Cuento de Navidad
Opinión
22 Dec 2022. Actualizado a las 08:39 h.
Desde ese Palacio modernista (obra del arquitecto gallego, Palacios) de la plaza de Cibeles donde usted tiene su silla, su poltrona, su bastón de mando.
Sobre la fachada estos días de diciembre, antesala de la Navidad, proyectará un cuento. Todo un espectáculo para anunciar a los madrileños que se vistan de gala, adornen sus casas, inviten a sus amigos a vivir el gran acontecimiento: El nacimiento de Jesús.
Un cuento tiene, señor Martínez Almeida, venga conmigo a pasear por los barrios, suburbios y más recodos de su ciudad. No importa la hora del día. Elija la que quiera. Ni tampoco el lugar que ocupe en la semana o, en general, en el calendario.
Venga, gustoso haré de guía, y verá con sus propios ojos: aceras sucias, baches alargados y todo lo público, sometido al uso diario. Lo verá. Juzgue usted mismo de su visita guiada. Dirá: todo normal.
Pero, y aquí está el motivo de su visita guiada, abra los ojos y verá: mendigos pidiendo, jóvenes buscando trabajo y lo más lacerante: dormitorios improvisados a la intemperie las veinticuatro horas del día en cualquier esquina por donde queramos alargar la visita.
He visto con sorpresa cómo en diversos distritos se raspa la piel de las calles y se suaviza la herida con perfumes de brea.
También he contemplado las aceras llenas de folios dorados de este otoño que es perezoso en cambiar su traje de invierno a la espera de la nueva primavera.
He visto tanto trabajo al servicio de la gente humilde, la que habita en espacios que aprieta su exprimida cartera: Cómo se puede tolerar que exijan 1000 euros por un piso de 30 m2
Y no se preocupe ahora, con la primera meta volante de mayo por Pedro, Juan y otros que cree que son bolivarianos, marxistas, etarras, insurrectos. Están legalmente en la Moncloa, las urnas les han dado el visto “pasaporte” democrático: están limpios ante la ley, igual que usted.
Preocúpese hora a hora, minuto a minuto ,,todos los días del año por esos más de cuatro millones de Pedro, Juanes, Marías que viven en este Madrid del que sí usted es «El gran amo», no de sus almas y cuerpos; pero sí de administrar los tributos que fielmente les son recaudados.
Y así, mientras cantamos «El Noche de paz», primero y al día siguiente, el «Dulce Navidad», vamos acabando nuestro cuento con «Colorín, colorado. Este cuento, me ha gustado».
También para usted, ¿ha sido del agrado?