Contradictorios y confusos
Opinión
10 Mar 2023. Actualizado a las 05:00 h.
Nuevo éxito (y cabe felicitarse) del movimiento feminista, porque ha conseguido llenar las calles de nuestro país otro 8 de marzo. Si bien es cierto que en este momento hay varios asuntos que lejos de poder considerase como debate de ideas y de perspectivas están originando fricciones y divisiones dentro del feminismo, las manifestaciones nos han dejado imágenes muy satisfactorias por la fuerte presencia de personas que apostamos por la igualdad de mujeres y hombres. La derecha sigue sin participar (¡qué tiempos aquellos en los que por culpa de estas manifestaciones se propagó el coronavirus en España!) salvo para llamar la atención provocando y originando incidentes (como los ocurridos en Madrid con la presencia de algunos militantes de Nuevas Generaciones). Es cierto que tras la ley trans y la votación del pasado martes en el Congreso puede que sea la antesala del inicio de más desencuentros entre el PSOE y Unidas Podemos (no olvidemos que estamos en año electoral y cada partido tiene que marcar sus diferencias), pero yo sigo sin ver en peligro a este ejecutivo, puesto que afortunadamente a ambas formaciones políticas les une más cosas de las que les separa (aunque el ruido erosione mucho y ciertas imágenes que lo dicen todo, como a las ministras Irene Montero e Ione Belarra solas en la bancada azul, escenificando su soledad en este tema). No obstante, lo peor de todo es que los mensajes que se transmiten a la ciudadanía sobre los últimos acontecimientos han sido muy contradictorios y confusos. Yo creo que era obligatorio modificar la ley del sólo sí es sí porque no han sido pocos los agresores sexuales (más de 700 violadores y pederastas) que han visto reducidas sus penas o han salido de prisión. Mantenerse inmóvil o justificar que no hay que cambiar nada porque se vuelve al código penal anterior de La Manada (el artículo 178.1 sigue intacto, por lo que no hay variaciones acerca del consentimiento) es una irresponsabilidad (se votó a favor de endurecer las penas a los condenados para que no salgan antes de la cárcel con el objetivo de aumentar la protección a las víctimas). Todavía le queda más recorrido a esta historia, porque cambiar una ley no es de un día para otro, con lo cual mi deseo es que la próxima vez se esté a la altura de las circunstancias en vez de negar o minusvalorar errores (que crean además una alarma social por sus consecuencias).
No sé si la moción de censura de Vox hay que tomársela a risa, porque entiendo que la política no es ninguna tontería ni hay que quitarle importancia a absolutamente nada, pero ante el anuncio de que el candidato a la presidencia del Gobierno será Ramón Tamames, más las declaraciones que está haciendo estos días, creo que merece tomarse con humor las cosas. Su designación ha causado todo tipo de comentarios, porque es verdad que tanto desde la perspectiva ideológica de Vox como la del propio Tamames todo este asunto causa tanto indignación como sorpresa por lo contradictorio y confuso de la situación (porque si fuéramos escrupulosos, la mezcla entre ambos debería ser tan cercana como es la del agua con el aceite). Si no hay un cambio de timón, seguramente la ultraderecha se volverá a encontrar sola, tal y como ocurrió en el primer intento que hicieron en 2020. Solo espero que tampoco les sirva para cumplir con sus pretensiones, que es notoriedad mediática e intentar hincar el diente contra el gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos.