La Voz de Asturias

Memos climáticos

Opinión

Jorge Matías

24 Aug 2023. Actualizado a las 05:00 h.

No puedo dejar de pensar que el negacionismo del cambio climático es un vicio de gente malcriada. Mientras escribo esto, en Bilbao auguran temperaturas de 45 grados y dos auténticos mendrugos, en Canarias, a raíz del terrorífico incendio en Tenerife, con unos megáfonos como de juguete, montan un mitin en plena calle gritándole a los allí presentes que el fuego es provocado por quienes lo están apagando o vaya usted a saber qué organismos secretos, ahora que Soros se ha jubilado. Un octogenario en Tenerife se ha cargado de una pedrada un helicóptero que iba a repostar agua para luchar contra el fuego. Anoche, al abrir la ventana del saloncito de mi apartamento, un bofetón de 35 grados me empujó hacia dentro a las once y media de la noche. En las redes sociales, legiones de tontos de carrito y babero que no tienen todos los patitos en fila, aseguran que en su pueblo siempre hizo este calor en verano. Otros, pasan directamente a amenazar a bomberos forestales y servicios meteorológicos.

El primer bobo de renombre y poder que tuvimos en España poniendo en duda lo que iba a pasar fue Mariano Rajoy en 2007, con aquello de su primo el meteorólogo. En aquellos años, los lunáticos no habían encontrado la forma de unirse en una genuina Internacional de la Idiocia, lo que sin duda fue una suerte, pero hoy, gracias a las redes sociales, gente con más tiempo que cerebro que, al fin y al cabo, lo que tiene es miedo a las consecuencias reales de aquello a lo que dedican buena parte de sus días a negar, ha encontrado otros espíritus limítrofes con los que sentirse menos solos. Si lo niegas con vehemencia, si pergeñas una teoría conspirativa al respecto, una de esas que solo da vueltas sobre sí misma para no llegar a ninguna conclusión, lo que quieras que no sea, no será. Como un niño que cierra los ojos y se tapa las orejas creyendo que así nadie podrá dañarle.

Esta Internacional de los memos no está sola, lamentablemente. El principal socio de un posible gobierno central y de varios gobiernos ya establecidos en España, Vox, también niega con más o menos contundencia el cambio climático. Todo memo que se precie puede votar al partido que da apoyo a las memeces, y camuflar lo que no es más que egoísmo por el miedo a tener que prescindir del SUV, en una lucha contra la Agenda 2030, que además sirve para absolutamente todo: la Agenda 2030 quiere hacerte transexual, quiere sustituir a los europeos por gente de piel más oscura, dar derechos a cualquiera que no sea uno mismo y otras cosas intolerables.

Mientras se seca Doñana, arde Tenerife o se pudre el Mar Menor, los adalides de la libertad, casi todos de derechas, andan negando que se deban tomar medidas para preservar el cuarto de ambiente, que ya ni medio es, o luchar para aliviar las condiciones laborales durante las olas de calor. Recordemos a dirigentes del Partido Popular haciendo burla por la prohibición de trabajar bajo altas temperaturas en exteriores, alegando que lo que se debe utilizar es el sentido común, que es precisamente el sentido que más desgracias ha traído a la civilización, pues no se basa en la realidad, ya que cada individuo tiene su propio sentido común como tiene su propio culo. Vox, incluso, lleva en su programa un extraño apartado que, en nombre de la lucha contra la satánica Agenda 2030 homosexualizante, que dice que hay que dejarse de esas tonterías sobre que los edificios de viviendas deban adaptarse a los rigores del inevitable cambio climático, luchando de paso también contra el arte degenerado de los nuevos diseños que no huelen a pútrida mansión victoriana.

En todo este baile de locos, de gente ajena a la realidad, al mundo, al universo conocido, solo puedo pensar que, efectivamente, hay gente malcriada y caprichosa a la que le duelen los guisantes bajo el colchón que está entrando en pánico al creer que no van a poder disponer en un futuro de las comodidades de las que disfrutan. El SUV, dos piscinas, una para bañarse y otra por si se pierde, un iPhone en cada oreja, viajes majestuosos para ir a hacerte fotos a lugares donde no disfrutan de dos piscinas ni de ninguna, en fin, todo eso. No sé si somos conscientes de lo dramático que sería un gobierno de derechas con tanto negacionista de todo lo que les moleste, de la realidad, al fin y al cabo, y de las consecuencias que tendría en un momento tan delicado. Un gobierno por y para los memos, quienes probablemente no son ni la mitad de quienes les han votado. El reino de los tontos. La bobocracia. Pocas cosas más peligrosas. Gente dispuesta a hacer vivir mal a sus propios hijos. Es aterrador.

 


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