¿Sabéis quién soy?
Opinión
11 Apr 2018. Actualizado a las 11:35 h.
¿Sabéis quién soy? No soy nadie. No soy nadie, pero el mundo está lleno de millones de nadies como yo.
Podría contaros otra vez como ocurrieron los hechos del pasado sábado en el bar en el que me encontraba, pero ya son de sobra conocidos.
Quiero repetir quién soy. Nadie.
Van a leerme, ellos o los suyos, estoy segura, como la denuncia pública que se compartió cientos de veces. Lo sé. Lo sabemos.
Quiero decirles que en estas horas que han transcurrido he pasado un poco de miedo, pero solo un poco. No por ellos y sus barras de hierro en alto contra todo, contra todas. He pasado miedo porque no quiero que la oscuridad que trasmiten enturbie, ni un poquito, el cielo de colores en el que creemos millones de nadies.
Me he esforzado mucho por querer odiarles un poco, odiarles algo, me he esforzado muchísimo en esa labor. He cerrado los ojos y he vuelto a ver su odio a un metro de mi cara, pero no puedo y no quiero hacerlo. No quiero odiaros.
No quiero invertir ni un solo segundo de mi alegría en odiar. Jamás lo he hecho y en esta ocasión tampoco va a ser. Mis esfuerzos han ido y van por otros caminos.
Siempre me tendréis de frente, a cara descubierta y con las manos desnudas. Siempre. Desde antes y hasta el último día. A mí y a todas las personas que pintamos con brochas de miles de colores.
Deseo con todas mis fuerzas que se os juzgue como merecéis, con todas las garantías y con un juicio justo donde diremos lo que pasó, donde diré que vi y como me sentí vulnerable ante la manera que tenéis de escupir sinrazón. Porque si la justicia existe, vosotros tendréis que pagar. Por mí, por las personas que vais atemorizando por la calle, por las que ya agredisteis antes. Por todas.
Vivo en una casa de puertas abiertas, abiertas al viajero que llega sin maletas huyendo de la guerra, a las personas que deciden vivir libremente su amor, sin etiquetas. En mi salón comemos juntas las hermanas venidas de distintos puntos de la tierra y siempre habrá un plato de más para quien ha tenido que sufrir la violencia del odio, de vuestro odio.
No os quiero cerca, cerca de nadie al que podáis contaminar con vuestra nube tóxica. No quiero que nuestros hijas e hijas escuchen vuestros cánticos, os tengan en frente, que se les pegue el ruin objetivo de vuestra vida. Pondremos todas las ganas para lograrlo, todas las manos, todas las voces. Todas.
Por eso os escribo, para deciros que estamos aquí, que estoy aquí. Que no os tenemos miedo, que siempre nos encontraréis a cara descubierta, con las manos desnudas, a pecho descubierto frente a las balas del fascismo. Siempre. No daremos ni un paso atrás. Nunca. Jamás.