Pasión en la vida por Oviedo
Elecciones 28M
22 May 2023. Actualizado a las 05:00 h.
Para conocer a Carlos hay que estar con él y dejarle hacer lo que se propone. Cosas muy diversas desde que por mediación de otro gran amigo le conocí. A raíz de un desengaño amoroso empezamos una amistad que me ha aportado muchas y riquísimas vivencias. Momentos inolvidables. Es una persona con una mente inquieta que ante muchas cosas del día a día se para, las observa y se hace preguntas y a partir de ahí, lleva a cabo una mezcla de inicialmente pasión y continua aplicando sentido común.
Con el paso de los años todos maduramos y él aplica aún más el sentido común. En mi opinión ha sido determinante en su formación como la persona, marido, padre, estos dos puntos son los únicos innegociables para él, que es hoy, su etapa como árbitro. Pero abro un inciso para expresar mi opinión sobres esos dos pilares de su vida innegociables, son sólo esos. Todo lo demás se puede mirar, observar y buscar una solución para que todos salgan contentos.
La etapa de árbitro forma parte de esos momentos de juventud en los que siempre tuvo muy presente el deporte. Preparándose para arbitrar, subiendo a correr por el Santa María del Naranco y más arriba con su padre. Aunque su padre le sacaba ventaja en forma física no decaía en el desánimo. Nunca he conocido un proyecto que lo haya abandonado sin antes descornarse como a él le gusta decir, que en algún momento le tiene que salir sus raíces de familia ganadera en la ladera del mismo Naranco.
Desde que le conozco, en esa juventud en la que vivíamos con mucha pasión todo lo relacionado con el Real Oviedo, ha mantenido sus características personales, pasión, trabajo y sentido común con amplias miras hacia un horizonte distinto. Como el árbitro que tiene que tener controlado todo el campo y los jugadores de ambos equipos sin perder de vista la pelota.
Pasión en la cultura, de joven participando en el grupo de baile Xuno, como otro más de los grupos que dan color a Oviedo y a sus calles y mantienen ese espíritu tan de la ciudad, de compartir con los vecinos en cualquier ocasión, a las buenas y a las malas, la ciudad y su cultura. Carlos es uno de esos Carbayones que tiene un espíritu positivo y de mirar hacia delante en todo. Desde que se fue a su «aventura» escocesa hasta que regresó a su querida Asturias y al amado Oviedo, empezando a trabajar ya coordinando un equipo de soldadores en el Palacio de Congresos y Exposiciones Ciudad de Oviedo. Ahí ya descubrimos que una cosa es lo que dicen los políticos y otra la verdad.
Aún estamos esperando a que la cúpula se abra y se cierre. Él ya lo sabía desde el primer minuto, como hace semanas ante poner su pasión oviedista con el anuncio de la nueva ciudad deportiva del Real Oviedo en Latores, lo importante es el bien de la ciudad por encima de todo. Pero como lo más importante es buscarse les fabes, mientras que trabajaba en el Calatrava decidió iniciar una aventura de las de verdad, y más en Asturias, en Oviedo, en Olloniego y decidió emprender su ingeniería con más pasión que cabeza porque si en Escocía y en el Reino Unido era vital la movilidad porqué en Asturias no lo iba a ser.
Ni Oviedo ni Asturias eran ni son propicios para esas aventuras, seguro que con Carlos en la Alcaldía eso cambia. Su tesón desde que le conozco en las cosas en las que se propone así me lo indica. Si fue capaz de montar desde cero o desde negativo una ingeniería que es referencia mundial, qué no hará un carbayón en una ciudad con el potencial de Oviedo.
Puede que a algún escéptico le surja la duda de si estará preparado o si «aguantará la presión», pues presión era ir a arbitrar por todo el concejo de Oviedo todos los fines de semana a primera hora del día, mítico quedar en el antiguo Esperteyu el domingo de tarde para comentar sus aventuras en la Pixarra, Matalablima y el campo del grisú con aquella señora que le tenía tanto cariño que quería darle con el paraguas, para no mojarse sólo que el paraguas estaba cerrado.
Conocer conoce hasta el último rincón del concejo Oviedo, por su empresa gran parte del mundo. Sentarse a cenar con una cerveza de Asturias, cómo le prestó cuando aquí se empezaron a elaborar cervezas locales tratando de emular aquello que había visto en Bélgica, en su otra etapa foránea, pero de aperitivo un par de botellinas de sidra. Y a la hora de pedir al camarero la pelea con Ramón de si el queso asturiano delante o detrás, al final el resto daba igual si había queso astur en la mesa.
Siempre diciendo porqué aquí en nuestra tierra no había esto y lo otro. Teniendo en mente siempre muchas ideas para emprender como la «patenting shop», una tienda con todas esas cosas peculiares que no encuentras en los sitios convencionales como unas tijeras para zurdos que muchos años después empezaron a comercializarse. Mirando hacia atrás te das cuenta que ya pensaba en todos los sectores de la sociedad.
Creo que la pasión política nació con la declamación de los diálogos de la Vida de Brian, película que influyó mucho en varias generaciones entre las que nos encontramos los que hace dos décadas inundábamos las calles del Antiguo y todos los aledaños en noches de fiesta que servían para conocer a mucha gente de otras carreras, gente de otras localidades de Asturias e incluso de España que tenían a Oviedo como una ciudad de referencia para los estudios y por su actividad cultural y de «vida en la calle». Incluso deportiva con clubs de atletismo al más alto nivel que entrenaban en el CAU y competían en el Palacio de Deportes. Su idea es volver a recuperar aquel Oviedo e incluso mejorarlo, llevará tiempo pero no cejará hasta conseguirlo.
Todo un conjunto de actividades, momentos y conexiones personales con cualquier persona, famosas son nuestros desencuentros porque Carlos se paraba con cualquiera en la calle que nos pedia un cigarro y aunque el no fumase se paraba a hablar con él. Esa característica suya aún la mantiene. Desarrollada mucho más por su profesión con necesidad de entenderse con gentes de toda índole, profesión, cargos en empresas y administraciones públicas, le hacen una persona de talante más que abierto pero sobre todo dialogante en cualquier situación y ante cualquier adversidad, buscando una solución para no perder tiempo y poder aprovechar el momento tanto con los amigos y familia como para ser provechoso para sus clientes y sus respectivas empresas.
Para mí el más alto reconocimiento para una persona es que le denominen con la palabra PAISANO, y puedo decir sin lugar a dudas que Carlos Suarez lo es con todas las letras, en todos los aspectos. Y una ciudad como Oviedo no merece menos que un paisano para recuperar lo que fue e incluso encarar un futuro mucha más brillante que está ahí y que sólo hay que saber hacer. Tener el conocimiento para alcanzarlo y él, como ha demostrado liderando equipos, es la persona idónea.
*Fernando García es amigo personal de Carlos Suárez