Noel Zapico, ponente de la Libertad
Opinión
30 Jun 2023. Actualizado a las 05:00 h.
En el complicado proceso de desmontar el entramado jurídico que sustentaba al franquismo, materializado en la Ley de Reforma Política aprobada en noviembre de 1976, dos asturianos desempeñaron un papel protagonista.
El autor intelectual de la citada ley fue Torcuato Fernández-Miranda. Desde la presidencia de las Cortes —en plena sintonía con el gobierno presidido por Adolfo Suárez— el gijonés dirigió la tramitación del citado texto legislativo, coordinando un grupo de jóvenes procuradores que compartían la aspiración de, tras la muerte del dictador, sustituir el viejo régimen autoritario por una democracia.
Uno de aquellos ponentes fue el langreano Noel Zapico. Su escaño en aquellas Cortes se lo debía a su trayectoria en el Sindicato Vertical: llegó a presidir el Consejo Nacional de los Trabajadores y desempeñó la representación de España en la OIT.
Los orígenes de Zapico —su padre era minero y él mismo desempeñó este oficio— le dotaron de una especial sensibilidad hacia el mundo obrero. Su defensa de la estructura sindical que emanaba del Movimiento Nacional no impidió que desempeñara labores de mediación y defensa de los trabajadores en varios conflictos laborales. Destacada muestra de esta disposición fue la solicitud al régimen de rebajas en los castigos a los líderes de la «Huelgona» de 1962.
Desde un profundo conocimiento de lo que ocurría en el seno de la clase obrera, entendió que la llegada de un régimen de libertades era imparable. Eso sí, el cambio no podía tramitarse por vías rupturistas que condujesen al país a un enfrentamiento violento; el camino debía ser la reforma.
En aquello de «de la ley a la ley» de Fernández-Miranda, Noel Zapico se sintió representado y el presidente de las Cortes encontró en el langreano al hombre perfecto para defender la reforma que conllevaría la disolución del Sindicato Vertical.
A finales de la década de los setenta, Zapico estaba llamado a ser ministro de trabajo. La todavía decisiva influencia de los militares frustró el nombramiento. Había abogado —una vez más su conocimiento de la clase obrera propiciaba una opinión que se demostró acertada— por la legalización del Partido Comunista. Aquello, le granjeó el rechazo de quienes, a regañadientes, aceptaban la democracia pero no la participación de los comunistas.
Encarrilado el, tan ejemplar como complejo, proceso de la Transición, colaboró en la implantación en su tierra de aquel nuevo proyecto, Alianza Popular, liderado por Fraga Iribarne. El fin era crear una opción política que condujese a la inmensa mayoría de conservadores asturianos desde posiciones ligadas al anterior régimen autoritario hacia un firme compromiso con el sistema de libertades regido por la Constitución de 1978. Objetivo conseguido.
Noel Zapico falleció el pasado 22 de junio. Su nombre figura en los libros de historia, formando parte de la gran lista de asturianos que prestaron servicios fundamentales en favor del progreso de España.
Sería justo que, en su Langreo natal y en el Oviedo en el que residió, un destacado espacio público llevase su nombre.