La Voz de Asturias

Medio millón de muertos después: así cambió el mapa de Siria tras 7 años de guerra

Internacional

Manuel Varela Manuel Varela

Grandes zonas del territorio sirio han mudado de dominio desde el inicio del conflicto en 2011. Al Asad ha ido ganando territorio al ISIS y a los rebeldes con el apoyo de Rusia e Irán

25 Apr 2018. Actualizado a las 01:25 h.

El bombardeo conjunto de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña en Siria suma un nuevo capítulo para una guerra con medio millón de muertos y el exilio de 5,6 millones de personas en los últimos siete años. Tras días en los que Donald Trump expresó públicamente su deseo de abandonar suelo sirio, el régimen de Bashar al Asad ordenó un ataque químico sobre la localidad de Douma. Como consecuencia, el ataque de la coalición occidental y la incógnita, un día más, sobre qué futuro deparará al país en las próximas fechas.

El Institute for the Study of War (ISW, ‘Instituto para el estudio de la guerra’, en español), un think tank estadounidense de analistas, ha examinado minuciosamente la evolución del cambiante mapa sirio. Una pugna de territorios entre un largo listado de bandos: tropas rebeldes, el Estado Islámico, los kurdos en el norte, las coaliciones internacionales o el propio ejército sirio.

Desde julio de 2012, los rebeldes lograron entrar en la hasta entonces impenetrable Damasco. Al Asad se sirvió de la ayuda de fuerzas extranjeras, como los grupos Hezbollah o las milicias iraquíes, además del apoyo de Irán y Rusia, con intereses geoestratégicos en la zona. En 2014, la irrupción del Estado Islámico supuso un nuevo giro en el mapa de Oriente Medio.

Una región amenazada por el ISIS (2014)

(En negro, las zonas controladas por ISIS y, en marrón, su área de influencia). 

El Estado Islámico anunció en junio de 2014 la creación de su califato. El ejército yihadista logró asentarse junto a los principales ríos de Irak y Siria, además de controlar ciudades importantes como Raqqa y varias localidades de la provincia de Aleppo. «La gran estrategia del ISIS es establecerse en la zona con conquistas militares y luego reforzar su control a través de su gobierno», analizaban entonces los expertos del ISW Charles C. Caris y Samuel Reynolds.

Al Asad pierde la Guerra Civil (2015)

(En rosa, zonas de Al Asad. Las amarillas son de los rebeldes y en violeta de los kurdos sirios).

Los informes proporcionados por la inteligencia Rusia dejan un mapa donde ISIS gana terreno a las posiciones del gobierno sirio. Este plano del Institute for the Study of War, elaborado en mayo de 2015, muestra la retirada de las tropas de Al Asad mientras el Estado Islámico avanza. Después del verano, la situación para el ejército sirio mejora con el despliegue de militares rusos y las ofensivas kurdas en el norte.

Ofensiva aérea rusa (2016)

(En gris oscuro, zonas del ISIS).

Entre diciembre de 2015 y enero de 2016 se contabilizan unos 200 ataques aéreos rusos contra posiciones rebeldes. La alianza con el Kremlin también sirvió al frente kurdo en la provincia de Aleppo, aunque la participación activa de los militares rusos iría decreciendo con el paso de las semanas hasta que Putin anunció en marzo una retirada casi total de las tropas.

EEUU responde a un ataque químico (2017)

En abril del año pasado, Estados Unidos bombardeaba Siria tras un ataque químico del régimen de Al Asad sobre población civil. El ISW recoge los ataques de aviones rusos en hospitales y civiles en zonas controladas por los rebeldes. En el mapa, el soporte del Kremlin e Irán permiten a Al Asad ganar más terreno en el norte, recuperando buena parte de las provincias de Hama e Idlib bajo dominio rebelde.

Un país tomado por fuerzas internacionales (2018)

El plano de Siria, tras siete años de guerra, deja un panorama controlado por varias potencias extranjeras. Turquía domina las poblaciones del norte del país, Estados Unidos trabaja en el este con las milicias kurdas y Rusia e Irán ayudan a Al Asad a recuperar posiciones rebeldes. El deseo de Trump es retirar sus tropas tras derrotar al ISIS en el sudeste sirio, aunque los sucesos de la última semana podría suponer un nuevo giro en el inestable mapa de fuerzas en el país.


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