La Voz de Asturias

Una clase de Sociales abierta al mundo

Gijón

J. C. Gea Gijón

Una clase de Sociales abierta al mundo

Alumnos de 6º del colegio Jovellanos de Gijón inician una innovadora experiencia de «autoaprendizaje cooperativo» dando clase ellos mismos y ante compañeros, familiares y vía «streaming»

09 Feb 2017. Actualizado a las 08:54 h.

Para los alumnos de 6º A del Colegio Público Jovellanos de Gijón la clase de Sociales del miércoles 7 de febrero es especial. No porque sean ellos mismos los que van a dar la clase a sus compañeros -es algo a lo que están ya de sobra acostumbrados-, sino porque esta vez van a hacerlo ante bastante más oyentes. Y así va a seguir siendo hasta final de curso, aunque los destinatarios de sus explicaciones vayan variando. Ayer fueron sus compañeros de los otros dos sextos del cole, algunos padres, madres y abuelos, y también, vía streaming, alumnos de su mismo curso del colegio de Ceceda y del centro escolar Kantic@ de Arroyo de la Encomienda, en Valladolid. Todo ello como parte de una singular experiencia pedagógica de autoaprendizaje que, desde que llegó al Jovellanos como tutor de este grupo de 26 alumnos y alumnas, impulsa José Luis Sagredo.

El de ayer es un paso más en las experiencias que está desarrollando con el grupo que se ha auto-bautizado como «Tribu Astur», que no solo está explorando sendas didácticas infrecuentes en el sistema educativo español, sino que además las comparte a través de una web propia y un canal de YouTube propios. «Es una propuesta de trabajo hacia los demás y hacia nosotros mismos», explica Sagredo sobre el escenario del salón de actos del colegio, acompañado por su directora, Yolanda López. Su filosofía de trabajo pasa por implicar al máximo a los alumnos en un proceso en el que van interiorizando todo tipo de competencias, aparte de los contenidos académicos; sobre todo las relacionadas con su autonomía y los aspectos emocionales y sociales, incluyendo el buen uso de la TIC. Implicarlos en su medio es una de las tareas que se ha marcado su tutor. De hecho, ya están estudiando el modo de sumarse a la próxima convocatoria del programa de fomento del ciclismo urbano «30 Días en Bici». No paran.

Abrir la escuela

Una vez asimilada y asumida la dinámica de clase por los alumnos como algo perfectamente natural a lo largo de un curso y un trimestre, ha llegado el momento de lo que el tutor describe como «abrir la escuela»: extender el «autoaprendizaje cooperativo» de forma física o digital a otros alumnos, otros centros, otros ámbitos de la sociedad y, sobre todo, uno de los agentes educativos en los que más insiste Sagredo -y con los que más resistencias encuentra, por lo general: padres y madres.

No hay demasiados en esta primera sesión. Se han acomodado en las filas traseras, después de que la tribu astur haya entrado como una organizada tromba en el salón de actos y haya montado en un pispás el patio de butacas y el tinglado técnico para la clase y la retransmisión. Toca el tema 3. Abren el fuego Sergio, Marina y Guillermo, micro en mano y con la pantalla detrás, mientras una compañera de equipo se ocupa de controlar la presentación y otro alumno lo filma todo con su tablet. Los alumnos de 6ºB y 6ºC están atentos y dispuestos a participar cuando Sergio les da pie, disparando las manos al aire, mientras su compañero les ofrece unas nociones básicas de historiografía.

Marina salta al escenario a continuación y se marca una muy bien narrada galopada por milenios de historia, desde el Neolítico hasta las puertas mismas de la Edad Moderna, y a Guille le corresponde -de nuevo con buena participación del patio de butacas- dejarlo todo en suerte para que mañana, a las 13,15 y de nuevo en directo vía Internet, se pueda seguir la clase sobre la España contemporánea, que impartirá otro grupo.  Los padres siguen la clase con atención y muestras de aprobación. Y ríen cuando hay que reír. Cuando Guille, por ejemplo, autorretrata a todos los presentes y a sí mismo como «clases medias». 

La clase concluye con una representación teatral escrita y montada por los propios alumnos en los que los ya citados, más Carla, Cecilia, Sara y Carmen, se caracterizan en un momento para representar un minidrama de corte social sobre las diferencias de clase que separaban a los españoles en una época más o menos decimonónica. Se permiten algún anacronismo, como que los protagonistas usen tablet. Pero a nadie le importa: se les aplaude.

Con más o menos asistencia, así seguirá siendo hasta fin de año, y siempre con la posibilidad de acceder a las clases en directo o en los podcasts de la Tribu, que además ha preparado, como remate didáctico de la experiencia, un formulario que a partir del viernes podrá descargarse en la red para autoevaluar la actividad y para que sus alumnos y oyentes también puedan evaluarla. 

 


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