Fernando Tejero: «La cultura en España está dejada de la mano de Dios; se nos trata como a subvencionados»
Cultura
«No quiero que me encasillen en un género y después de más de veinte años lo he conseguido», asegura el actor, que este sábado actúa en el centro cultural Valey de Castrillón
24 Feb 2024. Actualizado a las 05:00 h.
El actor cordobés Fernando Tejero se sube este sábado a las 20.00 horas a las tablas del centro cultural Valey de Castrillón como uno de los principales reclamos de Camino al Zoo, una representación teatral de Edward Albee, versionada por Juan Carlos Rubio Bernabé Rico, y en la que comparte escena con Dani Muriel y Mable del Pozo. La obra volverá a Oviedo el próximo 9 de marzo con una segunda representación en el Teatro Campoamor.
—¿Qué espera del público asturiano?
—Lo cierto es que estando en el mismo país el público es muy distinto de norte a sur. En el sur suelen ser más para afuera y en el norte al contrario, más para adentro. No quiero decir que uno sea mejor que otro, en absoluto. Creo que va también un poco con el carácter. Yo he estrenado en Avilés y el recuerdo que guardo es fantástico. El que lleva un buen trabajo es aplaudido por igual en el norte o en el sur.
—¿De qué forma convencería al público para ir a ver la obra?
—En primer lugar, el autor ya merece la pena. Albee es uno de los mejores autores contemporáneos que existe para cualquiera que entienda de teatro. Luego, es una función que no dejará indiferente a nadie. Habla un poco sobre lo difícil que es a veces la comunicación con las personas y de las consecuencias que puede tener el no mostrarse como uno es ante la sociedad por miedo a ella o a conocerse a uno mismo. Cualquier persona se puede ver reflejada en alguno de los personajes. Sinceramente, es una función distinta y que creo que merece la pena.
—¿Qué diferencias le aporta el teatro en comparación a un rodaje para cine o televisión?
—El teatro me encanta; de hecho siempre quise ser actor por el teatro. Realmente empiezo a sentir deseos de dedicarme a esto cuando empiezan a mandarnos en el colegio, con diez u once años, a leer teatro. La primera obra que cae en mis manos es La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. A partir de ahí sigo leyendo a Lorca y a otros autores. Ya con catorce o quince años mi abuelo me empieza a llevar al teatro como espectador. En ese momento me doy cuenta que lo que quería hacer es lo que aquella gente hacía en el escenario. Si me dieran a elegir entre tres proyectos buenos de diferentes registros, yo creo que me quedaría con el del teatro. Me intimida más la cámara que el público.
—¿Considera suficiente el apoyo institucional que tiene la cultura en España?
—Para nada. Nunca es suficiente. Está claro que en España la cultura está dejada de la mano de Dios, por no decir otra cosa. Y encima siempre se nos trata como a subvencionados. En esta función que estoy haciendo, por ejemplo, estoy produciendo teatro. Lo que quiero decir con esto es que el pasado año hice un par de películas o tres sin prácticamente ninguna ayuda. Creo que faltan ayudas a nivel cultural, porque un país sin cultura es un país que para mí no merece la pena.
—El imaginario popular guarda un grato recuerdo de sus papeles en series como La Que Se Avecina o Aquí No Hay Quien Viva. ¿Es una mochila que pesa a la hora afrontar nuevos proyectos o, en cambio, es un impulso?
—Son dos personajes que mediáticamente han funcionado muy bien y estoy muy contento con mi carrera, pero la de actor es una carrera de fondo. Tengo 50 películas a las espaldas. Las películas que he hecho el año pasado son de registros completamente diferente y todavía me queda. Yo creo que el problema reside en el que no se ocupa o no se preocupa de saber lo que he hecho. Por desgracia el nivel mediático de la televisión no es el mismo que el del cine o el del teatro. El personaje de Emilio ya casi ni me lo recuerdan.
—¿Es fácil salirse de la comedia para afrontar otros registros?
—En mi caso el público lo ha aceptado muy bien. En 2022 he estado nominado a un Goya por un personaje que no era de comedia en Modelo 77 y la gente lo acepta muy bien. También acabo de estrenar la serie Los Farad en la que hago un personaje dramático y que ha funcionado bien. Yo creo que el que quiere te acepta y el que no, no. Pero me preocupa entre poco y nada.
—¿Y cuál es el género en el que más cómodo se siente?
—Depende del proyecto. He estado mucho tiempo haciendo comedia y ahora estoy haciendo más drama. Volveré a hacer comedia porque me encanta. Me siento cómodo haciendo comedia, drama o un musical si tuviera que hacerlo. No tengo un género que me apetezca más que otro. Estoy aquí para lo que me echen. Lo que no quiero es que me encasillen en un palo y después de veintitantos años lo he conseguido. No hay mejor encasillamiento que el no parar de trabajar.