La Voz de Asturias

La «sangrante» aportación de Asturias al cambio climático

Gijón

J. C. G. Gijón

La escala gijonesa del navío más veterano de la flota «Greenpeace»

Greenpeace denuncia que la región produce un 63 % de su electricidad con carbón y es la segunda con menor capacidad fotovoltaica. Su buque «Esperanza» recala en Gijón

08 Sep 2017. Actualizado a las 05:00 h.

Las responsables de Cambio Climático y de Energías Renovables de Greenpeace, Tatiana Nuño y Sara Pizzinato, respectivamente, han descrito como «sangrante» la contribución de las centrales térmicas del norte de España -en especial, las asturianas de Aboño y Soto de Ribera- al fenómeno del cambio climático en el país. Según las activistas medioambientales, el Principado y Galicia concentran siete de las diecisiete centrales térmicas españolas que consumen combustibles fósiles como carbón y gas, y que emiten a la atmósfera «altos niveles de gases de efecto invernadero».

Lo han dicho a bordo del Esperanza, el mayor y más veterano de los tres navíos de la oenegé Greenpeace, que recala en el puerto gijonés de El Musel desde la tarde del miércoles, y que permanecerá en la ciudad para mantener encuentros con representantes civiles y políticos de Asturias y abrirse a las visitas del público el sábado y el domingo en horario de 10,00 a 13,30 y de 16,00 a 20,00 horas. Con una tripulación internacional de 32 personas, el buque recorre la cornisa cantábrica como parte de la misión «Salvar el Clima», que pretende, según Greenpeace «poner de manifiesto cómo existen alternativas a las fuentes de energía que provocan cambio climático». 

En ese contexto, Nuño y Pizzinato han alertado de que Asturias produce el 63 por ciento de la electricidad con carbón y es la segunda región con menor capacidad de energía fotovoltaica después de Melilla. La central térmica de Aboño «es la que más contamina de España» y ArcelorMittal «es una de las diez empresas que más gases de efecto invernadero emiten, ocupando el segundo puesto del mercado europeo de comercio de emisiones el año pasado», ha añadido.

Entre los efectos que el cambio climático provocará en el entorno del Cantábrico a corto plazo, las activistas han destacado la escasez de lluvias. La temperatura media del Mar Cantábrico ya ha subido algo más de un tercio de grados Celsius en diez años y su nivel crece a un ritmo de tres milímetros al año, según los informes de los que dispone la oenegé.

Descentralizar y democratizar la energía

Para hacer cara a esa situación, y frente a la actitud de instituciones y empresas contaminantes, Greenpece apuesta por la «descentralización y democratización» de la energía, y exige al gobierno español que «no ponga barreras» para que sean los propios ciudadanos los que generen, compartan y consuman su propia energía de origen renovable. Un informe que se presentará el día 12 en Madrid revela a partir de una encuesta realizada entre 3.000 personas que un tercio un tercio de los españoles «estaría dispuesto a participar de sistemas de autogeneración y autoconsumo de energías renovables».

«Este es un año clave para salvar el clima», ha asegurado Tatiana Nuño, que se ha dirigido a las autoridades autonómicas y locales para que también «asuman competencias para facilitar el autoconsumo compartido». «La participación de los ciudadanos en la transformación energética le daría a la energía el papel de bien de primera necesidad que queda evidenciado en la pobreza energética», ha añadido. 


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