Radu Jude retrata la era «post-Ceausescu» a través de una selección de anuncios publicitarios
Cultura
La película, «Eight portcards from utopía», compite en el Festival Internacional de Cine de Gijón
17 Nov 2024. Actualizado a las 17:40 h.
Las aspiraciones del pueblo rumano tras la caída del régimen comunista de Nicolae Ceausescu han sido retratadas en la selección de anuncios publicitarios que componen la película «Eight portcards from utopía», el último largometraje del director Radu Jude que compite en la sección oficial del Festival Internacional de Cine de Gijón.
La película exhibe en tono de comedia el descubrimiento de la publicidad consumista por los rumanos que recibieron esperanzados al capitalismo, y propone una reflexión cargada de ironía a partir del montaje de algunos spots de publicidad de la época.
Es una película hecha con «material basura» que cuenta la «historia fantasmagórica» de Rumanía durante los últimos 30 años, ha afirmado Radu June (Bucarest, 1977) este jueves en la rueda de prensa celebrada tras el pase del film que participa en el apartado Albar de la competición oficial, dedicado a cineastas reconocidos.
Jude, que el pasado año ganó el Premio a la Mejor Película del Festival de Gijón con «No esperes demasiado del fin del mundo», una comedia sobre la precariedad laboral ambientada en Bucarest, seleccionada como candidata rumana a los Oscar, ha dicho que su última obra puede «ser bella o fea, según se mire». «Ocurre como con la pintura de Goya que es muy bella, pero puede ser muy fea si se la mira mucho», ha destacado el autor, que tiene en su haber decenas de películas y trabajos para televisión.
El director rumano, ganador de un Oso de Oro en el Festival de Berlín 2021 con «Bad Luch Banging or Loony Porn», una fábula mordaz sobre la obscenidad en las redes sociales, ha buscado esta vez dar una unidad «filosófica» a la secuencia de anuncios publicitarios desarrollada en nueve capítulos y para ello contó con la colaboración del filósofo Chiristian Ferencz-Platz.
Jude ha dicho que vistos con la perspectiva del tiempo, los anuncios publicitarios que se vieron tras la caída del dictador Ceausescu resultan «graciosos» y reflejan la esperanza de la gente que creía que con el capitalismo iba a vivir mejor, algo que no ocurrió. En Rumanía, durante el comunismo prácticamente no existía la publicidad como en el mundo occidental, por lo que la gente estaba ansiosa por ver anuncios que le mostraban la posibilidad de acceder al mundo del consumo, ha explicado.
También ha destacado que entre anuncios de productos occidentales como los de Coca Cola o Pepsi hubo una campaña ofreciendo la compra de acciones de empresas estatales en un proceso de privatización, tras el que muchas compañías acabaron cerrando.
Las empresas del Estado comenzaron ofreciendo acciones a sus empleados pero después la extendieron a toda la gente que pudiera comprarlas, y muchas desaparecieron poco después porque los consejos de dirección decidieron que destinar el suelo a la especulación urbanística «era mejor negocio», ha dicho.
En un principio, la película iba a tener ocho capítulos, como si fueran ocho postales, pero se decidió incorporar un noveno, a modo de secuencia que da sentido al resto, en el cual destaca la preocupación por los recursos naturales. «A menudo tenemos la sensación de que nada es para siempre y que el universo mismo se va a acabar», ha destacado. La película ha tenido unos pocos pases en las salas de Rumanía, porque aún tiene que resolver problemas relacionados con los derechos de autor de algunos de los spots utilizados, informa Efe.