Coronavirus en Polonia desde la visión de dos asturianos: «Está bastante bien, nos estamos planteando quedarnos en julio»
Emigración
Juan García y María Blanco son dos estudiantes erasmus en la ciudad de Lódz, que decidieron quedarse cuando el brote de coronavirus cambió la realidad en todo el mundo
10 May 2020. Actualizado a las 09:43 h.
María Blanco es de Noreña y estudia Contabilidad y Finanzas en la Universidad de Oviedo. Juan García, por el contrario, es de Pola de Siero y es estudiante de Derecho y ADE, en la misma universidad. Ambos tenían en común unos estudios relacionados, en parte, con el mundo de la economía, pero fue en septiembre cuando aumentó la lista, cuando ambos comenzaron su beca Erasmus en Lódz, Polonia, ciudad que era, además, la primera opción de ambos. Ahora, permanecen en el país de Europa del Este, tras tomar la decisión de quedarse durante el confinamiento. Ahora, la situación ha mejorado considerablemente, e, incluso, se ven residiendo allí hasta el final de la desescalada española: «Las cosas están bastante bien aquí, nos estamos planteando, incluso, quedarnos hasta julio».
Ambos se encuentran viviendo en una residencia de estudiantes, y el motivo para quedarse en el país es similar a otros estudiantes asturianos que se encuentran becados un año en el extranjero: realizar el viaje de vuelta a casa significaría exponerse demasiado al virus, al pasar por varios aeropuertos. El día 10 de marzo comenzó el giro en la normalidad polaca: cerraron las universidades y mandaron a los estudiantes para casa. El día 12 del mismo mes, estos asturianos se reunieron con varios amigos para cenar en un restaurante, con la sorpresa de que los locales ya mantenían distancias de seguridad entre las mesas, dejando, incluso, algunas vacías. Al día siguiente, 13 de marzo, el Gobierno mandó cerrar los establecimientos hosteleros y ya se mencionó en Polonia el inminente cierre de fronteras, y muchos decidieron volverse a España.
Juan a punto estuvo de iniciar su viaje, con unos amigos, a Berlín, pero por prudencia, y miedo a quedarse encerrado en el país germano, decidió no coger el transporte que les llevaba a la capital alemana. «A partir de ahí, la vida que estábamos llevando cambió completamente», aseguran. Nada de viajes, fiesta, quedadas por la calle, y un sinfín de actividades que realizaban casi a diario en su destino Erasmus. Durante casi dos meses han tenido que vivir en una realidad parecida a la vivida en nuestro país: supermercados con aforo, nada de reuniones grandes, solo se podía salir para comprar o ir a la farmacia, de uno en uno, y preferencia para las personas mayores. Eso sí, los supermercados ampliaron su horario a casi las 24 horas, así que aprovechaban las noches para ir, y evitar las largas colas de la hora punta. Juan celebró su cumpleaños confinado, una manera diferente de cambiar de cifra, pero siempre es agradable poder celebrarlo con gente.
Actualmente, pasadas las semanas, la situación ha mejorado de manera considerable en el país de acogida de María y Juan. Todo avanza bastante rápido, según cuentan los jóvenes, pero es obligatorio el uso de mascarillas en la calle. Aun así, los restaurantes no han levantado aún la persiana. «Se puede hacer básicamente de todo pero guardando distancia de seguridad y saliendo obligatoriamente con mascarilla», explica María Blanco. A diferencia de nuestro país, allí las tiendas de los centros comerciales están abiertas a sus clientes, tomando ciertas medidas. Los supermercados han eliminado el aforo, y las clases no serán presenciales hasta el curso que viene. La pandemia ha provocado multitud de cambios en casi todos los países del mundo.