La Voz de Asturias

Jesús Castro: 25 años sin el «abuelo gol»

Opinión

Esther Canteli

12 Feb 2018. Actualizado a las 05:00 h.

Fue uno de los jugadores más carismáticos y discretos de toda la historia del Sporting de Gijón, y de toda la historia del fútbol español. Castro siempre tuvo fama en el ámbito futbolístico y, fuera de él, de ser una excelente persona, y esa fama fue bien merecida.

Como la vida a veces es muy injusta, resulta que un fatídico día del verano de 1993 -exactamente el 26 de julio-, lo que iba a ser una tranquila y plácida jornada de playa en las vacaciones familiares con su esposa Blanca y sus hijos Joanna, Jesús y Daniel, se convirtió en una tragedia que acabó con la vida de aquel chaval de expresión dulce y bonachona al que todos queríamos.

Castro, que no era un gran nadador, no se lo pensó ni un segundo cuando vio a unos niños ingleses en apuros en la playa de Pechón, en Cantabria. Su gesto valiente y generoso les salvó la vida, pero entregó la suya.

Cuando se cumplen 25 años sin Jesús Castro, un grupo de amigos, a la cabeza de los cuales está Luis Pereda, presidente de la Peña Sportinguista Inter, y la propia familia de Jesús, quieren rendirle un sencillo y más que merecido homenaje, solicitando que la puerta número uno del estadio del Molinón lleve su nombre.

La iniciativa ha prendido con fuerza y el pasado sábado, antes del partido, en la mesa instalada donde la puerta número uno, los aficionados sportinguistas se agolpaban con entusiasmo y emoción para firmar en apoyo del recuerdo-homenaje a Jesús Castro. Eran de todas las edades y todos, sin excepción, lo ponían por las nubes. La impresión es unánime: Jesús Castro fue un modelo como deportista y como persona, y fue precisamente su gesto ejemplar y solidario el que lo llevó a perder la vida.

Yo estuve el sábado donde esa puerta número uno con Luis Pereda, y con Alberto Estrada y su mujer Inma, y por supuesto allí estaba Blanca, la viuda de Jesús Castro. Jamás podré olvidar ese momento. Blanca nos dio a todos un ejemplo de entereza, de humildad y de discreción. Estaba emocionada como si Jesús le faltase desde hacía unas horas. Era el testimonio de una mujer enamorada como una adolescente. Hizo un esfuerzo inmenso para estar allí, e intuyo que lo hizo no solo por la memoria de Jesús, sino para apoyar a sus tres hijos -que residen fuera de Asturias-, y a sus nietos, por los que siente verdadera pasión.

Los nietos de Jesús Castro lo llaman cariñosamente «abuelo gol», y su ejemplo sigue vivo para ellos, como sigue vivo para muchos de nosotros.

Siento de corazón que cuando la puerta número 1 del Sporting se llame Jesús Castro, que no dudo que así será muy pronto, será una puerta al verdadero espíritu deportivo, a la humildad, a la solidaridad. El «abuelo gol» abrirá una entrada al cielo de los elegidos para la gloria que solo está reservada a los bondadosos.


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