Una erasmus con coronavirus en la República Checa: «La gente hacía fiestas en las habitaciones»
Emigración
La joven asturiana Andrea Avello se encuentra en Olomuc. Ahora se encuentra confinada en su residencia de estudiantes pasando la enfermedad
19 Apr 2020. Actualizado a las 05:00 h.
La situación que el coronavirus está provocando en todo el mundo es extrema, aunque en ciertos países la situación está más controlada que en el resto. Este puede ser el ejemplo de República Checa, donde se han diagnosticado 6.500 casos y han fallecido 170 personas. Allí se encuentra Andrea Avello, estudiante de magisterio en la Universidad de Oviedo y que se encuentra en el país debido a una beca Erasmus. En medio de este país de aparente tranquilidad en plena crisis sanitaria, ella vive una realidad totalmente diferente encerrada en la residencia estudiantil en la que vive, tras haber dado positivo en coronavirus.
La asturiana explica que a los estudiantes extranjeros prácticamente se les invitaba a irse desde que en marzo se cancelaron las clases presenciales. «Teníamos la incertidumbre de si la cosa mejoraría o no. Mis amigas y yo decidimos no irnos, esperar un poco a ver que pasaba. Se empezaron a limitar los aforos en los locales, y la obligatoriedad de salir a la calle con mascarilla. Las medidas se empezaron a tomar de manera simultánea a España, aunque los casos fueran mínimos. Apenas había 50 casos pero ya estaban alerta, fueron muy rápidos», explica Avello. El problema es que la eficiencia que el gobierno checo demostró no fue la misma que los responsables de la residencia en la que Andrea Avello vive, o la embajada española en República Checa.
La propagación del covid-19 entre los universitarios de Olomuc
El lunes 23 de mayo fue cuando a los alumnos se les informó que las clases estaban oficialmente suspendidas, fue entonces cuando el nerviosismo se hizo presente entre los alumnos extranjeros. «Nos pusimos en contacto con la embajada, contándoles nuestra situación, pero lo único que nos decían era que lo mejor era que nos quedásemos aquí, que en España se estaba peor porque había más casos. En ese momento nos calmamos un poco, pero esa misma semana se dio el primer positivo en mi residencia», detalla la asturiana.
Avello vive en Olomuc, una ciudad en la que hay dos residencias universitarias. Todo comenzó cuando un alumno asiático de la residencia contraria a la de la asturiana volvió a su país ante esta crisis, y unos días más tarde informó de que estaba infectado. Este alumno había acudido a la residencia de Andrea Avello antes de irse para despedirse de algunos amigos, lo que hizo saltar todas las alarmas. Tras esta visita fue cuando se dio ese primer positivo en la residencia, y poco tiempo después se fueron multiplicando. «Decidieron ponernos en cuarentena, nadie podía entrar ni salir, para hacer la compra contamos con voluntarios, y esa semana nos hicieron test a todos. Muchísima gente dio positivo, pero el problema está en que la residencia no ha tenido ningún tipo de cuidado ni vigilancia de que se cumpliesen los protocolos de seguridad, porque sabiendo que había gente infectada, la gente seguía paseándose por el edifico, haciendo fiestas en las habitaciones, y la residencia no hacia nada. Yo sé de otra residencia en Praga que si ibas sin mascarilla llamaban a la policía para que te multase o te echasen, aquí nada», cuenta.
Las cocinas del establecimiento universitario, así como los baños, son compartidos, por lo que Avello tenía claro que no sería difícil contagiarse. A pesar de esto, el resultado del primer test de la asturiana no resultó concluyente, por lo que decidieron volver a someter esa misma muestra a la prueba, donde dio negativo. «Yo ya andaba con la mosca detrás de la oreja porque analizar la misma muestra ya no me resultaba muy fiable, y además mi compañera de cuarto había dado positivo. El jueves 16 de abril volvieron a repetirnos las pruebas y ahí fue cuando di positivo», explica la joven.
Contagiada, pero sin síntomas y a la espera
«Yo estoy bastante bien, no tengo síntomas, pero hará cosa de una semana o dos, tenía dolor en el pecho. Ya lo tenía antes de hacer la prueba en la que di negativo, pero lo asocié a la ansiedad porque era una situación de mucho estrés, incertidumbre, porque todos los días era levantarse con noticias de que ese día nos harían un test, de que finalmente los resultados se aplazaban otro día más, del retraso de la desinfección que se tenía prevista para la residencia… un caos y mucha incertidumbre de no saber cuándo podremos irnos», afirma Avello, que ha sido trasladada a otra zona del edificio, para separar a los alumnos que han dado positivo de los que no.
Una vuelta a casa fallida y sin ayudas
Todo esto lo vive la asturiana tras intentar regresar a casa por todos los medios, a pesar de la poca colaboración de la embajada. Ella y su compañera de cuarto habían comprado, el 27 de marzo, un vuelo para el 8 de abril. Volarían de Praga a Málaga con una pequeña escala de 45 minutos, algo que ambas veían muy positivo, aunque finalmente y debido a sus positivos, el viaje fue cancelado. Y a pesar de no haber contado con la ayuda de la embajada, la universidad de origen de Andrea Avello si que ha tratado de echarle una mano. «Desde la Universidad de Oviedo sí que han intentado ayudarme. En todo momento he intentado contarles mi situación, se han puesto en contacto con la universidad de aquí, pero tampoco puede hacer mucho cuando la embajada no nos ayuda. Hemos creado un grupo de estudiantes españoles que estamos aquí y que queremos volver a casa, y somos como 95 personas, pero la embajada solo ha dado los permisos que necesita para cruzar la frontera a quien se ha buscado la vida para volver de otra forma».
Ahora la joven, que asegura no tener molestias de ningún tipo, solo espera que el tiempo pase rápido para saber cómo puede terminar todo esto. «El tiempo se me pasa entre rápido y lento. Me levanto, hago ejercicio, como, hago videollamada con mis amigas…y entre una cosa y otra se me van pasando los días. Ahora tengo que estar en esta nueva habitación hasta tener otros dos test en los que de negativo, así que toca esperar».