La Voz de Asturias

Falanhipsters

Opinión

Jorge Matías
Decenas de personas sostienen la bandera de España de 1.000 metros cuadrados unos 130 kilos de peso, durante la concentración convocada por Vox

16 Jun 2022. Actualizado a las 05:00 h.

En el ISSEP, chiringuito en Madrid de la nieta de Jean-Marie Le Pen, se dan cursos y te dicen que elijas liderar. Y en el ISSEP algunos te dan charlas contra el elitismo cultural. El problema es que uno mira quiénes son los profesores del chiringuito y se encuentra a personajes como Javier Tebas, Jaime Mayor Oreja o el nieto de un general franquista y dice que escritor Kiko Méndez-Monasterio.

Se me hace bola esto de las élites oprimidas por una batalla cultural. He escrito bastante al respecto, y he pensado mucho en ello. Por un lado están esos que ya eran muy de derechas que ven justificado votar a la extrema derecha por cualquier cosa, sea el movimiento LGTBI o el auge del color rosa en coches pequeños, da igual, todo es una excusa para poder decir lo desagradable que eres a los cuatro vientos y señalar a los demás como los culpables de tu forma de ser. Ahí está esa batalla, en ser desagradable. Y por otro, está algo que ninguno de estos ideólogos estarían dispuestos a admitir: el situarse al margen de la mayoría es una forma de distinguirse del resto de la sociedad. Atrincherarse para combatir una batalla imaginaria con los triunfadores y ganadores de esta sociedad para alejarse del «consenso progre» no es más que elitismo. Es la cosa más hipster que se puede hacer. Es cambiar de lado en tus querencias elitistas. No eres alguien que quiere transformar esta sociedad y no sientes ningún apego por ese pasado idealizado que nunca existió. Solo quieres que se te vea como lo que eres, alguien único, diferente. Eres un falanhipster.

Poco a poco, todos estos han ido arrimándose a Vox, y el partido de las élites les ha acariciado el lomo. Dice Juan Manuel de Prada que el rojipardo es aquel que quiere techo, trabajo y pan para los habitantes de este país, y que la izquierda ya no reivindica estas cosas tan sencillas. Es mentira, de hecho los únicos partidos que han presentado con mayor o menor fortuna medidas para apoyar a los trabajadores o limitar los precios de los alquileres han sido de izquierdas. En cambio, esta semana el gobierno ultraderechista de Castilla y León ha intentado boicotear el acuerdo que quería evitar que 1700 familias de trabajadores de Siro se quedaran en la calle. Si por la derecha fuera, estarían ya despedidos todos ellos y esto mismo lo utilizarían los falanhipsters para señalar que este gobierno woke ha abandonado a los trabajadores mientras se prepara para el desfile del Orgullo. En el mundo de fantasía de las batallas culturales todos se dan la razón, pero la realidad les es tan ajena como el sufrimiento de 1700 familias de clase trabajadora. Los falanhipsters son el enemigo, y la batalla real no es cultural, nunca lo fue. La batalla es lo que ha ocurrido con Siro esta semana. Todo lo demás son mentiras.


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