La Voz de Asturias

Sin que lo parezca, Sánchez está dando un golpe de Estado

Opinión

Eduardo García Morán Redacción

15 Dec 2019. Actualizado a las 05:00 h.

I. Acción

Los «nuevos» socialistas (en adelante, NS) están negociando apoyos para formar un gobierno con partidos nacional populistas (ERC, JxC, PNV). En este contexto, Pedro Sánchez pone sobre la mesa su idea de Nación de naciones. En este diario hemos explicado en una ocasión, quizá en dos, que esta idea es un absurdo, tomando como apoyatura la impecable argumentación de Gustavo Bueno que, dicho en mínimos, afirma que una nación es soberana, y recalcamos nosotros, con pleonasmo: es soberana absolutamente. Una nación catalana o vasca equivaldría a China, por ejemplo.

El señuelo de los NS consiste en reiterar que los acuerdos con estos partidos de profundas raíces racistas no rebasarán el «marco constitucional». Esto es una aporía, porque los secesionistas, por coherencia, no reconocen la Constitución de 1978. Sin embargo, esta contradicción entre las posturas de los negociadores de una y otra parte es solo aparente. Sánchez busca ser investido sin que se note que el País Vasco y Cataluña serán independientes y que, una vez en La Moncloa, procederá a concederla. 

El propósito último del cabecilla de los NS es ambicioso, histórico, hacer historia: derrocar a la monarquía (quien esto escribe es republicano), hacer tiras con la Carta Magna y balcanizar España. Su aliado, Podemos, se alía también con los radicales, bien con los pro etarras, bien con los místicos de la xenofobia. Podemos no es comunista; es un conglomerado de progres advenedizos (no identificar en exclusiva la moda con la ropa) y su mensaje anticapitalista es el humo que entapuja el caudal de dinero que «anega» a la dirección, y dos de ellos ya están entre el 10% más rico del país.

II. Reacción

Frente a un golpe de Estado, los demócratas han de responder unidos, limar las diferencias ideológicas y contraatacar. Así, los votantes socialistas traicionados por los NS habrán de ocupar las calles. Los barones socialistas (no los de los NS: Simón Puig, Francina Armengol, María Chivite y el candidato a serlo, Miguel Iceta) tendrán que ir a Ferraz y dar un puñetazo en la mesa de Pedro Sánchez que la haga temblar, y amenazar con abandonar el partido y fundar otro, democrático verdaderamente. Estos son: García Paje, Fernández Vara, Javier Lambán, ¿Adrián Barbón?, y el concurso de la andaluza Susana Díaz y otros responsables regionales.

Este socialismo como dios manda debe coaligarse con los partidos de centro y de derecha y pedir amparo al Tribunal Supremo y al Tribunal Constitucional, y que se inicie un proceso incriminatorio contra Sánchez y su gobierno, que cuenta con obscenos magistrados y fiscales, y proteger a Felipe VI, una de las personas más sensatas en esta película de zombis que pululan por España, Europa y el Mundo. Porque, en el movimiento de traslación del Hombre alrededor de la Historia, se ha entrado de nuevo en el período estacional más sórdido del recorrido.


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