Desolación
Opinión
18 Oct 2020. Actualizado a las 05:00 h.
Preámbulo
Unas semanas atrás un profesor de Historia de la Universidad de Oviedo preguntó a sus alumnos de primer curso si sabían quién era Felipe González. La mayoría (la inmensa mayoría) no había oído hablar de él (o no lo recordaban).
Del Teso
El último 10 del 10 este periódico publicó un artículo de Enrique del Teso notable, pero con algunas apreciaciones sobresalientes, entre otras la que derivó del coche-curva. Aquí resaltamos esta: «Una de las pendientes por las que la democracia se resbala a la barbarie es la negación del conocimiento y sus fuentes». Nosotros, ante los comportamientos barriobajeros presentes, tan acentuados en Vox y el PP, vemos en «la negociación del conocimiento», además, ira, ira contra el conocimiento.
Nueva normalidad
Conocido es que, como «nueva normalidad», se conoce al período que se abrió entre finales de la primavera y comienzos del verano pasados tras la también conocida como «desescalada» (que no deja de ser un descalabro significativo del significado) del confinamiento obligado ante los estragos que causaba el SARS-CoV-2.
Esta nueva normalidad (asimismo un signo lingüístico descalabrado), que ha supuesto, ahora sí, un descalabro verdadero, o sea, gnoseológico, por la “escalada” a todos y cada uno de los ocho mil de la cordillera del Everest, o sea, la escalada de la desolación, habremos de retrotraerla, la nueva normalidad, a tiempo anterior a 2020 (remito al último párrafo), sin que ello suponga un círculo de damnificados con un radio menor y, aunque la causa de la nueva normalidad anterior a 2020, no a-parezca ligada al Covid-19, este está re-ligado a una causa primera que, no obstante, pudiera ser entroncada, de permitírsenos forzar lecturas filosóficas, con el primum cognitum o primer conocimiento de partida para aprehender los fenómenos que, en el caso de Parménides, conducen al Ser y, en el de Descartes, a Dios, aunque en la metodología cartesiana (Discurso del método) el Ego cogito, ergo sum, sive existo tiene la transcendencia de convertir al Yo, por vez primera en la Historia de la Filosofía, como el primer conocimiento, aunque por el idealismo religioso de Descartes lo tengamos que reducir a praecognitum (para estas cuestiones, el ensayo de Gustavo Bueno El Ego trascendental, Pentalfa, Oviedo, 2016, 348 páginas).
Edad Oscura
Caído el mundo micénico a finales del segundo milenio antes del presente, la historiografía habla de un período de oscuridad en la Hélade que solo comenzaría a disiparse con la literatura de Homero y Hesíodo. Disuelto el Imperio romano quince siglos atrás, una nueva era envuelta en negros nubarrones, hasta el comienzo de la Alta Edad Media. La propia Edad Media lleva el sambenito de oscura, bien ganado en tantos aspectos.
Ahora bien, ¿podemos afirmar que el Mundo postmoderno es el más luminoso jamás visto?, ¿acaso no es palmario que las ciencias y las tecnologías han ahuyentado las supercherías medievales y nos topamos con el saber en las redes, las aulas, los hogares y por doquier?
De responder afirmativamente a estos interrogantes, ¿qué decir del milenarismo del 2000?, ¿qué del calendario maya que concluía en 2012?, ¿qué de la espiritualidad religiosa, patriótica, política, económica?, ¿qué de la creencia de los ultras estadounidenses que niegan que en su país hallan muerto cerca de 300.000 personas por el coronavirus?, ¿qué de los fanáticos del PP que aplauden la retórica Trump de Díaz Ayuso?, ¿qué de los extremos de Vox que martillean a Largo Caballero y llaman asesino Indalecio Prieto, arrastrando con ellos a populares y Ciudadanos?, ¿qué de Unidas Podemos que, al igual que un virus letal, sierra los postes del Estado desde el Estado?, ¿qué de los socialistas que entrelazan las manos con neonazis vascos, navarros, catalanes, valencianos y baleares?
Aquel que consiga comprender tan sencillas cosas, ¿podrá sostener que no nos parecemos en nada a quienes vivieron en la Edad Media, o dispersos en aldeas en el siglo VI a.C. europeo, o ágrafos griegos diecisiete centurias más atrás?
Híper
Uno de los ataques de fariseísmo más desmedidos que conozco es el soberbio desprecio con que se contempla el pasado, tenido por incivilizado, salvaje. Pero, ¿qué es el hiper capitalismo?, ¿es civilizado?, ¿no es causa de millones de muertos por enfermedades con origen en el sadismo del neoliberalismo?, ¿cuántos de los aproximadamente 900.000 suicidios anuales en el mundo guardan relación con este sistema depredador que ha conseguido que no lo parezca y, sobremanera, que lo valoremos superlativamente?
Y es aquí donde el conocimiento del que habló Del Teso se presenta sangrante. Universitarios que ya no conocen nada ni quieren conocer. Ensayos vitales de los mejores, pero antiguos, sustituidos por Google. Regreso al odio étnico del siglo XX. Política enfangada por políticos atroces. Ciudadanos en trance de amodorramiento digestivo, pero, aún así, en ávida espera de más pastos doctrinales.
Es desde luego ya imposible separar al hombre del fetiche que en torno a él forma el ostentoso aparato de aura que lo esconde para no ser visto como hombre.
Hoy es una síntesis de los peor de ayer (es), peor sin lo bueno de ayer (es). Hoy estamos en una nueva normalidad cuyo comienzo hemos de fijar en el momento en el que la globalización se implantó. Hoy es desolación.