Marín: «Me da vergüenza ajena el cariz que ha tomado el PP de Asturias»
Gijón
El expresidente del PP de Gijón habla con La Voz de las tensiones «irrespirables» con la dirección regional del partido que han desembocado en su baja de la formación
03 Mar 2021. Actualizado a las 10:07 h.
Mariano Marín (Gijón, 1963) anunciaba esta semana su decisión de darse de baja del Partido Popular ante las «amenazas», el «acoso» y el «boicot» que está sufriendo por parte de la dirección regional que, a su juicio, se ha transformado en «un circo de fieras». No en vano, el Comité de Derechos y Garantías del PP de Asturias ha acordado abrirle un expediente disciplinario tras la petición de amparo realizada por 40 miembros de la junta directiva. Es un capítulo más de la larga lista de desencuentros y polémicas de la que los populares gijoneses parecen no poder salir desde hace años. En esta entrevista concedida a La Voz de Asturias, Marín explica que se siente «avergonzado del cariz que ha tomado el PP en Asturias en los últimos años» y acusa a la presidenta regional de la formación de tener una verdadera «obsesión» por «tomar Gijón de cualquier manera». Cree que el ambiente en el partido «se vuelve irrespirable en el momento en que Teresa Mallada es designada presidenta del Partido Popular en Asturias».
--Después de haber tomado la decisión de darse de baja del PP, ¿pesa más la sensación de liberación, tristeza, frustración, decepción...?
--Yo no pedí está situación, pero tengo que hacerle frente cuando entiendo que se está atacando a mi vida personal y profesional, además de a mi prestigio y reputación. Llegó un momento en el que tuve que reaccionar y no de la manera que a mí me gusta. Pero no me quedaba otra. Desde el punto de vista personal, notas un cierto alivio, pero, por otro lado, lo que no me gusta es que yo tenía un compromiso con este partido, unos años de mi vida y muchas horas que le restas a tu trabajo profesional y que, en los últimos años, no eran retribuidas ni mucho menos. Me siento avergonzado del cariz que ha tomado el PP en Asturias en los últimos años. Me da vergüenza ajena. Yo he estado trabajando para que esto saliera adelante y en cuatro meses han cambiado las cosas y se ha convertido en algo que no califico ni de partido. Es una organización de unos señores que tienen unos intereses personales y se escudan detrás de unas siglas para satisfacerlos.
--¿Cuándo empezó a torcerse la situación?
--Se vuelve irrespirable en el momento en que Teresa Mallada es designada presidenta del Partido Popular en Asturias. A los dos días me convoca en la sede regional. No fue una reunión tan tensa como la que mantuvimos el 15 de enero, pero si vi que cualquier cosa que yo hiciera a partir de ese momento, aunque trabajara 24 horas dedicado al partido, jamás iba a ser apreciada y se iba a rechazar. Cualquier cosa que yo hiciera no se iba a tener en cuenta como algo positivo, sino todo lo contrario. Desde entonces, todo fue cuesta abajo.
--¿Sigue pensando que la presidenta regional ha hecho de su «desaparición política y civil su obsesión y del asalto cruento al PP de Gijón su prioridad»?
--Era una estrategia desde el primer momento. La obsesión de Teresa Mallada, y me consta que lo ha dicho muchas veces en sus ámbitos cercanos, era la de tomar Gijón de cualquier manera, sin importar los medios y el modo de hacerlo.
--¿Cree que la causa contra Luis Venta pudo ser el primer episodio de la corriente contraria a Mercedes Fernández por hacerse con el control del PP en Asturias y Gijón?
-- Teresa Mallada siempre quiso, por así decirlo, laminar a cualquier persona que tuviese algún tipo de relación con Mercedes Fernández. Todas sus decisiones han ido en esa dirección. En el primer ejecutivo autonómico regional, laminó a más de treinta personas que podían tener una cierta relación con Mercedes Fernández o con la anterior dirección del partido. Se ha querido hacer tábula rasa. Es una persona que incluso está incumpliendo las órdenes o la forma de proceder que actualmente el PP a nivel nacional está imponiendo. Desde Madrid se está diciendo que no se eche a la gente y aquí se está haciendo. Y todo por tener algo que no es un partido, sino una organización de intereses.
--Usted asegura que el 15 de enero, cuando mantuvo una reunión con Teresa Mallada y con su secretario general, Álvaro Queipo, vivió uno de sus peores momentos. ¿Puede precisar que ocurrió?
--Fue un momento espantoso. Treinta minutos dedicados única y exclusivamente a atacar mi labor, no solamente política, sino también a mi persona, mi desempeño profesional. Se trató de intentar, en todo momento, que yo dimitiera de cualquier manera. Con amenazas y frases que en el mundo político, y en un ámbito de personas sensatas y educadas que todos pensamos que tienen que ser ejemplo para la sociedad, eran terribles. Cosas como «o sales por tu voluntad o te sacamos», «tienes una semana y vas a acabar muy mal». Me dijeron textualmente «estás para hacer el ridículo». Fue un ataque continuo y con un desprecio tan absoluto a todo lo que yo hice desde 2015 que lo encontré injusto. Pero, a la vez, en ese momento me dije «yo en este sitio no puedo estar». En esos treinta minutos se condensó todo lo que detesto desde el punto de vista de los valores humanos y morales. Fue como un descenso al infierno de media hora, en el que vi lo peor que puede llegar a ser una persona.
--Sus críticos le han acusado reiteradamente de dejación de funciones. ¿Qué responde ante esto?
--Nunca hubo, en ningún momento, dejación de funciones. Esto todo está planificado desde hace meses o más. Lo que ha sucedido es una estrategia muy fácil de entender. Se me impidió hacer mi trabajo y se me quitaron todos los medios para poder desarrollarlo. Y una vez que yo no podía trabajar exigen mi dimisión porque no lo hago. Oiga, si usted me quita todos los medios, no me deja trabajar, no me envía dinero para que pueda abrir la sede o pagar el alquiler, si me quita el personal que tenía contratado en la sede, para la que incluso no puedo contar con un servicio de limpieza o higiene... ¿Una vez que ha conseguido todo eso me va a decir que no trabajo? Es una estrategia como muy de colegio. La acusación de dejación de funciones no la admito de ninguna de las maneras.
--Ha remitido una carta al presidente del partido, Pablo Casado, contándole lo que, desde su perspectiva, sucede en el PP de Gijón. ¿Ha obtenido alguna respuesta?
--No, no he tenido ningún tipo de respuesta.
--¿En este tiempo ha recibido algún apoyo, aunque sea en privado, desde el PP local o regional?
--Si, a nivel privado son multitud los mensajes que estoy recibiendo de apoyo y comprensión. Gente que está horrorizada y dice que lleva viendo durante un mes cómo se está haciendo una auténtica cacería contra una persona. Hay personas que, desde luego, me han transmitido su cariño. Gente que es del partido. Aquí se ha creado un ambiente de terror, en el que muchas personas no se atreven a levantar la voz. Me siento muy arropado por los afiliados e incluso por instituciones muy importantes en Asturias, que se han dirigido a mí para darme todo su apoyo y mostrar el repudio que sienten por todo lo que se está haciendo aquí. Por la manera en que el PP de Asturias se ha descompuesto absolutamente en cuatro meses.
--El secretario general del PP en Asturias, Álvaro Queipo, al tiempo que decía que su dimisión «abre el dique de la ilusión de los afiliados del PP en Gijón», le deseaba suerte y mostraba su «cariño personal». ¿Qué le parece?
--Absolutamente incongruente. Álvaro Queipo no solo estuvo presente en esta reunión del 15 de enero, sino que tuvo un gran protagonismo. El papel principal fue el de Teresa Mallada, pero él desde luego tuvo uno importante. ¿Me desea suerte y cariño? Siempre es grato que lo hagan con uno, pero desde luego de esta persona no me hace falta.
--En su momento, Mercedes Fernández fue elegida y ratificada como presidenta del PP en Asturias por congresos. Teresa Mallada no tuvo que pasar por ese proceso. ¿Cree que eso, de algún modo, le resta legitimidad?
--Yo siempre he dicho que lo ideal y lo que quieren los afiliados y militantes es que las personas que les representan salgan elegidas democráticamente. A partir de ahí, cuando no salen elegidas democráticamente hay algo que falla. La democracia interna del partido ya tiene un punto negativo. Y si, además, esto a la persona que ha sido elegida le acompleja de alguna manera, que es lo que yo percibo en este caso, tenemos entonces la tormenta perfecta para que actúe a la defensiva, pero atacando a cualquier persona que ella considere que le puede hacer algún tipo de sombra.
--Mercedes Fernández optó en ocasiones por una estrategia de diálogo y acercamiento a otras posiciones, llegando a apoyar los presupuestos regionales de Javier Fernández para 2017. ¿Ve en Teresa Mallada una actitud opuesta? ¿Cree que con eso se corre riesgo de un acercamiento parlamentario a Vox?
--Yo sé cuáles son las directrices que se han dado desde la dirección nacional. Se ha dicho que no hay que acercarse a Vox. Dicho esto, me encuentro con que, sorprendentemente, Teresa Mallada, por ejemplo, en la Junta presentó una propuesta junto con Vox para que se abra una comisión de investigación sobre el accidente de San Isidro. Ahí ya tenemos una contradicción entre lo que hace esta señora y lo que dice la dirección nacional. A mí me achacaba que no tengo «ni idea de lo que es Gijón». Tengo 58 años y llevo viviendo aquí toda mi vida. Yo le podría haber dicho aquel día que estaba incumpliendo las directrices del PP nacional de no acercarse a Vox al aparecer con ellos en ese tema. No veo que la acción política del PP en Asturias sea la adecuada, ni mucho menos. Tampoco veo que esa acción política tenga calidad. No es una iniciativa autonómica. Es como de ayuntamiento pequeñito.