La Voz de Asturias

Mantener el paraíso

Opinión

David Díaz
Lagos de Covadonga, en Asturias

07 Jul 2021. Actualizado a las 05:00 h.

Dicen que muchas veces es más fácil conseguir algo que mantenerlo y hay quien parece empeñarse en llevarlo a extremos que resultan difíciles de entender. Asturias es cada vez más conocida y apreciada por sus paisajes maravillosos, bosques, montañas, playas, osos, lobos, parques naturales y hasta un Parque Nacional de montaña. Más del 20% del territorio forma parte de espacios protegidos. Otra cosa bien diferente es el estado en el que se encuentran todos esos espacios, más allá de los papeles y de las hermosas fotos publicitarias. 

Desde la U.E. llegan avisos de sanción por la mala gestión de la red de espacios protegidos, por dejar las acciones de conservación en el papel. También por la mala gestión de los residuos, de la depuración de aguas, de la lucha contra las especies invasoras o la falta de campañas de concienciación ciudadana. 

Sin embargo toda la presión es por mantener la industria sucia y contaminante y por aferrarse a actividades que ya son de siglos pasados y que precisamente han servido para deteriorar el «paraíso natural». No hay inversión real en mantener lo que tenemos y lo que somos. El presupuesto en mantener en buen estado de conservación todo ese patrimonio natural que nos caracteriza es ridículo, muy lejos de lo que debiera ser. 

Pero es que, además, algunos de los nichos de empleo más potentes (y a la vez olvidados en Asturias) están en todos esos sectores: gestión de aguas, gestión de residuos, conservación de espacios y de especies, educación ambiental, turismo de naturaleza, conservación de biodiversidad y lucha contra especies invasoras. 

La realidad de lo que los sucesivos gobiernos socialistas han venido haciendo en Asturias se resume de la siguiente forma: empecinamiento en incinerar residuos a toda costa mientras estamos a la cola en reciclaje y no tenemos recogida separada de residuo orgánico; autorización del aumento significativo de plantaciones de eucalipto, incluso de la especie E. nitens; mantenimiento de los planes de matanza de lobos y cormoranes; ninguna acción por controlar las plantas invasoras en espacios dunares; inexistencia de estrategia (obligatoria) de educación ambiental; falta de medios económicos y de personal para atender los servicios de espacios protegidos y para hacer realidad los instrumentos de gestión aprobados; etc.

Mientras tanto se gasta el dinero en no se sabe cuántos clúster, convenios de colaboración de lo más variopinto, cursos de formación para personas en paro (que en muchas ocasiones no les vale para nada), edificios vacíos y chiringuitos varios que funcionan unos pocos años. Lo que hay que hacer es dar trabajo y con todo ese dineral se podría crear cientos de puesto de empleo estable en actividades totalmente necesarias para cumplir con nuestras obligaciones medioambientales y que además ayudarían a que el Paraíso pudiera ser reconocible también fuera de los folletos turísticos y los videos promocionales. 

 


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