Helados sin remordimientos para este verano
Bienestar y Salud
Hacerlos en casa es el único truco para saber que los ingredientes que llevan son de origen natural y sin aditivos. Además del placer de poder degustar algo preparado por ti mismo
04 Jul 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Cada vez es más frecuente animarse a preparar en casa elaboraciones que normalmente compramos ya hechas. Es el caso del pan, las masas de pizza, las conservas y, cómo no, de los helados. Que si no tengo panificadora, ni heladera, ni yogurtera, ni brazo amasador en casa… no tiene sentido comprar este tipo de máquinas para usarlas solo en momentos puntuales. Es un gasto económico y, además, son aparatos que ocupan bastante espacio a la hora de almacenarlos.
Una vez puestas las excusas llega el momento de desvelar que no siempre hace falta tirar de maquinaria costosa para elaborar ciertas recetas, sino simplemente tener en cuenta que estamos hablando de helados y estos necesitan que algunos ingredientes hayan pasado previamente por el congelador y otros necesitan de frío tras preparar la mezcla. Por lo demás, son recetas tan simples que se hacen incluso con los ojos cerrados. Y lo mejor de todo es que no hace falta recurrir al azúcar para conquistarnos con su sabor y que con una batidora en ocasiones en más que suficiente.
Helado de arándanos asturianos
Es época de arándanos y en Asturias los hay autóctonos, así que qué mejor manera de aprovechar este fruto antioxidante, antiinflamatorio y beneficioso para el corazón y el sistema inmune que incorporarlos a una receta veraniega. Como es un producto estacional, es recomendable hacer acopio de arándanos para poder congelarlos y así poder hacer más recetas con ellos fuera de temporada.
Para este helado de arándanos asturianos usaremos, además del propio arándano, una tarrina de queso crema o batido -que puede ser de tipo 0% de materia grasa- y para endulzar podemos sustituir el azúcar por miel o panela y poner la cantidad justa aunque la receta indique más.
Sí que hay que aplicar un truco que, aunque pueda parecer tedioso, es necesario para que el helado adquiera una textura cremosa. Y es que una vez dispuesto el helado en un molde para congelarlo es recomendable batirlo bien cada 15 minutos durante las dos primeras horas de congelación. Que la pereza no gane al resultado magistral que obtendrás si aplicas este método de batido.
Helado de plátano y crema de cacahuete
La combinación plátano y cacahuete debería estar registrada como el «maridaje perfecto». Esa armonía de sabores que por separado ya conquista, hacen un tándem equilibrado y, además, permite jugar con las texturas si coronamos la mezcla con unos cacahuetes triturados para que aporten un toque crujiente que nunca falla.
Muchos estarán esperando a leer la dificultad que encierra esta receta de helado de plátano y crema de cacahuete. La respuesta es clara: ¡ninguna! El mayor esfuerzo que hay que hacer es acordarse de meter con tiempo los plátanos en el congelador. Junto con la crema de cacahuete son los dos únicos ingredientes que necesitaremos. Se trituran bien hasta conseguir una pasta homogénea y cremosa y ya estaría.
El truco realmente es controlar la tentación de querer comer ese sabroso helado todos los días de la semana. Bueno, y que los plátanos sean preferiblemente maduros para que aporten ese dulzor que no tienen los más verdes.
Mango a la plancha con helado de coco y plátano
¿Por qué no añadir un nuevo jugador en la partida del postre? Además, el helado se presta a tantas combinaciones y preparados para acompañarlo que hoy hemos seleccionado algo diferente: mango a la plancha con helado de coco y plátano.
Y que sea una propuesta diferente no significa que sea complicada, sino todo lo contrario ya que en 10 minutos lo tendremos listo (siempre teniendo en cuenta que la fruta para el helado habrá sido previamente congelada, paso previo de todo helado que se precie).
El mango se presta más a la plancha si se corta en rodajas o láminas. Para pasarlas por la plancha antes hay que untar la superficie con una cucharada de aceite de coco para que no se pegue el mango. Lo doramos por ambas caras al gusto.
Mientras, sacamos los plátanos del congelador y lo mezclamos muy bien con unas cucharadas de leche de coco (que no bebida de coco) hasta conseguir una mezcla homogénea y cremosa. Solo falta emplatar esta maravillosa combinación de sabores y temperaturas para poder tocar el cielo de los postres saludables.
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