Amelia Valcárcel defiende al feminismo «como aliado fundamental de la democracia»
Cultura
La filósofa condena el sobreesfuerzo diario que realizan las mujeres por mantener su propia dignidad
02 Jun 2017. Actualizado a las 20:15 h.
La filósofa española Amelia Valcárcel ha indicado este viernes que vivir la condición de mujer implica hoy en día «un sobrecosto diario de mantener la propia dignidad», por lo que ha defendido la importancia del feminismo al que ha considerado «el aliado fundamental de la democracia y es parte de ella». «Difícilmente una sociedad puede llamarse una democracia allá donde las mujeres no detectan la plena capacidad de ser libres y de pleno derecho a ser ciudadanas», ha subrayado. Así lo ha indicado tras recibir este viernes en Valencia el Premio «Avançant en Igualtat».
En su discurso, Valcárcel ha destacado que la mayor novedad del tiempo presente es «la libertad de las mujeres» porque «esta no ha existido antes y no pertenece al orden espontáneo de las cosas». «La igualdad en la democracia no es una condición empírica y probablemente nunca llegue a serlo, sino que es una condición pactada lo cual la transforma en un valor», ha apuntado.
Para Valcárcel, las organizaciones sociales siempre han estado presididas por una jerarquía «profundamente cerrada» en la que, con independencia de cual sea la posición en la escala social, «toda mujer por alto que esté es inferior a cualquier varón por bajo que esté». «¿Cómo se redime una mujer de este estatus?», se ha preguntado para señalar: «Aceptando lo que le viene porque la rebeldía en este tipo de estatus no está pensada ni tiene capacidad de presentarse. Esto es como el mundo es», ha lamentado.
Democracias, «sistemas menos naturales»
Ha sostenido que durante «largas generaciones y milenios las mujeres han estado sometidas a un orden de importancia y de jerarquía del patriarcado» sin que ello supusiera «una rebelión contra el orden en su conjunto», sino que la rebeldía solo se han producido en las democracias que ha definido como «los sistemas políticos menos naturales porque toman la idea de igualdad y la ponen como fundamento».
«La democracia dice una cosa que es antiempírica: que todos los seres humanos nacen libres e iguales y no es verdad, sino que nace determinado por un contexto de una forma radical», ha considerado la filósofa quien ha remarcado que el feminismo es «el aliado fundamental de la democracia y es parte de ella» porque «difícilmente una sociedad puede llamarse una democracia allá donde las mujeres no detectan la plena capacidad de ser libres y el pleno derecho a ser ciudadanas». «Y esto no es ni como mucho la posición de las mujeres en el planeta tierra en la mayor parte de las sociedades por algo muy simple: la mayor parte de sociedades humanas que conocemos no son democracias», ha argumentado. En este sentido, ha lamentado que «la mayor parte de la humanidad sigue viviendo bajo sistemas rudamente autocráticos o democracias que lo son solo del hombre o que llevan a un hombre al lado».
«La igualdad no es natural»
De este modo, ha lamentado que «en la mayor parte del plantea nacer mujer no es precisamente una suerte» porque el viejo orden «sigue vivo» y en él «la igualdad no es natural». «Vivir en la condición de mujer implica un sobrecosto diario de mantener la propia dignidad y la presencia porque lo que es natural es avasallarla y lo que no es admitir que aquello que tienes enfrente, aunque sea una mujer, tiene todos los derechos y libertades que tú», ha indicado. Por ello, ha sostenido que aunque haya personas que deseen que algún día se deje de celebrar el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, «siempre en la vida cuando una condición es no natural vas a tener que mantenerla moral y políticamente para que siga existiendo, porque es su única manera de existencia».
«El mundo solo puede ser gobernado por la razón, pero la luz es muy escasa. Nosotras las feministas somos hijas del siglo de las luces, somos herederas del mejor de los pensamientos barrocos y ciudadanas de las democracias y por eso tenemos entre lo que deseamos la idea de que la democracia debe convertirse en un sistema universal», ha zanjado.