestro planeta. Su papel es determinante en nuestra salud y los tres investigadores premiados por su trabajo con microorganismos son la puerta a un futuro más seguro y longevo.
Suele decirse que somos lo que comemos y es ya una evidencia que los alimentos que ingerimos están en la base de la salud y el bienestar de la población. Por eso es obligación de todos garantizar el derecho de las clases sociales más desfavorecidas a una buena alimentación, el propósito que impulsa a Mary's Meals, Premio Princesa de Asturias de la Concordia, una ONG que se ocupa de ofrecerles comida diaria a escolares en sus propios centros educativos en dieciocho de los países más pobres del mundo. Su trabajo ha hecho posible que reciban alimentos a diario más de dos millones de niños y niñas que viven en zonas afectadas por crisis alimentarias. Y lo hacen además, usando productos locales para la elaboración de las comidas, lo que aporta beneficios a la comunidad, y mejorando las tasas de escolarización infantil y el nivel académico del alumnado. Salud y educación, dos principios por los que merece la pena trabajar.
Por una de esas casualidades de la vida, o de un azar armonioso al que le gusta jugar con la sincronía, coincidirán esta tarde recogiendo su premio un Murakami para quien escribir y correr se entremezclan en una misma actitud vital y el mejor corredor de maratón de todos los tiempos, el keniano Eliud Kipchoge, Premio Princesa de Asturias de los Deportes. Para el primero, quizás el esfuerzo deportivo vaya parejo con el creativo; para el segundo, competir es el medio con el que dejar algo positivo a quienes vengan detrás: un legado, la certidumbre de que un mundo en el que la gente corre «es más pacífico, más sano y más feliz».
El cronómetro avala a Kipchoge como un referente del atletismo. Posee el récord mundial de maratón y es dos veces campeón olímpico y la única persona, hasta hoy, capaz de recorrer 42,195 kilómetros en menos de dos horas. Otros números igual de impresionantes constatan su compromiso con la sociedad. En 2021 creó la Fundación Eliud Kichoge con el fin de facilitar el acceso a la educación infantil y proteger el medio ambiente. Conceder becas, construir librerías e inspirar a la infancia con el poder de la lectura y la importancia de la educación son objetivos que mejoran el mundo, un empeño con el que todos cuantos participamos de estos premios de una forma u otra estamos comprometidos.
Pueblo Ejemplar de Asturias 2023: parroquias de Arroes, Pion y Candanal
La entrega del título de Pueblo Ejemplar de Asturias es uno de los acontecimientos más arraigados del año en Asturias, que nos permite dar a conocer en cada edición, desde 1990, algunos de los lugares más especiales de nuestra tierra. Ésta es una de las jornadas que más grata me resulta de las muchas que llenan la agenda del presidente del Principado. La razón es muy sencilla: esta distinción reconoce el esfuerzo de los hombres y mujeres de tantos y tantos pueblos de Asturias que trabajan día a día no sólo para conservar lo mejor de su patrimonio y tradiciones, sino también para ganar su futuro.
Me refiero al futuro con toda la intención. El premio otorgado este año a las parroquias de Arroes, Pion y Candanal, todas en Villaviciosa, no retribuye el pasado. El jurado lo deja muy claro en su acta oficial: es un aplauso a la capacidad para diversificar la economía a partir de los recursos locales y, también, para recuperar y rejuvenecer la población. Se premia, también, la innovación tecnológica surgida en el territorio, basada en la tradición y con implicación de la vecindad. Con este premio, Arroes, Pion y Candanal pueden verse en el espejo del futuro.
Disfrutemos estos días de reencuentros, celebraciones y premios. Y recordemos, cuando aplaudamos el trabajo de todo un pueblo ejemplar, el esfuerzo colectivo de nuestra sociedad, reflejo de esa mejor Asturias a la que siempre apelamos y que vosotros y vosotras, vecinos y vecinas de Arroes, Pion y Candanal, tan bien representáis.