La Voz de Asturias

Barrenderos y política

Opinión

Pepín Fernández

30 Apr 2021. Actualizado a las 05:00 h.

Allá por mediados de los años 70 del siglo pasado, los barrenderos de Gijón iban a recoger sus carros a un local en la zona de los Campos. Comenzaban su trabajo a las 5 de la mañana. Allí se reunía un centenar de ellos que estaban de cháchara durante media hora con gritos y algarabía, causando enfado entre el vecindario.

Por aquel entonces el oficio de barrendero era mal considerado, incluso entre la gente de clase obrera como mis padres y el resto del vecindario molesto con los ruidos. Mi padre decía despectivamente que eran casi todos de la cábila Unos años después, recuerdo como desde las ventanas del instituto teníamos fichado a un barrendero que llegaba a un bar que aún hoy existe, aparcaba su carro con su escoba en la puerta y allí se pasaba ricamente las horas de su jornada laboral. Lo veíamos llegar y luego veíamos su carro solitario durante horas. No había mejorado el servicio de limpieza, ni el prestigio de los barrenderos.

Pasados más años aún, tuve la oportunidad de escuchar a Avelino Tejón. Fue el responsable de la limpieza en el ayuntamiento de Gijón durante 20 años y realmente creador de Emulsa como la conocemos hoy. Avelino Tejón llegó a ese puesto poco después de que yo dejara el instituto. Supongo que al barrendero del bar le quedaba poco para jubilarse o se había jubilado ya. Avelino nos explicó cómo lo primero que había hecho era dignificar el trabajo de los barrenderos. Nuevos uniformes como símbolo. Las condiciones laborales también mejoraron. Paralelamente también la exigencia. Fue la primera vez que oí hablar de la teoría de las ventanas rotas, aunque no la llamase así. Y ponía como ejemplo el vandalismo sobre los jardines en Oviedo. A lo largo de años, cada vez que alguien vandalizaba algo, se reparaba inmediatamente, hasta que dejaba de ser vandalizado.

El otro día, iba por la calle y me saludó una barrendera, aunque ahora ya no las llamamos así. Me acerqué a darle la enhorabuena. Acaba de conseguir plaza fija en Emulsa. Una muy buena noticia. Tiene un recorrido fijo, que es inspeccionado. Buen uniforme, buenos materiales. Las papeleras son desmontables para ser vaciadas. La mayoría de la ciudadanía está concienciada y utiliza correctamente las papeleras y los contenedores.

Así, poco a poco, junto con actuaciones urbanísticas como las que crearon la Avenida del Llano y el Parque de los Pericones, hemos llegado a una situación con dos aspectos positivos. Nuestras villas, no solo Gijón, están mucho más limpias que hace 40 años. La ciudadanía es mucho más consciente. Ya no ves a gente escupiendo por la calle, por ejemplo. Además, en el caso de Gijón hay una empresa pública eficaz y eficiente que no precariza el empleo. Por eso me sorprendió la propuesta que llevó al pleno municipal el señor Eladio de la Concha. Concejal de Vox.

Según él. Todo está mal. Sucio y maloliente. Me extraña, porque el señor de la Concha tiene edad suficiente para recordar de dónde venimos. No digo que no haya muchas cosas que mejorar. También en las relaciones laborales de EMULSA. Pero el discurso del señor de la Concha no propone nada serio y encima se olvida que Emulsa ya tiene un plan para hacer mejoras que ni siquiera menciona. Quizá lo hayan copiado de la campaña que sus medios afines hicieron contra la alcaldesa de Madrid. Durante los cuatros años de mandato de Manuel Carmena, no había día que no hubiera noticia en algún medio estatal sobre la limpieza en Madrid ciudad. Fue dejar la alcaldía Carmena y las noticias del tema desaparecieron.

En realidad, esta propuesta forma parte de la estrategia de la doctrina del shock. Decir que todo está mal, que todo es un desastre, dejar entrever que antes era mejor y que ellos son son ese antes soñado y no existente. En definitiva, como les molesta que las barrenderas no estén precarizadas, quieren atacar a Emulsa porque así atacan sus derechos sin que se note. Por eso atacaban a Carmena porque estaba intentando poner orden en los contratos lamentables que tenían las empresas del oligopolio.

Señor de la Concha, supongo que usted se considera un hombre con ética y moral y está asombrado de que yo escriba estas cosas. Está usted convencido que no era esa su intención ni estaba en su mente. Permítame que le diga, que en el fondo no hay mucha diferencia entre su propuesta de la limpieza y el cartel mendaz y criminal de su partido en Madrid.

Dirá usted que exagero. Mire, voy a parafrasear a Fray Luis de León. Igual que llamamos romero a quien empieza el camino, aunque no haya llegado, podemos decir que quien inicia la senda del odio y la destrucción es igual que quienes luego lo ejecutarán. Si prefiere se lo digo en asturiano. «Tanta culpa tiene el que mata, como el que tien pe la pata». Y usted es de los que sujeta la pata, señor de la Concha.

Nadie en Yugoslavia pensó que iba a ver una guerra. Pero sí hubo muchos que sembraron el odio que lo causó.

Gota a gota se construyeron todas las cosas buenas que tenemos y gota a gota se pueden destruir. Señor de la Concha, usted de momento está destruyendo.


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