La voz de todas
Opinión
27 Oct 2022. Actualizado a las 05:00 h.
En la política representativa, como en todos los ámbitos de la sociedad contemporánea, hay poderosos intereses que persiguen vaciar de sentido el lenguaje. Da igual que se trate de un ayuntamiento, de un parlamento autonómico o del Congreso, hay quien pretende que las palabras dejen de tener un significado preciso para convertirse en meras cajas de resonancia de la mercadotecnia. Despojar de poder a la sociedad trivializando sus propuestas y sus demandas. Por eso, no basta con nombrar el feminismo, el ecologismo, la colectividad o la democracia para que surtan efecto en un discurso. Hay que trabajar para que las palabras invoquen toda la fuerza de los colectivos que las sustentan. Hay que convertir el lenguaje en práctica.
Con humildad, y no dudo que con errores, eso es lo que hemos intentado hacer en estos 10 meses en Podemos Asturies. Hemos intentado que el feminismo se convierta en una práctica -nunca en un arma arrojadiza- que permita que surjan liderazgos diferentes a los tradicionales. Porque transformar la sociedad no va de que alguien toque los instrumentos y tenga todas las respuestas, va de entender la coralidad como una representación de la vida. Va de entender que nos necesitamos, que somos interdependientes. Que solas, no; con amigas, sí.
Contaré, a modo de anécdota -aunque sin desvelar la autoría- que un político asturiano me dijo hace unos meses que la actual dirección de Podemos Asturies parecía «un gineceo». Pues mira, a mucha honra. Y a más honra todavía mantener mi compromiso como coordinadora autonómica, entendiendo que ha de ser otra compañera quien lidere desde Podemos el camino a la presidencia del gobierno de Asturies. Que será una compañera indiscutible. Que mi deseo como asturiana que vive y ve crecer a su hijo aquí es que sea Alba González Sanz lo digo con orgullo militante.
Y con el mismo orgullo militante puedo afirmar que en estos tiempos de crisis e incertidumbre, Podemos es más importante que nunca. Ya hemos demostrado en el Gobierno de coalición nuestro compromiso con la mayoría social y con las políticas transformadoras. Este es el momento de trabajar para que ese cambio llegue a Asturies. Necesitamos un Podemos más fuerte, más plural, más enraizado en los territorios, un Podemos que dé voz a todos sus concejos. Una herramienta coral, en definitiva, mejor preparada para representar los intereses colectivos y dispuesta a transformar Asturies. Esa determinación nos ha convencido de que Podemos Asturies debe reforzar por igual sus estructuras organizativas y su presencia institucional.
En Asturies tenemos que dejar atrás una era en la que todas las voces se resumían en una sola, sin distinguir espacios, y sin prestar la debida atención a las organizaciones municipales. Necesitamos un Podemos sólido, con más militancia, con mayor implantación territorial, un Podemos que esté en condiciones de profundizar en su propuesta política al mismo tiempo que une sus fuerzas a las de otros colectivos y organizaciones de la izquierda transformadora dispuestas a trabajar en común. Por todo ello, considero fundamental que la coordinación autonómica de Podemos Asturies, responsabilidad que ostento con orgullo, pueda concentrarse en potenciar las estructuras humanas y políticas de la organización. Y es igualmente imprescindible que las personas que integren nuestra candidatura autonómica estén en disposición de dedicar todas sus energías a representar en las instituciones los intereses de su ciudadanía.
Esa vocación plural y transformadora, marca indeleble de nuestra organización, y, por supuesto, esa energía, la encarna a la perfección En Comuña. Las personas que componen esta candidatura, y las que la apoyan, comparten una firme convicción asturianista, sindical y ecologista. En ella están quienes no han dudado en dar la cara por los derechos lingüísticos defendiéndolos con coherencia, exigiendo en todo momento la reforma del Estatuto de Autonomía. Una reforma que ha de traer el reconocimiento de derechos lingüísticos a quienes hablan las lenguas propias de Asturies, pero también otros derechos sociales ya blindados en muchas otras comunidades autónomas, como el derecho al agua como un bien y no como un elemento de especulación y corrupción, cosa que ya conocemos bien aquí.
En la candidatura de En Comuña están quienes no han dudado en poner el cuerpo por defender los derechos laborales de todas y sobre todo de las más precarias, hablemos del servicio de ayuda a domicilio o del ERA, sindicalismo de clase y consciente, atravesado por el feminismo que coloca los cuidados en el centro como una garantía de democracia. En ella están quienes piensan en Asturies y en quienes la habitamos, desde la conciencia medioambiental, desde la creación de empleo, desde los derechos civiles para todos, todas y todes y desde la cultura como posibilidad de transformación (si es que la pueden desarrollar en condiciones quienes inteligentes y capaces que he tenido la suerte de conocer.
Alba González Sanz ha brillado siempre en todo lo que ha hecho, hablemos del ámbito académico, profesional, cultural o político, primero como concejala en Xixón, y luego como asesora en el Ministerio de Igualdad. De la misma manera que decimos que se trata de trabajo colectivo, creo que es de justicia reconocer los esfuerzos personales, la intuición y perseverancia que hoy nos permiten tener un Plan Corresponsables, la ley del Sólo Sí Es Sí, que estemos a las puertas de avanzar en nuestros derechos sexuales y reproductivos, que los planes de igualdad hayan pasado de mandato laxo a realidad requerida en las empresas y que muy pronto la ciudadanía de la comunidad LGTBI sea por ley de pleno derecho.
Y si esa experiencia del gobierno de coalición nos hace ser conscientes de que vale más escribir en el BOE que intervenir desde la tribuna de oradores, por más resultón que sea el discurso de la oposición, tanto o más importante es demostrar que el diálogo y la habilidad para llegar a acuerdos se muestra con diálogo y con acuerdos, no con el deseo de llevarlos a cabo algún día que nunca termina de llegar. Todo este tiempo en el Gobierno de coalición, y ya antes, como grupo parlamentario confederal en el Congreso, ha supuesto una escuela idónea para aprender a acordar, para entenderse en lo importante y trabajar codo con codo.
Yo he visto a Alba González Sanz encarnar esto con compañeras de IU, de Comunes, de Alianza Verde, de Equo, de Galicia en Común desde los distintos ámbitos en los que ha desarrollado su actividad política. El feminismo nos ha enseñado mucho de lo que implica tejer alianzas; no siempre es fácil, pero siempre es el único camino, como diría ese referente como diputada que tenemos en Asturies, del que Alba sabe y ha escrito tanto, que es Dolores Ibárruri.
Ni tengo ni deseo una larga trayectoria en la política representativa. Defiendo que en esto estamos de paso, para aportar desde nuestro conocimiento y experiencia, para aprender todo lo que podamos y pasar el testigo. He visto con qué facilidad se vacían de sentido los discursos en partidos e instituciones. Ecos y no voces, palabras y no hechos. Ese riesgo es mucho más común y avasallador de lo que me gustaría, y habré caído en él a veces y con daño por el camino al hacerlo. Por eso, y desde ahí, puedo decir convencida que no he visto perder ni una vez a Alba su voz; no ha dejado de hablar de frente, sin rodeos, sin fruslerías. Como habla la gente que se preocupa por lo que de verdad importa. Porque habla claro y con la voz de todas es por lo que sé que vamos a caminar juntas en el camino a mayo de 2023. En comuña no se dice, se hace. Y en política estamos para hacer.