El Ridea estudia la última etapa de la Prehistoria asturiana
Cultura
Las investigaciones se centran en distintos yacimientos arqueológicos de la región
28 Mar 2017. Actualizado a las 20:39 h.
El Real Instituto de Estudios Asturianos ha presentado esta tarde el libro De cuevas y castros: cuatro líneas de trabajo sobre fases paleolíticas, protohistóricas y antiguas en Asturias, editado a cargo de Miguel Ángel de Blas. Junto a él, han participado el director del Ridea, Ramón Rodríguez y Fernando Rodríguez de Cueto, uno de los autores. El estudio pretende analizar la última etapa de la prehistoria de la región desde el punto de vista evolutivo y social.
El análisis, que introduce tanto las investigaciones finalizadas como aquellas que están en proceso, se ha construido sobre la base de una serie de conferenciantes a los que se les pidió poner por escrito sus exposiciones, acompañadas de ilustraciones. Algo que, como señalaba Miguel Ángel de Blas, se valora mucho en este tipo de proyectos y, especialmente, en ediciones tan cuidadas.
El estudio se ha articulado en cuatro capítulos que persiguen distintas áreas de investigación. El primero se encarga del tránsito entre el Paleolítico Medio y el Superior. La cuestión se presenta focalizada en dos lugares: el yacimiento de La Viña, estudiado por David Santamaría y el de la Cuenca del Sella, del que se encargó Mario Menéndez. Lo que interesa especialmente es en qué momento se extinguieron los Neandertales y cómo fue su relación con los Homo Sapiens.
Otro de los apartados está destinado al origen de la cultura como civilización «en su expresión más nítida que es el poblado». Interesa la relación entre las sociedades que aún vivían en la Edad del Hierro y la penetración de culturas exteriores, como ocurrió en el proceso de romanización. Las investigaciones se centran el Poblado Castreño de Peña. Miguel Ángel de Blas destaca que «pese a sus pequeñas dimensiones, llama la atención un mundo muy ritualizado».
Para cerrar el libro, Susana Hevia y Rubén Montes han estudiado la alfarería del Chao de San Martín. La gran cantidad de cerámicas permite estudiar las elaboraciones indígenas, ponerlas en relación con las romanas y ver la manera en que las segundas influyeron en las primeras. También se pueden analizar los contactos del castro con otros poblados del noroeste peninsular.
El profesor ha señalado que las respuestas definitivas tardarán en llegar, pues se necesita mucho tiempo de estudio detallado, sin embargo, destaca que, en actualmente, hay una «calidad de las preguntas que antes no existía», puesto que se van refinando a medida que avanzan las investigaciones y van surgiendo otras nuevas. Por su parte, Rodríguez de Cueto ha insistido en que «es una fortuna haber podido intervenir en los sitios, sobre todo, los que estaban en una situación más delicada». Ramón Rodríguez ha finalizado diciendo que «es motivo de alegría que una investigación como esta tenga continuidad».