Del helado con palomitas a los sabores más clásicos, ¿cuáles son los helados con más éxito de Gijón?

No hay mal tiempo para un buen helado. Las altas temperaturas del verano convierten esta estación en la época perfecta para disfrutar de este delicioso postre. Gijón cuenta con una gran variedad de heladerías para todos los gustos, desde los más tradicionales hasta los más atrevidos, que se extienden a lo largo de todo el paseo de El Muro y el centro de la ciudad. Cada verano, multitud de personas esperan largas colas a las puertas de estos locales para probar las novedades del verano o para disfrutar de su sabor clásico favorito. Con la llegada del buen tiempo, cada año surgen nuevas modas y gustos que pretenden conquistar los paladares de los más selectos. Pero, ¿cuáles son los sabores que realmente triunfan en la ciudad de Gijón? Las heladerías lo tienen claro, hay un indiscutible ganador.

Federico Verdú se encuentra entre las heladerías gijonesas mejor valoradas por los internautas. «Delicioso», «exquisito» y «artesanal» son los tres adjetivos que más se repiten entre sus reseñas. Este verano, han sido tres las novedades que esta histórica heladería ha incorporado a su oferta: el helado de Baileys, el de pantera rosa y el sorbete de dragón, un helado vegano hecho a base de pitaya, higo chumbo y sandía. Aunque ninguno desbanca a su sabor más clásico, el de turrón. «Concretamente el de turrón con trozos. Es el más vendido, en parte, gracias a nuestra trayectoria de más de 140 años como turroneros». En una temporada en el que las ventas «han ido bien», las novedades de años anteriores como el Guayapa, abreviatura de guayaba y papaya, también continúan vendiéndose en Verdú.

Heladería La Ibense, otro de los grandes clásicos de la ciudad, se mantiene en una línea más tradicional. Aunque esta última temporada apostaron por ampliar su gama premium incorporando sabores como el de galleta oreo, el de Philadelphia con arándanos o la tarta de San Marcos, «los sabores clásicos siguen siendo nuestro mayor éxito», afirman. El helado de turrón y el mantecado son uno de los más vendidos. Pero la gran estrella continúa siendo el bombón helado, «un símbolo de la ciudad, el típico postre de sidrería». En cuanto a los helados con sabor a fruta, también ha habido alguna que otra novedad, «el de cereza y el de plátano han sido algunas de nuestras últimas incorporaciones».

Por otro lado, Coppedia, situada en pleno centro de la ciudad, se suma a las dos anteriores, «el sabor más vendido, indiscutiblemente, continúa siendo el de turrón». Este año no pusieron sabores nuevos, pero sus ventas se han mantenido intactas. Entre los helados más demandados, se encuentran el de Kinder, el de Oreo o el de tarta de la abuela, aunque los más clásicos, como «el chocolate, la fresa o la vainilla también tienen un gran éxito», afirman.

«Innovación» y «calidad» son, según las reseñas, la mejor manera de describir esta popular heladería. Tras tres generaciones, la Heladería Islandia continúa coronándose como la más atrevida. Los sabores de oricio, sidra y fabada han dado pasó a nuevas incorporaciones. Entre sus novedades más recientes se encuentran el helado de chocolate blanco con caramelo salado y palomitas «una apuesta destinada, quizá, a un público más adulto», y el helado de yogur con lima, que «ha sido todo un éxito en los días de mucho calor». En la parte alta del ránking, continúa manteniéndose un sabor que mezcla la tradición con la innovación; el arroz con leche es el top ventas de esta heladería.

Los Dos Hermanos es otro de los clásicos de Gijón. Sus dos locales se han convertido en un punto de peregrinación para los amantes de los helados. A pesar de que el tiempo no ha acompañado de la misma manera que el año pasado, «la temporada ha sido muchísimo mejor y con mucha más gente. En agosto Gijón demostró una ocupación total», aseguran. Al consultarles, coinciden, «el sabor más vendido es el de turrón». Este año, han incorporado dos novedades, el cacahuete choco snack y el pink pastel que, indiscutiblemente, «ha triunfado entre la gente de 40 y pico para arriba». El chocolate fondant y la nata con oreo, «tampoco fallan nunca».