Un mercado de antigüedades y objetos de coleccionismo en la mansión más cara de Asturias: «El año pasado tuvimos cola»
Gijón
Será el segundo año en que Javier Sitges abra las puertas de Villa María, en Somió, para recibir a cuantas personas se acerquen a dar un paseo por el interior de su vivienda y descubrir auténticas joyas vintage
29 Nov 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Un rastrillo repleto de antigüedades y artículos de coleccionismo en el interior de la vivienda más cara de Asturias. Javier Sitges abre las puertas, por segundo año consecutivo, de Villa María para recibir a los amantes de lo vintage. Este inusual mercadillo, que arranca hoy, se celebrará durante los próximos dos fines de semana, de viernes a domingo, y previsiblemente volverá a ser todo un éxito de público.
«Yo tuve una tienda de antigüedades aquí en casa hasta que me jubilé», explica Sitges, promotor de la actividad y actual propietario de la mansión. «Me gusta ir al rastro y comprar cosas, y como esta casa es grande, la tengo hasta arriba de todo», asegura. Esta afición, sumada a los numerosos objetos y artículos almacenados tras las paredes de su hogar, procedentes en algunos casos de otros familiares y de herencias, fueron la clave para que Sitges decidiera hacer algo de espacio y poner muchos de estos útiles en venta.
«Puedes encontrar de todo, hay cosas que se venden por solo 1 euro», relata. Cristalería, juegos de café, cubiertos, libros, decoración... Una oda a lo retro al más puro estilo de «los mercadillos que organizan los ingleses en Navidad», en palabras de su ideólogo. «También hay cosas buenas, que podríamos considerar de lujo, aunque principalmente lo hago por limpiar el desván», añade, aunque considera que lo que más éxito acaba teniendo es «lo más barato». Entre los bienes de mayor valor se encuentran cuadros de la propia colección personal del dueño de la finca: «Tenía más de cien y aún tengo en venta casi cincuenta».
Sitges no está solo en esta tarea, sino que cuenta con la ayuda de Marola Argüelles, creadora del proyecto Orden Vintage. Esta empresa asturiana se encarga de vaciar completamente aquellos inmuebles que necesitan liberar espacio, mientras que al mismo tiempo da una segunda vida a todos los enseres. «Ella es quien lo organiza y lo publicita, porque tiene muchos seguidores. Viene mucha gente de fuera de Asturias», asevera el propietario de Villa María, quien confiesa que quienes se acercan a visitar este tipo de eventos «se lo pasan bárbaro»: «El año pasado tuvimos cola en la puerta, la gente se peleaba por comprar algunas cosas».
«Estamos abiertos a todo el mundo que quiera participar, con tal de que no me quemen la casa», bromea Sitges, quien reconoce que el trabajo que requiere organizar un mercadillo de estas características «es una paliza», ya que no solo es necesaria su presencia durante todo el horario de apertura sino también dedicar muchas horas a separar objetos y hacer limpieza de enseres en todos los rincones de la vivienda.
Por si fuera poco con la enorme cantidad de bienes en venta en el interior de Villa María, la propia finca también esta en venta desde hace algunos años. «Llevo viviendo aquí desde los 80, cuando tenía 30 años. Con esa edad yo me comía la casa, pero ahora me come ella a mí», revela Sitges. El palacete, obra del arquitecto Arturo Sáenz de la Calzada, cuenta con un marcado estilo burgués ecléctico, con base neoclásica y elementos de barroco italiano. Todo ello impregnado en una superficie total de 1.800 metros cuadrados repartidos en cuatro plantas, que incluyen estancias como un amplio comedor con capacidad para 30 comensales, una biblioteca, ocho habitaciones o sala de billar, entre otros espacios. El precio de la vivienda roza los 5 millones de euros.
«En estos últimos años hubo interesados, pero soy muy terco», afirma con gracia Sitges, quien reconoce que «es una casa muy cara», pero también recuerda que «está en la milla de oro de Asturias». No en vano, es la vivienda más costosa del Principado y la propiedad se anuncia en las oficinas inmbolirias más prestigiosas del mundo. Pese a ello, el dueño comenta que ninguna celebridad se ha interesado por el edificio, sino que el público que suspira por las paredes de Villa María son «gente con mucha discreción».