Óscar Paredes, el jugador más veterano del fútbol asturiano: «Mientras te guste, juega. Cuando sea un sacrificio ya no merece la pena»
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A sus 50 años, lleva más de cuatro décadas ligado a este deporte. Actualmente milita en el CD Aboño y, por el momento, no entra en sus planes colgar las botas: «Acabo a las cuatro de la tarde de trabajar y ya estoy deseando que den las ocho para ir a entrenar»
18 Nov 2024. Actualizado a las 05:00 h.
«Lo que me mantiene en el campo es una ilusión como la del primer día, o incluso más». Óscar Paredes es el jugador más longevo del fútbol asturiano, tras más de cuatro décadas practicando este deporte: «Sigo disfrutando de los partidos, de la rutina de entrenamiento, de estar en un vestuario con compañeros», asegura. A sus 50 años, el gijonés milita en las filas del CD Aboño tras una dilatada trayectoria en el fútbol regional.
«Empecé con 8 o 9 años en el colegio Asturias, en el equipo de pista», rememora. Aunque comenzó jugando como portero, pronto se daría cuenta de que su rol ideal no estaba bajo los palos y pasaría a ocupar posiciones como la de defensa central o pivote defensivo, donde se desempeña en su actual club. A lo largo de su dilatada trayectoria, el veterano jugador ha defendido camisetas como las del CD La Braña, el desaparecido CD Las Clotas (ahora CD Montevil) o el FC La Calzada, entre otros.
«A mí me gusta competir. Mucha gente me dice que juegue de otra manera, pachangas con amigos o en liguillas de fútbol 7, pero no es lo mismo. Me gusta el gusanillo de entrenar, tener unos objetivos y obligarte a cumplir una rutina», explica Paredes. El zaguero tiene una máxima, que comparte incluso con sus compañeros más jóvenes de vestuario: «Mientras te guste, juega. Cuando se convierta en un sacrificio, te dé pereza y no tengas ilusión, será que ya no merece la pena».
A lo largo de todos estos años, el logro del que más orgulloso se siente Paredes es el ascenso a primera regional conseguido en la temporada 2012/13 con el FC La Calzada: «Éramos un equipo de amigos, nadie contaba con nosotros». Otro hito más reciente, la clasificación el año pasado con el Rayo Gijonés para el playoff de ascenso, aunque cayeron eliminados en la fase de promoción. En cuanto a partidos que recuerda con especial cariño, Paredes menciona la ocasión en que, vistiendo la camiseta del Inmaculada CF, el zaguero firmó tres goles en un mismo encuentro: «Me dejaron tirar un penalti al final para que pudiera marcar el hat-trick».
Sin embargo, a Paredes también le ha tocado vivir la cara amarga del fútbol, la de los problemas físicos y las lesiones. «Afortunadamente no he tenido muchas. Algún esguince, roturas de fibras, lo típico», explica, pero sí sufrió un episodio que revistió una importante gravedad: «Con 38 años recibí una patada en el muslo en un partido. Tuve la mala suerte de que se me formó un coágulo y se complicó. Me operaron de urgencia, estuve tres semanas ingresado. Me decían que podía perder la pierna o, si el coágulo se movía a la cabeza o al corazón, podía tener unas consecuencias fatales». «Lo pasé muy mal, yo de aquella vi que se acababa todo», confiesa. Pese a ello, a los pocos meses «la cabra tiró al monte» y Paredes volvió al césped con la misma motivación que ha tenido siempre.
La evolución del fútbol a lo largo de cuatro décadas
Desde su punto de vista, el fútbol ha cambiado mucho a lo largo de estas últimas décadas. «Los chavales técnicamente son mejores, puedes llegar a decir que juegan bien. Hay mejor trato de balón, se intenta tocar más. Antiguamente no era así, también por las condiciones que tenían los terrenos de juego», asevera. «Antes, cuando a los defensas nos llegaba el balón la instrucción que teníamos era el golpeo de seguridad, nada de complicarse», añade, mientras que en la actualidad «pasa todo lo contrario, nos hacen salir con el balón jugado desde atrás». «Con el balón se disfruta más ahora», sentencia.
Por otro lado, Paredes cree que en las categorías regionales del fútbol asturiano apenas se encuentran jugadores veteranos: «Ahora todos los equipos son muy jóvenes. No es lo mismo que antes, no es un fútbol tan duro. Son jugadores más blandos y no tan curtidos como los de antes». Una inexperiencia que a veces supone que «se lesionen más y que se borren más fácilmente de los partidos», según el gijonés, quien reconoce que le «sorprende un poco». No obstante, su relación con los más jóvenes de su actual equipo es muy buena: «Hay alguno al que le saco 30 años. Me ven como un igual. Al principio, los que no me conocen, quedan un poco asustados cuando les dices la edad. Pero el trato es muy bueno». Paredes reconoce que «es complicado estar en la misma onda» ante tal diferencia generacional y que «a veces se ponen a hablar de cosas que no sabes ni lo que son», pero «en los malos momentos» los jóvenes respetan a las figuras más veteranas del vestuario, y la suya es una voz autorizada.
Paredes también concibe el fútbol como una forma de mantenerse activo y en forma, puesto que su ocupación como informático le obliga a permanecer sentado durante muchas horas teletrabajando desde su domicilio, otro de los factores que «ha permitido que siga jugando». «Cuando llega la hora de entrenar estoy fresco, igual con otro tipo de trabajo físico llegaría a casa hecho polvo. Seguro que si fuera así ya no podría jugar», precisa. «Acabo a las cuatro de la tarde de trabajar y ya estoy deseando que den las ocho para ir a entrenar», comenta.
Por el momento, a Óscar Paredes aún le queda gasolina para rato y no entra en sus planes colgar las botas: «Voy año a año, pero no me lo planteo tampoco. En junio del año que viene veremos si sigo con ganas, y mientras haya algún equipo que quiera contar conmigo, yo estoy dispuesto. Como se suele decir, hasta que el cuerpo aguante», subraya.