El racismo del COVID-19
Opinión
14 Apr 2020. Actualizado a las 05:00 h.
En este artículo no vas a encontrar cifras de personas fallecidas, comparativas de estadísticas y conclusiones académicas. No tengo conocimientos para ello.
Además, en mi opinión iletrada, la información es cambiante cada día y veo difícil sacar conclusiones duraderas. En estos días, ha cambiado la situación en Japón, nos hemos enterado de la terrible situación de Ecuador, o hemos empezado a comprender que el número de muertos por la epidemia, no son solo quienes mueren por el COVID-19, sino todas las personas con otras patologías que no acuden al médico por miedo y cuando lo hacen es demasiado tarde. También aquellas personas que por saturación de los servicios médicos no son atendidas con todo el esmero que se pondría en otra situación y fallecen. Hasta dentro de unos meses no habrá una verdadera comprensión de la magnitud de la tragedia.
Tampoco voy a entrar en la discusión sobre qué día debería haberse decretado la cuarentena. ¿El dos de marzo? ¿El seis de marzo? ¿El trece de marzo como se hizo realmente? ¿Haber decretado una cuarentena atenuada en febrero?
No tengo ni idea y no creo que nadie pueda aseverarlo con rotundidad con los datos que tenemos aún hoy. Pero sí puedo reflexionar sobre lo que hice yo esos días. ¿Por qué el 7 de marzo estuve en una fiesta familiar en un restaurante a rebosar con personas de lugares donde ya había casos confirmados? ¿Por qué no dije nada cuando veía a alguna persona probar del plato vecino a ver qué tal estaba? ¿Por qué no alerté de que al día siguiente personas mayores de mi entorno no debían viajar a un funeral donde se iban a encontrar con mucha gente de diferentes sitios? ¿Qué hizo que yo no fuera consciente del riesgo real en que estábamos incurriendo, y no alertara a nadie de mi entorno que tuviera cuidado?
Mi conclusión es que actué así por racismo.
Hubo avisos previos. La gripe A fue uno de los más conocidos. También se habló mucho de la gripe aviar. Ahora también hemos leído sobre el SARS y el MERS. Pero para mí el aviso más importante fue el ébola. La situación que se vivió en Madrid hace apenas 5 años evidenció la falta de preparación de nuestras estructuras y la poca o nula capacidad de la clase política madrileña para generar consensos en momentos de crisis graves. Simplemente tuvimos suerte en aquella ocasión.
La pregunta es ¿por qué no me preocupé? Pues porque me parecía imposible. Porque eso era cosa de los chinos y los africanos. No nuestra, porque somos más guais y mejores y no nos pasan estas cosas. Por eso ahora toda la ira que se ve en las redes sociales. Porque no puede ser que yo no sea esencial, esté en mi casa y esté pasando esto…esto solo pasa en África, recuerda, no somos Uganda. O sí.
Hasta nos sentimos superiores a Italia, que hubo un tipo de estos que sale en la tele diciendo que en Italia tenían una sanidad de baratija y por eso les pasaba eso. Hasta yo lo pensé, estos italianos con sus mafias y sus cosas, normal que les pase eso, ¿verdad?
Esto está siendo una profunda cura de humildad. Y dolorosa. No somos diferentes a los chinos. La ciudadanía china no se comporta muy diferente a como lo hacemos aquí. Primero no se lo creyeron y luego cuando decretaron el confinamiento una mayoría la respetó sin necesidad de medidas policiales y una minoría escapó corriendo y diseminando el virus por doquier. Gente dispuesta a lo más sublime y gente dispuesta a lo más abyecto. A veces la misma persona. No somos más que homínidos evolucionados y asustados.
Pero todo esto no disculpa la realidad.
No teníamos material para proteger al personal de los servicios sanitarios ni otros colectivos vulnerables. El problema no es que en enero o febrero fuera imposible conseguirlo. La pregunta es ¿por qué no lo compramos en 2018?, ¿por qué no teníamos material de emergencia almacenado? No se trata de tirarse los trastos partidistas a la cabeza, sino de entender por qué actuamos mal para no volver a caer en el mismo error. Claro que ha habido gobiernos autonómicos que han hecho mejor el trabajo que otros y justo será reconocerlo cuando pase y exigir responsabilidades. Curiosamente una comunidad pequeña y pobre como Asturias estaba mejor preparada que otras mucho más grandes y ricas. Es doloroso ver a los dos nacionalismos antagónicos, hermanados en la desgracia, pero también en la irresponsabilidad.
Pero la realidad es que ni las autonomías mejor preparadas estaban suficientemente preparadas y esto puede haber costado muchas vidas.
Mi aprendizaje de esto es que tenemos que ser más humildes, que es imposible parar la globalización y que, por tanto, necesitamos una gobernanza mundial a la que debemos contribuir. Un aleteo de mariposa en una provincia de China cuya existencia desconocía hasta hace unos meses, cambió mi vida como nunca soñé que pasaría. Cooperar ya no es una elección en nuestro mundo globalizado. Es la única opción racional.
Obviamente, la ideología económica ha estigmatizado el acopio de material en cualquier campo, también en el sanitario y eso tiene gran influencia en lo que está pasando. Pero más allá de eso, estoy convencido que fue el racismo lo que nos impidió prepararnos para la pandemia. Aprendamos, pues.