La Voz de Asturias

Churruca: vida, tiempos, gentes y luchas de un gallu rojo

Gijón

J. C. Gea Gijón
Pablo Batalla Cueto y Jesús Montes Estrada, Churruca, con el libro «Si cantara el gallo rojo» en San Lorenzo

Pablo Batalla Cueto presenta en Cervantes «Si cantara el gallo rojo», una «biografía social» de Jesús Montes Estrada que es también un relato coral del comunismo asturiano del siglo XX

26 Oct 2017. Actualizado a las 08:57 h.

«Por contradictorio que parezca, el biografiado de una biografía marxista no debe ser el protagonista de su propia historia, sino un mero hilo conductor, una especie de clave de arco de una época, un territorio, una generación o unas ideas que de otro modo requerirían tratados más gruesos y sesudos para ser explicados». Lo escribe el historiador y periodista gijonés Pablo Batalla Cueto (1987) en la introducción de su primer libro, y ahí está a su vez la clave más precisa para comprender lo que contienen sus más de 400 páginas. Si cantara el gallo rojo: biografía social de Jesús Montes Estrada, Churruca, es precisamente eso: una biografía social, el panorama de un tiempo, una militancia y unas vidas que toman como «hilo conductor» los 67 años transcurridos desde el nacimiento del sindicalista, militante, dirigente y edil comunista nacido en La Güeria Carrocera (San Martín del Rey Aurelio) justo en el ecuador del siglo XX. El libro, editado por Trea dento de su colección Varia, será presentado esta tarde a las 19:00 en la librería Cervantes de Oviedo en un acto que contará con la presencia del autor, del biografiado y del profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo Francisco Erice.

El proyecto nació de una entrevista que a fuerza de ser extensa acabó desbordándose poco tiempo después de ser hecha. Fueron casi treinta folios de conversación entre Batalla y Churruca para el digital Asturias24 (antecedente de La Voz de Asturias digital) que fueron muy leídos pero que, sobre todo, dieron que pensar al entrevistado. Churruca llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de una biografía que consistiera menos en unas memorias individuales que en un ejercicio de memoria coral, y al joven historiador le pareció una excelente opción para acometer la tarea.

«Mi idea era hacer algo desde un rechazo total del 'yo, yo': un reflejo del contexto social continuo visto por un relator que está como detrás de un escaparate amplio y que va viendo pasar ante él las cosas y las personas, y las transcribe», explica Churruca, para quien la prioridad del proyecto estaba en «contextualizar mi memoria y las cosas que ocurrieron y por tanto seguir reivindicándolas, también ante la ignorancia generalizada de las nuevas generaciones, que creen que cuando uno llega es cuando aparece el primer coche». 

Así, prosigue Montes Estrada, el proyecto hace suyo «aquello de verdad, justicia y reparación» para cumplir un objetivo que él mismo deja claro en sus palabras preliminares al texto de Batalla Cueto: «No me hubiera decidido a publicar este libro si no hubiera tenido la convicción de que a través de él podía contribuir modestamente a resaltar la memoria del movimiento obrero y en especial la de cuantos mineros, siderúrgicos, metalúrgicos y trabajadores con sentido de clase en general fui conociendo a lo largo de mi vida, muchos de ellos hijos e hijas de aquellos héroes de la huelga general de 1917, la revolución de 1934 y la defensa de la legitimidad del Frente Popular a partir de 1936», escribe Churruca.

Ese proyecto ha encontrado en Batalla Cueto el «relator» que Churruca necesitaba. Sobre la base de una docena de horas de conversación grabada, el autor ha recurrido a abundante documentación de todo tipo para «buscar el desvío, el meandro y los cerros de Úbeda» y tomar a Churruca como «percha para hablar de algo más grande». Pero es que esa historia sigue siendo en buena parte, genes arriba, la de su familia: el abuelo que secundó en primera línea la huelga de 1917 y murió fusilado en 1940; los tíos que marcharon sobre Oviedo y allí desaparecieron en el 34; los que lucharon en el 36 y conocieron la cárcel, incluidas su abuela y una de sus tías… «Es que, además, siguiendo la vida de Churruca se puede hablar de lo que sucedía en la Cuenca y en Gijón, adonde él se traslada justo cuando lo hace el núcleo del Partido; del militante sindical y el militante político; del militante clandestino y el militante en el PCE legalizado; del militante de base y el cargo institucional…», enumera el joven historiador.

Los cinco capítulos de la obra compendian esa biografía colectiva en un escenario que se desarrolla en su mayor parte en Asturias: las Cuencas de la infancia y adolescencia de Churruca; el inicio de su militancia tras la mudanza familiar al Gijón fabril; los años tras la legalización; la Asturias de las barricadas contra la reconversión industrial y la época de actividad institucional en el Ayuntamiento de Gijón, desde 1991 hasta la retirada de la actividad en primera línea en 2011 (más un epílogo para el último lance público de Churruca, en torno al sonado caso de los «Nueve del Jovellanos»).

En ese proceso, y apoyándose también en una treintena de tomos de recortes hemerográficos archivada por Churruca a lo largo de los años, el autor no solo ha ampliado el campo sino que ha añadido incluso detalles familiares o personales desconocidos para el propio biografiado. Como la mención del güelu Nicasio en un número de Avance, el diario socialista de los años treinta, a propósito de una recolecta de fondos para los camaradas austriacos tras el golpe de 1934. O el hallazgo de la mención en las antípodas (el Sydney Morning Herald de Australia) de una acción de protesta de un grupo de cuatro comunistas, entre ellos Churruca, en la embajada española en Luxemburgo el día en que Puig Antich, el último reo de muerte del franquismo, fue ejecutado; una jornada que acabó con enfrentamientos a empellones dentro de la embajada, culatazos policiales y un arresto que no fue a mayores.

El resultado de Si cantara el gallo rojo (título tomado de unos versos del cantautor Chicho Sánchez Ferlosio) no es ni pretende ser la obra de un historiador, esterilizada por la asepsia científica. Todo lo contrario: es un diálogo en la más plena complicidad ideológica. Pablo Batalla lo declara abiertamente: «Es un libro de historia en tanto cada afirmación que se hace procuro documentarla y hubo trabajo de hemeroteca y archivo, pero procuré escribirlo con estilo literario, y no es un libro de historia en el sentido de que es un libro militante, un libro parcial, con una parte de manifiesto en defensa de unas ideas que los dos creemos que tienen vigencia».

El repaso no solo se dirige a quienes coprotagonizan el libro o a los coetáneos de Churruca. Tanto biografiado como biógrafo tienen especial interés en dirigirse a los lectores más jóvenes. «Es un libro para mi quinta, y para toda mi quinta. Para Podemos, donde se dice eso de que Izquierda Unida tiene que desprenderse de su mochila: en este libro se dice que esa mochila que lleva a cuestas Izquierda Unida es una mochila gloriosa, enorme (Churruca dice que no es mochila sino el baúl de la Piquer) y que no hay que avergonzarse de ella, sino todo lo contrario. Pero también para IU, donde a veces cunde una posición que no sé si llamar dogmática u ortodoxa y que consiste en aferrarse a determinadas posiciones, a determinadas banderas, de forma numantina. Aquí también se cuenta que el PCE fue grande cuando supo hacer cambios tácticos cuando la realidad lo exigía», argumenta Batalla en tono abiertamente polémico contra todo «adanismo» político del corte del que reprocha a Podemos.

Para Jesús Montes Estrada, hay también otro mensaje que extraer para el presente, «un momento que exige sumar con base programática, pero sumar para avanzar y barrer a la derecha». Y en particular por lo que respecta a Gijón. Batalla habla por Churruca en este punto: «Esta historia también muestra que se puede pactar con el PSOE sin ser complaciente con el PSOE. Gobernó con IU muchos años y esos gobiernos de coalición hicieron cosas importantísimas por la ciudad que en muchos casos se llevaron a cabo, no exactamente a pesar del PSOE, porque acabó haciéndolas, pero sí porque IU se empeñó en que se hicieran en negociaciones a cara de perro hasta las cuatro de la mañana antes de cada investidura».

 Y al final, ¿hay enseñanza moral? ¿Hay un final de algún tipo, feliz o no, a esta andanza individual y colectiva? ¿Es la historia de un éxito o de una derrota para ese militante que aparece en portada encaramándose a una grúa de la naval durante un encierro, en 1987? Pablo: «Es la historia de una dignísima derrota». Churruca: «Bueno, de una dignísima derrota que nos trajo hasta aquí, especialmente hasta hace unos años, consiguiendo un montón de pequeñas historias que se resumieron en eso del bienestar, que en este país no llegó más allá del medioestar, pero que dejaron un montón de derechos y libertades para la gente, que tiene que saber que, por desgracia, nunca se valoran tanto las cosas como cuando se pierden».


Comentar