La tergiversación
Opinión
21 Apr 2023. Actualizado a las 05:00 h.
Ya nos quedan pocos días para dar inicio, de manera oficial, a una nueva campaña electoral. Siempre es positivo que los partidos renueven sus equipos y sus programas con el fin de meter aire fresco en las instituciones e ideas que no estaban contempladas hace cuatro años. Por supuesto que hay acontecimientos muy difíciles de pronosticar, porque si tiramos de hemeroteca, veremos que nadie en la campaña de 2019 preveía que íbamos a vivir una pandemia. Lo que sí parecía más plausible es que tarde o temprano veríamos a más dirigentes de Ciudadanos abandonando su formación para irse a otros partidos. Lo de la ‘crónica de un transfuguismo anunciado’ está ya más que usado y empleado en muchos discursos, pero bien es cierto que no se me ocurre otra manera de definir lo sucedido en los últimos días en el Ayuntamiento de Oviedo/Uviéu. Se ha consumado un nuevo caso de corrupción política y de traición a los votantes del partido naranja por parte de tres concejales que se han negado a dejar su acta (el señor Alfredo Canteli tampoco les ha cesado de sus responsabilidades de gobierno). La operación cuenta con el beneplácito del PP, que tergiversa su anhelo de aglutinar el voto del centro derecha empleando este tipo de prácticas que hieren y perjudican a las instituciones democráticas. La verdad es que siento mucha decepción porque cada vez más los militantes de verdad del PP cuenten menos. A veces lo correcto es decir que cada partido está en su legítimo derecho a organizarse como quiera, pero hay situaciones que no pueden pasar desapercibidas. En Asturias/Asturies hay dos señores que no se han afiliado al partido de Feijóo y sin embargo ostentan plena capacidad de decisión para determinar quienes deben acompañarles en las listas. ¿No tiene nada que decir la militancia de base ante la foto de su candidato en Oviedo/Uviéu con dos tránsfugas a los que solamente les mueve sus intereses personales?
Tras la larga rueda de prensa de Joan Laporta para dar explicaciones (seguramente todo lo que dijo es lo que le han recomendado decir los abogados) sobre el llamado ‘caso Negreira’, uno de los titulares que consiguió desviar la atención sobre el supuesto caso de corrupción que se investiga es el dardo dirigido al Real Madrid por ser el «equipo del régimen». Lo que sorprendió a propios y a extraños fue la rápida reacción del club blanco a golpe de vídeo (en otros tiempos se hubiera lanzado un comunicado) en el que se muestran ejemplos de las ayudas concedidas por el franquismo al Fútbol Club Barcelona para su supervivencia. Me hizo recordar esta situación a mis tiempos de estudiante de periodismo cuando uno de los profesores de historia nos interrogó a los alumnos con esta pregunta: ¿Cuál era el equipo de Franco? Todos coincidíamos en señalar al Real Madrid, pero él nos argumentó que estábamos errados porque desde el final de la guerra civil pasaron catorce años sin que en Chamartín celebrasen un título. No sé si esta persona era madridista o no, pero si hay que contarlo todo, una insignia del club blanco son todos los triunfos cosechados a partir de 1954. Lo que está claro es que cuando uno mira para atrás, a su historia y a su hemeroteca, se puede encontrar con todo tipo de sorpresas. Unas veces serán luces y otras sombras, pero en lo que no podemos caer es en la tergiversación de las cosas y más si se hace desde una óptica actual y sin contexto ninguno. Se puede decir sin posibilidad de equivocarse que en un país con un dictador al frente no había posibilidad de estar fuera del régimen, por lo que por una cosa u otra, quien quería sobrevivir en ese entorno debía adecuarse al sistema. Como se suele decir, quien esté libre de culpa que tire la primera piedra. En cuanto a lo que se puede hacer ahora mismo, creo que está en la mano de los actuales dirigentes del fútbol que quede claro que no hay trapos sucios (por el bien del deporte en general) en vez de echar balones fuera.