Ocho revolucionarios del siglo XX vuelven a reunirse en el Bellas Artes
Cultura
El museo reúne obras de Picasso, Braque, Gris, Miró, Dalí y Blanchard en una muestra integrada por obras de las colecciones Masaveu y Pedro Masaveu
25 Jul 2018. Actualizado a las 08:57 h.
La pintura occidental vivió en apenas dos décadas de inicios del siglo XX el que seguramente fue el mayor cambio desde el perfeccionamiento de la perspectiva en el Renacimiento. Cubismo, surrealismo y otros movimientos de las llamadas 'vanguardias históricas' supusieron un auténtico terremoto en las ideas y en la práctica de la pintura. Ocho pinturas de artistas que estuvieron en el epicentro mismo de todos esos cambios se muestran desde hoy al público en el Museo de Bellas Artes de Asturias. Como añadido sorpresa a un año redondo en términos de programación, el centro que dirige Alfonso Palacio da acogida a cuatro obras de la Colección Masaveu y las reúne con otras cuatro de sus fondos propios, pertenecientes a la Colección Pedro Masaveu que el centro acoge en dación, para dar testimonio de aquellos años de osadía, convulsión y reescritura de lo que se entendía por belleza, maestría o representación. Grandes figuras de la vanguardia congrega las cuatro piezas propias -obras de Pablo Picasso, Joan Miró, Salvador Dalí y María Blanchard- con las cuatro de la colección que gestiona la Fundación María Cristina Masaveu Peterson: otros dos picassos, un Georges Braque y un Juan Gris.
Todas ellas ocupan un mismo espacio en la sala 23 de la Ampliación del Bellas Artes: un espacio relativamente pequeño, casi intimista, que sin embargo concentra todavía toda la fuerza de aquella revolución. Su mayor representante, Pablo Picasso, aporta tres cuadros. El más antiguo, una cabeza de mujer, Tête (Personnage) de 1928 que en realidad son dos cabezas confrontadas entre la sensualidad y el conflicto en plena crisis de la relación del pintor con la bailarina Olga Khokhlova. Otra cabeza de mujer, mucho más serena, representa a Jacqueline Roque, otra de las mujeres de su vida, en el óleo de 1963 Tête de femme (Jacqueline). Ambos retratos forman parte de la Colección Masaveu. Finalmente, de 1969 y propiedad del Bellas Artes, es un tercer retrato, en cierto modo autorretrato: el vibrante y casi fesivo Mousquetaire à l’épée et amour, El otro gran protagonista español del cubismo, Juan Gris, está representado por un espléndido bodegón perteneciente a la Colección Masaveu, Le violon, de 1914, un ejemplo perfecto del cubismo analítico lleno del rigor y la sensibilidad de la obra más madura de Gris.
Respecto al surrealismo, sus dos grandes puntales españoles -Dalí y Miró- comparecen a través de dos obras del Bellas Artes: una gran litografía sobre papel del segundo de tema femenino (La Grand Ecaillière, de 1975) y otra figura femenina ejecutada en acuarela y gouache sobre papel pegado a lienzo Metamorfosis de ángeles en mariposa, de 1973, cargada de sensualidad y simbolismos.
Entre ambas corrientes navegaron artistas como la cántabra María Blanchard y el francés Georges Braque. De la primera se exhibe un bodegón (Nature morte, de hacia 1918) perteneciente a la Colección Pedro Masaveu y a los fondos museísticos, ejemplo del cubismo más cálido y delicado. Y resta la que quizá sea la obra maestra de la exposición: Atelier VIII, un lienzo de 1954-55 de Braque perteneciente a su espléndida serie en la que sintetiza, también en forma de bodegón, todo su mundo plástico en una imagen de su estudio sobrevolada por uno de sus inconfundibles pájaros. Su vuelo, y el resto de las presencias de la vanguardia histórica en el Bellas Artes, durará hasta enero.
Picasso, Braque, Gris, Blanchard, Miró y Dalí. Grandes Figuras de la Vanguardia. Colección Masaveu y Colección Pedro Masaveu se ha instalado en una de las zonas más nobles del Edificio Ampliación, cuya sala 23 ha sido remontada parcialmente con una museografía especial y bien diferenciada para acomodar esta importante exposición temporal, que marcará la segunda mitad del año expositivo en Asturias. Con motivo de la misma se ha editado un folleto de 32 páginas con textos del propio Alfonso Palacio, Juan Carlos Aparicio Vega y Fundación María Cristina Masaveu Peterson y diseño a cargo de Juan Jareño.