Villa Miau: una colonia de gatos ejemplar
Gijón
Un censo de 2009 calcula que en Gijón existen 5.000 gatos callejeros en al menos un centenar de colonias, buena parte de ellas controladas por voluntarios
22 Jun 2016. Actualizado a las 05:00 h.
Villa Miau la integran seis colonias de gatos callejeros que viven en Jove, en la zona oeste de Gijón. Son solo seis del centenar de colonias que se calcula que existen en todo el concejo. El último censo se realizó en 2009 y estimaba que en Gijón existían al menos 5.000 gatos callejeros. Los partidos políticos con presencia en el Ayuntamiento de Gijón, en el pleno de mayo, acordaban por unanimidad poner en marcha un plan de captura, esterilización y suelta (CES) en las colonias felinas, de las que al menos un 44% están fuera de control.
En el resto, que no dejan de ser la mayoría, la labor de control suele estar en manos de personas voluntarias. Así ocurre en Villa Miau, en donde hoy viven entre 35 y 45 gatos, aunque es difícil saber el número exacto. Llegaron a ser un centenar, de los que más de una treintena ahora viven en hogares tras ser dados en adopción.
Ana González es una de las voluntarias que se pasa todos los días por esta villa felina. «Empecé a venir por la colonia en octubre de 2014. Antes esto era como un vertedero», dice, en referencia a una de las colonias de Villa Miau en la que incluso se han acondicionado pequeñas casas, con estructura de madera desde marzo, con su tejado y sus gateras forradas de forespán. «Lo de antes era un barrizal, lleno de muebles viejos y tapados con maleza, como un basurero», recuerda Ana González, una de las voluntarias que cuidan de Villa Miau. A su lado, Ana Yenes, otra voluntaria, explica que las seis colonias que integran Villa Miau no son las únicas de Jove: «Gijón está lleno».
Ambas consideran que sí es posible llevar un control de las colonias «cuando se gestiona bien y se pone voluntad». En Villa Miau, Ana González explica que eran varias las personas que coincidían en las colonias. «No hablaban entre ellos, pero todos venían a cuidar de los gatos. Poco a poco, fuimos hablando y ahora estamos organizados». Así cubren todo el día y han conseguido esterilizar a todos los gatos menos a uno, que está a punto de serlo. Las mañanas, por ejemplo, están cubiertas por una vecina de Jove que lleva cuidando de los gatos callejeros desde hace más de 30 años «y sabe qué gato es hijo de quién, o es nieto o hermano. Los conoce perfectamente».
Atender a los gatos enfermos
«Lo que hicimos primero fue retirar a los gatos enfermos y llevarlos al veterinario. Esta misma mañana solté a Perseo (todos los gatos de Villa Miau tienen nombre), al que hubo que amputarle un trozo de cola, porque tenía una herida muy fea en la que se le veía el hueso. El veterinario cree que fue porque alguien debió cogerle por la cola y atizarlo contra algo», lamenta Ana González. La intervención, que dejó a Perseo como nuevo, tuvo un coste de 87 euros.
Un segundo paso en la colonia fue esterilizar a todos sus miembros. Los voluntarios de Villa Miau, en esta labor, cuentan con la ayuda económica de Gijón Felino, una asociación protectora de animales creada precisamente para proteger sobre todo a los gatos callejeros. Cada esterilización, si se trata de un gato macho, son 35 euros. Una hembra, 65 euros. «El objetivo es esterilizarlos a todos, pero no terminas nunca, siempre llega algún gato nuevo y por eso hay que estar pendiente siempre», indican Ana González y Ana Yenes.
La esterilización es la mejor manera de controlar las colonias. Ana González y Ana Yenes recuerdan que en 2015 nacieron 48 cachorros. No sobrevivió ninguno. «Fue un drama y nos propusimos esterilizarlos a todos. Los únicos cachorros que tenemos son los que nos dejaron en la colonia hace poco». En dos ocasiones diferentes, se sorprendieron al encontrar primero a dos cachorros en una caja y, al poco, cinco más, de dos camadas diferentes, abandonados en una especie de bolsa. A ellos se suman otros tres cachorros de Dora, una gata que vive desde hace tiempo en la colonia. «Ahora estamos en época de adopción de cachorros, de la temporada de invierno salen muy pocos y es mejor época para que adopten a los grandes», indican, confiando en que abandonar cachorros en las inmediaciones de las colonias callejeras no se convierta en una práctica habitual.
Cachorros en busca de adoptantes
Las adopciones se iniciaron una vez que inauguraron la página de Villa Miau en Facebook. «Nos ayudó mucho a darnos a conocer Beatriz Sánchez, que se dedica a las colonias en Avilés y también entrar en contacto con Elena Vigil, de Gijón Felino». No todos los gatos callejeros pueden ser adoptados («algunos no están para vivir en casa porque son muy salvajes, pero a los que se dejan manipular y son más mansos se les retira de la colonia»), en la mayoría se sigue el método CES. «Solemos seguir un plan de trabajo. Además de las esterilizaciones, estamos buscando adoptantes para los cachorros», indican las dos voluntarias, que ya tenían varios reservados. Dos de ellos, que responden al nombre de Zipi y Zape, se daban en pareja.
La adopción se realiza mediante un contrato y tiene un periodo de preadopción, que suele durar tres meses y en el que se vacuna, se esteriliza y se lleva al gato al veterinario. Los gatos que son adoptados en Villa Miau llevan chip (que tiene un coste de 25 euros) y siempre se les realiza seguimiento. «El contrato es para que se les esterilice y para la autorización por el cambio de chip», explica Ana González.
Otra Ana, esta vez apellidada Fernández, llega cargada de comida. Es una de las encargadas del turno de noche. Los gatos se agolpan a su alrededor y algunos incluso restriegan su cabeza y el lomo contra sus piernas. Con este saludo, se inicia un ritual que se repite dos veces al día casi siempre y que mantiene alimentados a los gatos de Villa Miau. Fernández calcula que emplean al menos unos 300 euros al mes en alimentarlos: «A veces nos donan dinero, en agradecimiento por las adopciones, o nos dan comida que sobra en las acogidas, pero solemos gastar unos ocho o nueve euros al día y eso que ahora hay muchos menos gatos».
Cuando los gatos están convalecientes, después de pasar por el veterinario, o van a ser adoptados, se llevan a casas de acogida hasta su suelta o su adopción. No hace falta decir que las personas voluntarias que se hacen cargo de estas colonias de Jove adoran a los animales y tienen varios en casa. Ana González, que tiene un exhaustivo listado con fotografías de todos los gatos que han pasado en estos años por Villa Miau, se hizo cargo hace dos años de una camada de cinco gatos, a los que se suman los tres que tiene en acogida en la actualidad. Ana Yenes tiene un perro y un gato, pero ahora tiene otros dos gatos en acogida. Y, por último, en casa de Ana Fernández, viven cuatro gatos y un perro.