¿Por qué es tan importante el conflicto en Arcelor Mittal?
Opinión
15 Feb 2022. Actualizado a las 16:52 h.
Arcelor Mittal acaba de cerrar 2021 con una cifra récord de ganancias: más de 13.000 millones de euros de beneficios en todas sus factorías. Este dato supone volver a los niveles de beneficios previos a la crisis de 2008 y aleja los fantasmas de las pérdidas sufridas por el grupo en 2020. Sin embargo, este aumento descomunal de los márgenes de beneficio, contrasta con la actitud que la multinacional está teniendo con sus factorías de Xixón y Avilés.
A nadie le sorprende la agenda de conflictividad que la empresa lleva generando a lo largo de los últimos años contra la plantilla y que tuvo su máximo exponente en el cierre patronal que Arcelor decretó en la Acería en 2020 en pleno conflicto laboral (cómo ya había hecho en 2010 en el tren de alambrón y por el que la multinacional fue condenada judicialmente). Después llegaría la aplicación de un ERTE oportunista durante la pandemia y su posterior anulación por parte del Tribunal Supremo. En este nuevo capítulo y a las puertas de la negociación de un nuevo convenio colectivo, auténtico elemento de confrontación social en las plantas asturianas del grupo, un nuevo conflicto ha estallado en Arcelor.
¿Qué está planteando Arcelor Mittal en Xixón y Avilés? Pues en realidad nada que no haya hecho en el pasado. Lo primero es deteriorar las relaciones laborales de la plantilla. En estos momentos la empresa sigue descolgada de los acuerdos colectivos para la aplicación del contrato relevo. Una fórmula arrancada por la negociación sindical que asegura que las jubilaciones anticipadas de la plantilla aseguren a su vez la entrada de nuevos trabajadores a la factoría. El contrato relevo es ni más ni menos el pacto social por el que se aseguran más derechos laborales, empleo de calidad y futuro para las nuevas generaciones.
Si esto no fuera motivo para el conflicto, la multinacional ha asumido un rol poco activo, cuando no negligente en las inversiones medioambientales en las plantas. Arcelor no ha tenido muy en cuenta su impacto en el entorno, bien segura de que la riqueza que generaba en Xixón o en Avilés supliría con creces sus malos humos. La salud laboral es una cuestión fundamental en las plantas industriales. Y eso resulta flagrante cuando los sindicatos denuncian la irresponsable situación de las nuevas baterías de Cok. Además, su desconexión con la realidad social palpable de los efectos que produce en la zona Oeste y por extensión en todo Xixón, le está llevando a unos niveles de desfachatez demasiado elevados. Descolgarse de las inversiones obligatorias que debía acometer en uno de sus Sínter, presentar un recrecido de su chimenea como una medida eficaz y fiar todo al proceso de la acería verde es cuanto menos reírse a la cara de la gente. Y todo ello con un proyecto multimillonario de inversión a cargo de los fondos europeos en ciernes.
Dentro de esa inversión europea se engloba lo que la empresa ha llamado «Plan de Descarbonización». Un proyecto que supone un desembolso de al menos 500 millones de dinero público con el que Arcelor pretende transformar el proceso productivo asturiano en un proceso más sostenible. Para ello y con la también muy socorrida excusa de la digitalización, ha enviado un globo sonda a las organizaciones sindicales en el que el proyecto supondría una pérdida de empleos de entre 800 a 1000 trabajadores. Hablando en plata quiere decir que a cambio de 500 millones de euros de dinero público, una empresa que acaba de facturar 13.000 millones en ganancias, va a reducir en casi un 15% su plantilla en Asturias.
Por eso es tan importante que la sociedad en su conjunto apoyemos las reivindicaciones sindicales en este conflicto. Que se entienda que no es sólo un conjunto de reclamaciones laborales lo que está en juego, sino la supervivencia de un modelo industrial que ha dado a Asturias un mejor presente que el de muchas otras comunidades autónomas limítrofes. Una nueva reconversión está en ciernes y si no somos capaces de revertir los efectos que un gigante como Arcelor Mittal quiere hacernos pagar como sociedad, nos arrepentiremos a no mucho tardar.